Ya pasaron siete meses de aquella conciliación obligatoria, no cumplida por la patronal, a partir de la cual comenzaron a organizarse en defensa de la totalidad de los puestos de trabajo frente a la insistente postura de la firma de no dar marcha atrás con los 10 despidos, injustificados, que originaron el conflicto en marzo del año pasado.
Dictada la cuarentena los trabajadores de Loimar debieron levantar el acampe, pero no abandonaron la lucha. Se vieron imposibilitados de continuar realizando changas que les permitían amortiguar de alguna manera la falta de salario, y esto empeora aún más su situación ya que ahora sólo cuentan con las donaciones de alimentos.
Aprovechando la necesidad que atraviesan, la patronal continúa buscando la manera de romper la unión que ha conseguido esta lucha. Ha llegado al cinismo de dirigirse a la casa de algunos trabajadores, en este momento de desesperación, juntando firmas para responsabilizar del conflicto a los delegados y para aceptar las condiciones de la empresa. Sin embargo, esta postura de la patronal fue respondida con la asamblea y la movilización de hoy.
El lunes los reclamos que llevaron al municipio se volcaron en un petitorio que entregaron al intendente. Los ceramistas exigen el pago de los salarios adeudados, a las autoridades que tomen acciones, que se reanude la audiencia pendiente con el empresario, y sobretodo que se reincorpore a la totalidad de los operarios.
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