En el pensamiento decolonial y poscolonial hay diversos autores claves: Gayatri Chakravorty Spivak, Walter Mignolo, Enrique Dussel, Anibal Quijano, Silvia Rivera Cusicanqui y Hommi Babba. Cada uno de ellos es ampliamente leído en círculos académicos y congresos, algunos son más radicales en sus planteamientos que otros. Pero, en el centro, hay una matríz estratégica que los une: las políticas de la identidad. Defender la diferencia, por sobre todo, en especial la racial.
Para estos autores, en general, la opresión colonial les recorre de una forma capilar, como la idea de poder de Michel Foucault. El poder se vive en los cuerpos de los que viven en el sistema-mundo capitalista de hoy. Estos autores ven una ontología de la opresión colonial del poder, que ordena toda la historia. Podemos ver en ellos, entonces, una idea de histórica:
La opción decolonial se afinca en la formación histórica de la matriz colonial de poder en el siglo XVI (y se enfoca en la gestión de la economía, de la autoridad, del género y la sexualidad; de la subjetividad y el conocimiento), y hace del control del conocimiento el instrumento fundamental de dominio y control de todas las otras esferas. (Mignolo, 2009: 254)
Para estos autores, a grandes rasgos y con el riesgo de una generalización necesaria, estamos construidos por un poder colonial, que constituye el lado obscuro de la modernidad capitalista. El paradigma de la modernidad / colonialidad aumenta los ciclos de la dominación de los cuerpos en el sistema mundo capitalista y agrega a la dominación del capital la dominación colonial. Según ellos, el sistema mundo capitalista, colonial, racista, imperialista, patriarcal, moderno, heterocentrado, cristianocéntrico no podría entenderse sin el lado colonial: la modernidad es la parte luminosa de la colonialidad. De acuerdo con la concepción de poder en la obra del francés Michel Foucault en la construcción del poder:
El poder es algo así como la estratificación, la institucionalización, la definición de técnicas, instrumentos y armas que son útiles en todos los conflictos. Esto es lo que puede considerarse en un momento dado como una relación de poder. Con tal de que sea claro ese mismo ejercicio del poder se transforma sin descanso. El poder es algo como una relación capilar. (Foucault, 2013, 221).
La teoría decolonial olvida el Estado, la institución estatal, pero aumenta los grados o niveles de dominación y opresión de la modernidad: colonialidad. Los racismos que vivimos día a día el mundo son decisivos: los indígenas y pueblos afros son los que más sufren en el mundo hoy. Pero para los teóricos poscoloniales y decoloniales la opresión se resuelve por medio del conocer, por la descolonización, no por la lucha de clases.
Un elemento común en la teoría poscolonial y decolonial es el olvido o negación de la lucha de clases y su antimarxismo. Esta corriente, además, nunca va a pedir la unidad de las experiencias de liberación racial con los trabajadores comunes y corrientes. Se niegan a que la cuestión racial pueda entenderse desde el punto de vista de la clase.
El problema de la liberación se convierte en una cuestión de episteme: en última instancia. Resulta importante recalcar que como lo señaló el movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos, los que peor la pasan son los negros y en Bolivia los indígenas durante el golpe de estado están padeciendo lo peor del racismo.
Como sabemos el pensamiento poscolonial y decolonial ha insistido en esta cuestión de la racialización de las relaciones de opresión. Lo cual es estimulante en el terreno teórico, cultural y político.
Marxismo y poscolonialidad/decolonialidad
Estos autores, si bien han ayudado a entender la cuestión de la opresión colonial, han reproducido la idea de que el marxismo, y el comunismo, fue también una imposición de matriz occidental en los países coloniales. La crítica al marxismo como ideología eurocéntrica ha sido una crítica mordaz a la perspectiva “universalizante de occidente.” Mignolo, en otro texto importante pero breve, reproduce la visión negativa del marxismo muy acorde con la hipótesis posmoderna de los años noventa, pero bajo una crítica “decolonial” emancipatoria:
Karl Marx es fundamental para entender el capitalismo, como lo son John Maynard Keynes y Milton Friedman. Pero por cierto no podemos privilegiar a ninguno de ellos como única manera “de entender la realidad”.
" [...] La opción decolonial se afinca en la formación histórica de la matriz colonial de poder en el siglo XVI (y se enfoca en la gestión de la economía, de la autoridad, del género y la sexualidad; de la subjetividad y el conocimiento), y hace del control del conocimiento el instrumento fundamental de dominio y control de todas las otras esferas.
" [...] En fin, y en breve, en la medida en que el marxismo mantiene, al igual que el “capitalismo global” el horizonte universal, y cambia el contenido de la opresión a la emancipación, la opción decolonial se desprende de todo proyecto totalitario, aunque este sea un proyecto totalitario de liberación (sea marxismo o filosofía de la liberación o islamismo fundamentalista).
