Las declaraciones de Ricardo Bussi abundaron en ridiculas comparaciones. Según el legislador la ley se resume a un “River- Boca"( entre feministas y antiderechos), que busca “imponer por la ventana una visión ideologizada y confrontativa, utilizando para ello una tragedia social, como una Gestapo idiológica". Por ello el bussismo presenta un proyecto alternativo al vigente en todo el país.
“Nosotros queremos atacar la violencia como tal, desde todas las perspectivas, no desde las modas contemporáneas como el feminismo. Antes del feminismo había otras corrientes. El país funcionaba antes de que venga la moda del feminismo, que nació hace 6 años.”
Para el bussismo, todo estaba bien antes de la llegada de “la moda del feminismo” por lo que también calificó al Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad como un “caballo de Troya” para imponer ideologías sectoriales y “autoritarias”.
“No conozco casos de asesinatos por la condición de mujer. Conozco hombres que han asesinado mujeres por celos, por envidia, por depresión, por drogas, pero por el hecho de ser mujer... no conozco ningún homicidio” señaló, en clara negación de los femicidios, también declaró que no tenía conocimiento del caso Belén.
Durante la entrevista, el legislador, acérrimo defensor de la dictadura militar, no hizo más que desacreditar al movimiento de mujeres, que viene organizándose hace años en las calles mientras el Estado les da la espalda.
Nada bueno se puede esperar del consenso entre Manzur, el bussismo y la Iglesia
“A la Ley Micaela también hay que consensuarla. Nosotros hemos puesto a nuestro presidente del Bloque, Roque Álvarez, para que con representantes de Fuerza Republicana busquen el consenso, porque nosotros entendemos que todos podemos aportar” señalaba ayer Jaldo, el presidente de la Legislatura tucumana apuntando también que habría que hacer una ley adecuada a la provincia.
¿Qué significaría esto si tenemos en cuenta que Tucumán fue declarada por Manzur una provincia “celeste” y donde no mucho tiempo después fue polémica por negar la ILE a una niña? Al análisis de estos antecedentes, se suma la búsqueda de un consenso con el sector más conservador, presidido por el hijo del genocida Antonio Bussi, claro opositor del matrimonio gay, del cupo laboral trans y de la Ley IVE.
La adhesión a la Ley Micaela de Tucumán sería un paso elemental en el camino de pelear por la definitiva separación de la Iglesia y el Estado. Claro está que solo podremos avanzar en la conquista de nuestros derechos con organización y lucha, enfrentándonos a los dinosaurios en las legislaturas, pero también a aquellos que hablan de nostras para hacer demagogia pero que a la hora de la verdad se sientan a negociar con la iglesia. |