¿Estamos preparados técnica y mentalmente para ésta situación? Pasamos muchas más horas conectados, el trabajo invadió nuestra vida cotidiana, se nos impone la “obligación” de estar disponibles todo el tiempo para todos, sin días y horarios definidos.
Existen también abusos en la comunicación constante que no respeta ni formas ni horarios. A su vez esto está generando problemas de salud relacionados con lo que se conoce como la fatiga de Zoom, que es el cansancio de las videollamadas en cualquier plataforma y en cualquier momento, con aumento del estrés, disminución de la atención y concentración y el cansancio mental.
Muchos especialistas empiezan a hablar del derecho a la desconexión, delimitar horarios para estar “online”, poner límites. A su vez, necesitamos un espacio de comodidad, pasamos horas sentadxs, sin una silla ergonómica, lo que está provocando problemas de salud relacionados a la mala postura, dolores corporales, y jaquecas.
Recientemente Sadop, uno de los gremios que nuclea a docentes de escuelas privadas, realizó una encuesta entre sus afiliadas y afiliados. Uno de los datos que arrojó el relevamiento fue que un 74 por ciento de las y los encuestadas/os combina el trabajo con el cuidado de niños, niñas, adultos mayores y enfermos. Asimismo otro dato es que el 45 por ciento de los encuestados se sintieran “agobiados” al realizar las actividades de enseñanza y cuidado al mismo tiempo. La mitad de los encuestados, expresó que ahora trabaja más horas de las habituales mientras que un 20 % dice trabajar las mismas horas que antes, pero de manera desorganizada.
Tecnologías y ¿continuidad? pedagógica
La falta de herramientas tecnológicas para trabajar de forma adecuada es otro de los temas que abordó el relevamiento: el 63 % de los docentes no cuenta con computadora personal.
Mientras las empresas de telecomunicaciones siguen ganando millones, son los mismos trabajadores los que pagan el wifi y los datos. A su vez, son millones los estudiantes que no tienen conectividad.
En Argentina un 48,7% de estudiantes no tiene computadora y un 47% no cuenta con WiFi en su casa, según el Observatorio de la Deuda Social Argentina. Es decir que casi la mitad de los chicos en edad escolar no cuentan con los recursos para poder acceder a la modalidad virtual que se viene aplicando desde marzo.
La pandemia está dejando al desnudo la enorme desigualdad al acceso a las tecnologías y el lucro de las grandes empresas de telecomunicaciones, quienes deberían proveer internet gratuito para que miles de niños y jóvenes puedan acceder a la continuidad educativa.
Precarización y sobrecarga laboral con rostro de mujer
Alrededor del 80 % de lxs trabajadores de la educación son mujeres. A su vez, según datos de la encuesta publicada en mayo del 2019 por Ctera, el 62 % de las y los docentes trabajan más de un cargo. Con el confinamiento por el coronavirus, las tareas que implican el doble y triple cargo y las numerosas escuelas que tienen los profesores se han “trasladado” al espacio del hogar y conviven, particularmente en las mujeres, con las tareas de cuidado.
De acuerdo a un informe de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, cerca del 90% de las mujeres realizan el 76% de las tareas domésticas.
Esto significa que además de llevar adelante sus jornadas laborales ocupan alrededor de 6,4 horas más por día para hacer las compras, la comida, lavar la ropa cuidar a los hijos e hijas, en definitiva atender las necesidades de todo el grupo familiar.
Asimismo también son mayoritariamente las mujeres las que realizan el seguimiento escolar de sus hijos e hijas.
Paula, maestra con dos cargos y 65 alumnes en total, cuenta: “tengo dos hijos en edad escolar y un hogar que mantener yo sola. Desde que me levanto hasta que es de noche, no paro. Planifico, mando las tareas por los grupos de whatsApp, hago tareas de corrección y la directora opina que no hay horarios para mandar comunicados laborales”
Como Paula, la mayoría de las trabajadoras de la educación, en estos tiempos de cuarentena, desarrollan varias tareas al mismo tiempo. Cambian pañales, hacen la comida y planifican. Todo al mismo tiempo.
Son miles las mujeres que son sostén de ellas mismas, de niñes y de familias a cargo, en soledad. Tienen que hacer malabares para llenar sus panzas y la de sus hijes. Ellas, las que cumplen un doble rol productivo y reproductivo en la sociedad capitalista y patriarcal siguen siendo las más perjudicadas en una crisis. Miles de horas de trabajo no remunerado e invisibilizado que son esenciales para el funcionamiento de la sociedad capitalista.
Las mismas que integran mayoritariamente los índices de pobreza y las que están expuestas también a mayores índices de violencia machista con la cuarentena. Son también parte del inmenso sector de trabajadores y trabajadoras precarizadxs de la educación que se quedó sin horas ni cargo a principio de año.
En la provincia de Buenos Aires son los “destinatarios” del programa PIEDAS, que consiste en un pago de $10.250 con prestación de servicios y deja afuera a miles de trabajadores de la educación que, por ejemplo, no llegaron a hacer 3 meses de suplencias el año pasado, a los que tenían 2 módulos hace unos días y ahora a los que tienen mas de 8.
El silencio de los sindicatos
El sistema educativo fue tomado por asalto con la pandemia y los trabajadores de la educación y las familias sufrimos una profunda reestructuración de nuestras vidas y de las formas de enseñar y aprender, en un contexto de enorme precariedad y en una provincia donde antes del inicio de la pandemia ya cuatro de cada diez personas eran pobres.
Estas nuevas condiciones se impusieron casi de un día para el otro, sin herramientas, sin capacitación, sin recursos de alumnes y familias, y con un enorme esfuerzo por parte de trabajadores y familias.
En nuestro país, donde el teletrabajo no está regulado, por la vía de los hechos se está implementando una nueva modalidad de trabajo, sin poner en discusión condiciones, herramientas, tiempos, etc. Los capitalistas en todo el mundo están aprovechando la pandemia para mejorar su rentabilidad, despidiendo, suspendiendo, rebajando el salario pero también modificando drásticamente las condiciones de trabajo.
Mientras todo esto sucede, la CGT acuerda la rebaja salarial del 25 %, nadie defiende a los miles de trabajadores en negro que ya fueron despedidos, los jóvenes precarios se empiezan a organizar por su cuenta, muchos de ellos alumnos nuestros y los principales gremios como el Suteba se dedican a dar clases de zumba desde sus páginas, dejando pasar todos los ataques al conjunto de la comunidad educativa.
La conducción del Frente Gremial Docente debería impulsar asambleas de afiliados y no afiliados y por escuela en común con la comunidad, para discutir cómo nos organizamos para enfrentar la pandemia y la crisis social.
Desde La Marrón, y siendo parte de la conducción Multicolor de varias seccionales docentes opositoras, venimos impulsando la organización junto a las familias en las escuelas. Colaborando en la distribución de los alimentos pero denunciando que son insuficientes y poco nutritivos. Por eso impulsamos el amparo que exige a Kicillof una alimentación completa para todos los pibes y un proyecto de Ley junto al diputado Claudio Dellecarbonara por SAE Universal, reclamamos un salario universal de cuarentena para los docentes precarios y para todos los que se quedaron sin trabajo, y venimos organizándonos para que la continuidad pedagógica virtual no sea un privilegio de pocos y no se lleve puestos nuestros derechos laborales. |