El día de la madre se ha vuelto una tradición en distintos países. Desde los lugares de trabajo esta conmemoración se enmarca en rectificar el rol de la madre como una mujer abnegada y dispuesta para las tareas de domésticas, soportando la doble o triple explotación en los lugares de trabajo y en el hogar. Su historia comienza en la conmemoración de las madres que han perdido a sus hijos en la guerra, a principios del siglo XIX.
En Chile, bajo la dictadura militar de Pinochet, madres y familiares de más de 1000 detenidos desaparecidos buscaron y golpearon puertas para saber el paradero de sus hijos. Mientras que el gobierno negó y ocultó los cuerpos, apelando a una Ley de Amnistía frente a los hechos ocurridos entre el 11 de septiembre de 1973 y en marzo de 1978.
Sin embargo, la constante pelea de las familias de detenidos desaparecidos y torturados exigiendo justicia y cárcel común a los genocidas se ha vuelto un emblema en la lucha contra el olvido, como lo ha ha sido la histórica lucha de las madres las Madres de Mayo en Argentina y que en Chile se expresó en la fundación de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos en noviembre de 1974 tras la búsqueda de las víctimas de la desaparición forzada.
Así también lo han sido las madres de los detenidos desaparecidos en democracia, donde el caso de José Huenante, joven de 16 años, quien fue detenido por Carabineros durante el 2005, bajo el Gobierno de Ricardo Lagos, descansa aún en los archivos como el primer detenido desaparecido de los gobiernos de la democracia junto con la denuncia a la impunidad policial por el caso de José Vergara, detenido desaparecido el 13 de septiembre del 2015.
En este día conmemorativo la idea de transformar este mundo se ha vuelto urgente frente a la lucha contra la pandemia y la desidia de los gobiernos. Son nuestras vidas por sobre las ganancias de los capitalistas, frente a la crisis debemos dar una salida desde la clase trabajadora para revertir las prioridades que otorga el gobierno a los empresarios en desmedro de millones de familias trabajadoras pasando hambre y miseria.
El pasado 8 de marzo fuimos casi 2 millones de mujeres en las calles denunciando las violaciones sistemáticas y generalizadas del gobierno de Piñera, por el derecho a la maternidad voluntaria y el aborto libre, legal, seguro y gratuito con cientos de pañuelos verdes. Realizamos la performance de Las Tesis por el juicio y castigo a los responsables políticos y materiales de las violaciones a los derechos humanos de ayer y hoy, y también marchamos por una Asamblea Constituyente Libre y soberana que nos garantice igual trabajo, igual salario; la reducción de la jornada laboral y un sueldo mínimo por sobre los $500 mil pesos. Hoy la historia sigue con las mujeres, madres, jóvenes que cada vez estamos más al centro de las transformaciones sociales, políticas y culturales que necesitamos. |