" En resumen, los argumentos de los límites del marxismo para enfrentar “al capitalismo global” son conocidos aunque frecuentemente olvidados. El líder ideológico de la revolución iraní, Ali Shariati, publicó en 1974, en su regreso de Francia a irán, su célebre Del Marxismo y otras falacias occidentales. (Mignolo, 2009: 254).
Veamos pues. ¿Qué tan colonial es el marxismo en América Latina?
Una mirada panorámica al pensamiento marxista afrocaribeñoo lejos de resultar un entramado racista constituye una fuente poderosa de pensamiento libertario emancipador para las clases subalternas de América Latina y del Caribe.
Rojos en el Caribe
Karl Marx escribió en El Capital una reflexión trascendente sobre el descubrimiento y conquista de América: el capítulo XXIV es central para la historia de América Latina. Marx es enfático y explica que el “descubrimiento” es un acto de barbarie. Un 12 de octubre de 1492, Cristobal Colón “descubrió" América. El viajero genovés intentaba encontrar nuevas rutas comerciales de la península ibérica para llegar a Asia. El “descubrimiento” permitió a Europa salir de la crisis de la Edad Media y el despojo del viejo mundo a los pueblos indios de América generó el parto del sistema mundial capitalista. Dice Marx en ese capítulo XXIV del tomo 1 de El Capital:
Los descubrimientos de los yacimientos de oro y plata en América, la cruzada de exterminio, la esclavización de las poblaciones indígenas, forzadas a trabajar en el interior de las minas, el comienzo de la conquista y del saqueo de las indias, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros, son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista (...) Las riquezas apresadas fuera de Europa por el pillaje, la esclavización y la masacre refluían hacia las metrópolis donde se transformaban en capital. (Marx, 2000).
Existen importantes autores marxistas, afrocaribeños, que con sus teorías, textos y militancia han aportado elementos esenciales para el conocimiento y transformación revolucionaria del Caribe. Estos pensadores usaron el pensamiento de Marx para entender más profundamente la cuestión racial.
C.L.R. James para Trinidad, quien usó conceptos y categorías de Trotsky, Jacques Roumain en Haití así como el cubano Sandalio Junco son algunos de los autores de esta importante tradición. No son los únicos, pero sí de los más importantes. En caso de James, este escribió Los jacobinos negros, un clásico del pensamiento social de Las Antillas. En la historiografía especializada sobre la revolución haitiana de 1804, revolución indómita de los antiguos esclavos negros que construyeron la primera república negra de la historia, el libro de James es punto de partida para aquel que tenga como objetivo la comprensión de una de las revoluciones más intempestivas de la historia. Hablaremos de dos autores: James y Roumain ambos militantes marxistas comunistas.
En Imperialismo y cultura, Edward Said reconoce a James como un investigador de primer orden representante de un “marxismo contestatario” y “dialéctico anti-estalinista”. Said, pionero en el armazón teórico para pensar la cultura por fuera de la dominación occidental planteó que Los Jacobinos negros:
Presenta el alzamiento de los esclavos en Santo Domingo como proceso que se desarrolla dentro del mismo esquema histórico que la Revolución Francesa; y Napoleón y Toussaint son las dos grandes figuras que dominan esos años turbulentos. Los sucesos en Francia y en Haití se entrelazan y hacen referencia unos a otros como voces en una fuga musical. (Said, 2002, 256).
James llama la atención de Said por presentar la historia de la revolución francesa de 1789, la revolución burguesa e icónica de Occidente, con su correlato fundamental: la presencia de Toussaint L’Ouverture en la historia moderna, no opacada o sometida a a los principales exponentes del pensamiento liberal del siglo XVIII, sino incluso más allá de ellos. La singularidad de un libro como el de James reside en la turbulenta época en la que fue concebido y a la intencionalidad del autor.
El más importante poeta de las Antillas del Caribe Francófono, Aimé Césaire, mostró también su respeto a James en su colosal Toussaint L’Ouverture (Cesaire, 1981). Pierre Charles, autor de la mejor radiografía de la dictadura duvalierista en su sintético Pensamiento sociopolítico en el Caribe, plantea que:
La tradición del socialismo en el Caribe Anglófono se remonta al periodo de 1938-1952. Es cuando empieza a darse la erupción del marxismo en Jamaica, mientras que en Trinidad la influencia del trotskismo se manifiesta en este periodo promovida por el destacado intelectual CLR James. (Charles, 1985: 206).
Los temas de la diáspora, la relación existente entre los afrodescendientes y la revolución en América y las tareas de los revolucionarios frente al ascenso del estalinismo y el fascismo, son temas iniciales en la obra de James en la turbulenta década de los treinta.
De allí que partimos de plantear que la situación en la cual James escribió el texto es indisoluble del proyecto escritural. James en los años de investigación formó parte de un pequeño grupo de avanzada que, sometido por las presiones de la época, no tuvo otra alternativa que vivir años de perro, parafraseando a un importante líder comunista norteamericano con quién James militó muchos años de su vida, James Cannon.
