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La Izquierda Diario
18 de mayo de 2020 Twitter Faceboock

El Talón de Hierro vs una juventud que se revela
Felipe Difienzo

El talón de Hierro es una novela de Jack London publicada en 1908. Trata de una sociedad distopica dirigida por una casta dictatorial impenetrable. Un poco adelantándose al fascismo, la novela muestra como se configura una sociedad dónde los industriales, la casta político-policial y la burocracia obrera dividen al movimiento obrero e instauran una sociedad de trabajadores de primera y de segunda.

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León Trotsky después de leer esta novela le escribe a la hija de Jack London, Joan, dándole su impresión de la misma:

“Hay que destacar muy particularmente el papel que Jack London atribuye en la evolución próxima de la humanidad a la burocracia y a la aristocracia obreras. Gracias a su apoyo» la plutocracia americana logrará aplastar el levantamiento de los obreros y mantener su dictadura de hierro en los tres siglos venideros. No vamos a discutir con el poeta sobre un plazo que no puede dejar de parecernos extraordinariamente largo. Aquí lo importante no es el pesimismo de Jack London, sino su tendencia apasionada a espabilar a quienes se dejan adormecer por la rutina, a obligarlos a abrir los ojos, a ver lo que es y lo que está en proceso. El artista utiliza hábilmente los procedimientos de la hipérbole. Lleva a su límite extremo las tendencias internas del capitalismo al avasallamiento, a la crueldad, a la ferocidad y a la perfidia. Maneja los siglos para medir mejor la voluntad tiránica de los explotadores y el papel traidor de la burocracia obrera. Sus hipérboles más románticas son, en fin de cuentas, infinitamente más justas que los cálculos de contabilidad de los políticos llamados «realistas»." Afirmaba el revolucionario.

Hoy la pandemia (casi una distopia hecha realidad) no hace mas que agudizar las condiciones de vida y explotación a la que están sometidos la gran mayoría de la clase trabajadora, y por sobre todo, la juventud. No sabemos cuales serán los destinos ni cuanto durara este Talón de Hierro.

Me acuerdo de Jack London y pienso que si tuviera que definirme lo haría como laburante. Y si tuviera que escribir mi biografía tendría que nombrar uno por uno los más de 30 trabajos que he tenido.

Desde los 15 en relación de dependencia, de mozo, heladero, repartidor (en bici, moto, a pie), ayudante de mil oficios, ascensorista, tercerizado en fábricas, y un largo etc...

Desde hace varios años ya no me considero “joven” y desde hace un par tengo un laburo más o menos estable, al que todos los días quieren sacarle algún derecho, dónde todos los días nos exponemos a algún accidente. Dónde nos dicen “esenciales”, mientras nos amenazan con recortes salariales.

Desde la década del 90, para la juventud no hay más alternativas que precarización o mierda. Y en época de pandemia, precarización es mierda y con pesimismo podríamos decir que la vida no vale nada.

Por eso recordé a Jack London y su respuesta a la pregunta de porque se hizo socialista:

“Es bastante justo decir que yo llegué a ser socialista de manera muy semejante a aquella por la cual los teutones se convirtieron en cristianos: a los golpes. No solamente no estaba buscando el socialismo en la época de mi conversión, sino que lo estaba combatiendo. Era muy joven e inexperto, no sabía mucho de nada, y aunque nunca había oído hablar de una escuela llamada individualismo, cantaba el himno de los fuertes con todo mi corazón.” Y Terminaba diciendo el escritor:

“Volvamos a mi conversión. Pienso que es manifiesto que mi exuberante individualismo me fue quitado a martillazos y que otra cosa me fue colocada de la misma forma. Pero, de la misma manera que había sido un individualista sin saberlo, ahora era un socialista sin saberlo, o sea, un socialista no científico. Había nacido nuevamente, pero no me había rebautizado, y andaba de un lado a otro para encontrar qué era. Corrí a California y abrí los libros. No recuerdo cuáles abrí primero. Es un detalle sin importancia de cualquier manera. Yo ya era Eso, cualquiera que fuese, y con la ayuda de los libros descubrí que Eso era el Socialismo. Desde ese día he abierto muchos libros, pero ningún argumento económico, ninguna demostración lúcida de lógica e inevitabilidad del socialismo me afecta tan profunda y convincentemente como fui afectado el día en que por primera vez vi las paredes del abismo social crecer a mi alrededor y me sentí deslizándome hacia abajo, hacia abajo, hacia el matadero, en el fondo.”

Tal vez la pandemia sea el martillazo que les cambie la cabeza a muchos nuevos London, y ojala sean los libros los que nos ayuden a descubrir el socialismo, pero en una sociedad tan “distopica” como la nuestra, de seguro que será la juventud que empieza a despertarse, la que dará por tierra a nuestro Talón de Hierro.

 
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