Así lo anunciaba este miércoles el presidente del Consejo de ministros, junto con otros miembros de su gobierno, en una conferencia en directo en Facebook, donde expuso el contenido del "decreto de relanzamiento". Un decreto-ley que será confirmado más tarde en el Parlamento y que proporciona fondos por un total de 55 mil millones de euros para intentar contrarrestar la parálisis temporal de la economía nacional. "Un texto complejo, igual a dos maniobras", comenzó Conte, visiblemente satisfecho con el resultado: el decreto consta de hecho de más de 250 artículos e incluye un paquete económico importante. Detrás de la retórica del “padre de la patria” que utiliza Conte en sus discursos, se esconden medidas con un claro contenido favorable a los grandes empresarios de la Confindustria.
Las medidas de seguridad en el trabajo se aplican parcialmente, si se aplican, a voluntad de las patronales, y el Estado no tomará ninguna iniciativa importante para garantizar que las fábricas y los almacenes no vuelvan a ser –o sigan siendo– focos de infección por el Coronavirus. Todo el discurso sobre los sectores no esenciales que deben cerrarse o reconvertirse para el esfuerzo sanitario se deja de lado: la prioridad es conseguir que las empresas vuelvan a obtener beneficios en masa, que el PIB de 2020 disminuya lo menos posible y que todo ello se haga en la medida de lo posible a costa de los trabajadores y del Estado. ¡Mientras los sectores populares y los más afectados por la crisis seguirán pagando sus impuestos, Conte ha anunciado con entusiasmo que los impuestos a las empresas, hasta 4 mil millones, serán reducidos!
En lo que respecta al turismo, la restauración y la cultura, estos sectores presionan para que el gobierno les pueda garantizar un "verano italiano" también este año, en el que la gente se traslade y gaste a pesar de la terrible caída de los ingresos de las clases bajas. Con este objetivo, el gobierno estaría incluyendo en el paquete económico un "bono de vacaciones" de 500 euros por familia.
Mientras tanto, millones de trabajadores y desempleados que han visto caer sus ingresos, o directamente ya no los tienen, deben seguir adelante como si nada hubiera pasado, con algunas módicas medidas de amortiguación, obviamente no para todos: fondos para el cuidado de los niños que son insuficientes y campamentos de verano, 25.600 millones de euros entre fondo de despido y ayudas para los trabajadores autónomos.
Conte se ha referido a estas miserables ayudas como “amortiguadores económicos" porque deben servir para preservar "la eficiencia productiva de las empresas". Como el objetivo es salvar las ganancias de las empresas, la medida de un ingreso de emergencia entre 400 y 800 euros mensuales durante solo dos meses para las familias con ingresos de menos de 15.000 anuales euros no está cubierta por un impuesto que grave la inmensa riqueza del 10% más rico. De este modo, aumentará el endeudamiento del Estado, que más tarde o más temprano, seguirá recayendo en la población trabajadora.
Además, las reducciones en los alquileres y facturas son... una vez más, sólo para los negocios. Ante la cantidad de gente que ha perdido su trabajo o que ya no está en condiciones de pagar el alquiler, ni siquiera se ha nombrado la posibilidad de una suspensión del pago del alquiler.
Conte afirma que 4,6 millones de trabajadores se han beneficiado del fondo de despido y de la ayuda a los autónomos, aunque con muchos retrasos, algo que se vio obligado a admitir él mismo. Pero los miles de comentarios que inundaron el muro de Facebook del Primer Ministro durante la transmisión en vivo contaban otra historia, la verdadera: muchos sectores económicos y zonas geográficas siguen esperando los pagos del seguro de despido, encontrándose cientos de miles de personas en serias dificultades para pagar alquileres, facturas y otros gastos básicos para mantener a sus familias.
Otro de los anuncios ha sido en relación con la educación: "La escuela en el centro de la acción gubernamental" dijo Conte: 1.450 millones de euros para la escuela para "un retorno seguro, para digitalización y para exámenes de fin de estudios de forma segura, para estabilizar el personal docente"; 16.000 nuevos puestos para maestros en septiembre, entre otras medidas. Sin embargo, esto no revierte ni mucho menos todos los recortes realizados en educación por los gobiernos anteriores, que han desarticulado la educación pública italiana.
Al igual que la educación, para la atención sanitaria se proponen repartir algunas migajas que ni siquiera en parte pueden compensar los brutales y constantes recortes de los últimos veinte años: los 3.500 millones anunciados por el Gobierno como un punto de inflexión no son ni siquiera una décima parte de los 37.000 millones recortados en la última década tanto por gobiernos de la derecha como de la centroizquierda.
El plato fuerte del cinismo gubernamental llegó con los anuncios de la ministra Bellanova, quien anunció medidas para la regularización de los trabajadores migrantes, al borde de las lágrimas, con toda una escenificación teatral. Sin embargo, esta regularización, pensada en primer lugar para beneficiar la contratación de mano de obra agrícola y en otros sectores, ha sido denunciada por diversas organizaciones de migrantes, ya que además de ser temporal, no es universal para todas las personas migrantes.
Además, difícilmente sea tocado el nudo sensible que vincula al capital agrícola, la mafia y el tráfico internacional de migrantes, una cadena de superexplotación y abusos que ha sido permitida durante décadas por la centroizquierda, tanto como por la derecha.
Finalmente, el Gobierno de Conte quiere aprovechar, aunque no sin contradicciones, esta cuarentena para medir cuántas libertades individuales y colectivas pueden ser suprimidas "temporalmente" sin despertar la indignación de las masas.
En el contexto de una crisis como ésta, la clase obrera y sus sectores sindicales combativos tienen que reivindicar y agitar un programa alternativo al del gobierno y de la Confindustria, que nos hace pagar su crisis, haciendo nuestras las necesidades de la gran mayoría de la población, cada vez más empobrecida, al mismo tiempo que se enfrenta todo recorte a las libertades democráticas. En esta dirección, desde la FIR y el diario La Voce delle Lotte, participamos en los debates convocados por sindicatos y colectivos de la izquierda acerca de la necesidad de un programa de emergencia. Reivindicamos al mismo tiempo la más amplia unidad de acción posible y la necesidad de un frente único de la clase obrera para luchar juntos contra este "relanzamiento" del Gobierno, un plan que busca relanzar la ganancias de los capitalistas a costa de los trabajadores y las trabajadoras. |