Años de hostilidad y aislamiento para aquellos que reivindicaban la necesidad de la revolución proletaria vinculando los temas relacionados a la población afrodescendiente en las Antillas o en Estados Unidos, en la que James verá “la vanguardia del proletariado internacional.” (James, 2001: 19).
James, en el prólogo a Los Jacobinos negros en 1938, planteó las condiciones de escritura del texto, relativos a la época de crisis, guerras y revoluciones:
Esa serenidad de un suburbio al lado del mar donde más clara e insistentemente podía oírse el eco de la artillería de Franco, el tableteo de los pelotones de fusilamiento de Stalin, el estridente e indómito tumulto del movimiento revolucionario en busca de concreción e influencia. Así es nuestra época y es un libro de nuestra época, imbuido de su fiebre y crispación. Y no es algo de lo que se lamente su autor. El libro es la historia de una revolución y escrito bajo otras circunstancias hubiese sido un libro diferente, pero no necesariamente un libro mejor. (James, 2001: 19).
Jacques Roumain, joven de extracción burguesa llegado a Haití de Francia e influenciado por la revolución rusa de 1917. Roumain, logró propagandizar las ideas revolucionarias por vez primera en la isla ocupada junto a Anthony Lespés y Ëmilie Roumer. Este grupo llegó a los rincones más apartados del país dando a conocer el programa socialista en las masas rurales y en el proletariado agrícola para evitar la reelección del presidente impuesto por los marines, Borno sucesor de Dartiguenave. La presión ejercida por las alas izquierdas del movimiento nacionalista obligó al presidente en turno a convocar a elecciones en 1933, las cuales llevaron a la presidencia al nacionalista colaboracionista Stenio Vincent.
Roumain, intentaría pensar con “cabeza propia” los problemas de la revolución en Haití, tratando de llevar el problema de raza a un nivel superior y vincularlo estrechamente a la cuestión de la explotación capitalista. En Quejas del hombre negro diría que:
Cualquiera que sea la opinión que se tenga sobre el comunismo, la legalidad ordena reconocer que sólo ese partido ha incluido en su programa y en su acción practica la legalidad del negro: su derecho a la libertad económica, política y social.” (Roumain, 1966: 154).
Es en este contexto en el que surge el Analyse schématique: 32-34 que constituyó el texto fundacional del Partido Comunista de Haití que llegó a tener células obreras en Bel Air y Morne-á Tuffe. Este texto constituye la primera interpretación marxista de la sociedad haitiana. El Analyse schématique: 32-34 de escasas 27 páginas fue publicado por el Comité Central del Partido Comunista de Haití en junio de 1934 en Port-au-Prince con tres apartados: descubrimiento del mito nacionalista, prejuicio de color y lucha de clases y critica del Manifiesto de la Reacción Democrática. Sólo existen tres ediciones del texto. La primera de mala calidad (según el editor de las obras completas de Roumain, León–Francois Hoffmann, la segunda reproducción de la primera fue publicada hasta 1976 (!) bajo el sello Ideés nouveles en Estados Unidos y Canadá.
El Analyse schématique: 32-34 fue por tanto el principal documento de ruptura con el nacionalismo. Ante la llegada de Stenio Vincent a la presidencia, Jacques Roumain planteó en dicho documento que era necesaria la lucha contra el racismo y por la revolución.
Para el pensamiento decolonial o poscolonial existe un enorme olvido de la obra y vida militante de estos dos personajes históricos. Ambos requieren ser recuperados desde una perspectiva militante, pues sin memoria, no hay futuro. La teoría decolonial y poscolonial, en su antimarxismo ahistórico, lejos de lo dicho por el pensamiento decolonial de los marxistas del Siglo XX, en particular los disidentes del comunismo estalinista, analizaron de forma importante la cuestión racial desde el punto de vista de la lucha de clases. No todo el marxismo es eurocéntrico, al contrario un grupo de marxistas, en particular los disidentes trotskistas estuvieron a la cabeza de la reflexión. Para la perspectiva marxista militante, socialista, es necesario unir los reclamos de los sectores más oprimidos como la población negra o indígena en una estrategia común con los trabajadores urbano en la lucha anticapitalista.
• James, C. L. R y Trotsky, León, Luchando contra la corriente, 1936. Disponible en http://www.ceip.org.ar/Luchando-cJamesontra-la-corriente. Consultado el 27/09/2016.
• James, CLR; The SWP and the negro question, SWP New York Convention Resolutions 1939. Disponible en http://www.marxists.org/archive/james-clr/works/1939/07/negro-work.htm. Consultado el 27/09/2016.
• Marx, Karl, El Capital, FCE. 2000.
• Mignolo, Walter, La idea de América Latina (la derecha, la izquierda y la opción decolonial), Crítica y emancipación, (2) 251-176, Primer Semestre 2009.
• Roumain, Jacques, Oeuvres complètes, Edition critique, Coordinateur: Léon-François Hoffmann, Collection Archivos, Espagne, 2003. |