Las vivencias sobre toda esta situación han estado marcadas especialmente por la incertidumbre y, probablemente como en otros sectores y otras experiencias, por un claro desequilibrio que siempre ha estado presente para nosotras.
A la incertidumbre sobre la situación de los primeros días, se le suma la confusión por la falta de información. El único comunicado desde la empresa ha sido a través de un mensaje de Whatsapp, muy lejos de ser oficial y aún mucho menos de resolver cualquiera de las dudas que nos surgían tanto a las compañeras como a mí.
¿Cuáles son nuestros derechos en esta situación? ¿Cómo tenemos que actuar delante de todo esto? ¿Qué nos pertoca y cuándo volveremos a tener ingresos? Incertidumbre por la información que nos llega desde la empresa, que llega en cuentagotas, pero también por la no-comunicación o por la información en ocasiones contradictoria o confusa que nos llega desde los sindicatos, que casi parecen a veces desaparecidos en combate. En general, sensación de abandono por otra parte, ya conocida.
Los días han pasado y seguimos con el único ingreso de las dos semanas trabajadas en marzo. Ni rastro de la prestación.
En mi caso tengo la suerte de contar con apoyo familiar, tanto emocional como económico, pero no puedo dejar de pensar y preocuparme por otras compañeras con personas a cargo y sin ningún tipo de ingreso. Parece que las únicas personas que tenemos que responsabilizarnos económicamente, siempre somos las mismas ¿Cómo sobrevives 2 meses con menos de 200€?
Reconozco que las primeras semanas, además de estar marcadas por la incertidumbre, también lo estuvieron por la rabia y la frustración ante todas estas desigualdades que ahora se hacen más palpables que nunca.
Creo que hay un punto importante que evidencia cómo funciona todo esto: además de como monitora en el lleure, también trabajo como cuidadora de niñas/os (canguro). Os podéis imaginar de quién he cobrado el sueldo íntegro.
La multinacional por la que trabajo (y tantas otras) hace un ERTE sin hacerse cargo económicamente de la situación, considerando los ingresos que tiene, en parte, a costa de las malas condiciones de sus contratos y de sus servicios; y, por otro lado, una familia con unos ingresos muchísimo más limitados me paga el mes entero. ¿Qué pasaría si todas estas empresas que se han ido llenado los bolsillos revelaran la responsabilidad y el apoyo que está teniendo la ciudadanía en general?
Es por eso que las monitoras de tiempo libre y las educadores y educadoras precarias de la educación (vetlladoras, extrascolares, educadoras emocionales, etc) en varias ocasiones nos hemos movilizado con una clara reivindicación: contra la privatización de servicios educativos tan esenciales como el nuestro, creemos que es necesaria la "internalización". Porque no sólo se está dando un mal servicio a los niños y niñas, sino que están imponiendo cada vez más precariedad a las trabajadoras. |