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30 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Juventud
Dos ruedas, una mochila y un nuevo destino por delante: La juventud precarizada y su chispa para cambiarlo todo
Aníbal Zapata |
Ellis Gjik

Cada día son más las y los jóvenes que se abren a cuestionamientos más profundos hacia el sistema. Y no podría ser de otra forma. Con la presión de la crisis económica y los estragos de la cuarentena, las críticas hacia el sistema abundan, ya sea a través desde cuestionamientos sobre el debate de la salud mental, o con iniciativas como las que se han visto desde la juventud trabajadora de movilización contra la precariedad del sistema. Frente a este escenario, y con Chile con un estallido social a cuestas, es necesario preguntarnos ¿Cómo vive esta “juventud sin futuro” la pandemia y que se enfrenta día a día a los trabajos precarios? ¿Puede ser la juventud nuevamente una punta de lanza para luchas futuras que apunten a la caída del régimen en Chile?

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“Creo que vivir quiere decir tomar partido.”
Antonio Gramsci. Odio a los indiferentes.

Mapa de una juventud precarizada

La llegada de la pandemia a Chile y su brutal avance en distintas zonas del globo ha desnudado un sinnúmero de miserias. Una de esas es la situación de la juventud, que se enfrenta a las adversidades de un sistema que avanza dejándoles sin oportunidades, con trabajos cada vez más flexibles, precarios y extenuantes. Mientras, aumenta el costo de la vida, con servicios básicos totalmente mercantilizados, donde quien no paga no tiene derechos o acceso a estos.

Dentro de este retrato, no podemos olvidar que esta juventud tanto en Chile como a nivel internacional ha protagonizado hechos importantes, en distintos niveles siendo parte activa de los chalecos amarrillos en Francia, de la primera línea en Plaza Dignidad de Chile, y en las protestas de Hong Kong. Además, en años anteriores, ha protagonizado movilizaciones importantes e históricas, siendo un sector amplio del movimiento de mujeres a nivel internacional y tomando en sus manos la preocupación por la crisis ambiental que ha desencadenado el sistema capitalista.

Y esto no es al azar. La juventud es hoy quien recibe el rostro más precario que el capitalismo cada vez más convulso y podrido tiene para entregar. Dentro de su “cotidianidad” está el endeudamiento de sus familias , las dificultades para estudiar, la falta de dinero a fin de mes. Han crecido con la incertidumbre de un futuro marcado por pronósticos de recesión y crisis climática, que se expresan en una ofensiva para instalar trabajos con peores condiciones laborales, remuneraciones inestables y con relaciones laborales desdibujadas, donde las empresas y las “Apps” se desmarcan completamente de la responsabilidad que tienen con sus trabajadores. Según un informe de la OIT de marzo de 2020, los jóvenes son los más expuestos a la pérdida de empleo producto de la automatización. El sistema laboral no les propone puestos de trabajo de calidad y el único destino es el empleo precario relacionada principalmente a servicios. [1]

La tasa de desempleo ha alcanzado a 20 millones de jóvenes en América Latina y el Caribe, mientras que al menos 9,6 millones no consiguen empleo [2]. Se trata de jóvenes entre los 15 y los 24 años que viven en sus propios cuerpos el avance enorme de la precariedad laboral juvenil, en donde bajo las condiciones de endeudamiento, los altos costos de la educación superior o incluso las deudas y precariedad de la situación económica y laboral de sus familias, se transforma en una carga enorme sobre sus hombros para al final del día decir: “Es mejor que nada”.

Chile no se encuentra lejos de esta situación. La tasa de desempleo juvenil ha alcanzado una tasa que sólo ha ido en aumento, ubicándose con un 18,6% para el 2019, mientras que los trabajos informales han presentado un aumento del 40% para el 2018. [3]. Es en esta tónica que incluso la cantidad de jóvenes que han comenzado a trabajar en el delivery son más de 15 mil, mientras que se espera que esta cifra ascienda a 20 mil con la reciente cuarentena de la Región Metropolitana [4].

Fuente: Elaboración propia a partir de datos entregados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Es aquí en donde los empresarios de las “apps” aprovechan la cesantía juvenil para emplear nueva mano de obra de bajo costo y bajo métodos de flexibilidad. Escondidos detrás de la farsa de “sé tu propio jefe” para justificar la más voraz y brutal represión, ni siquiera reconocen la relación laboral existente entre ellos y las y los jóvenes trabajadores. CIPER Chile da cuenta de esta situación informando que de “25 repartidores de cuatro empresas: Uber Eats, Pedidos Ya, Rappi y Cornershop, ninguno tiene acceso a baño y al menos hasta el 30 de marzo sólo cuatro habían recibido alcohol gel y mascarillas de sus empleadores.” [5] A lo que se debe considerar que incluso si no se presentan a trabajar frecuentemente las y los repartidores son desactivados por la empresa por “inactividad”.

La situación se expresa también al otro lado de la cordillera, los jóvenes argentinos presentan una tasa de desempleo del 24%, mientras que un 70% sólo puede acceder a trabajos totalmente precarios en call centers, delivery, locales de comida, entre otros.

Es aquí en donde en medio de un contexto de crisis las empresas relacionadas al delivery, como Pedidos Ya, UberEats, Rappi, Glovo, entre otras, han visto un aumento de seis veces en sus utilidades y ganancias [6]. Por su parte Pedidos Ya ha afirmado que ha aumentado su dotación en un 50% [7]. Todo esto mientras que las y los repartidores deben ingeniárselas para adquirir útiles de aseo para prevenir el contagio, o incluso despidos, suspensiones y recortes en sus salarios, dejándolos completamente a la deriva en temas de seguridad laboral y social.

En este sentido, los testimonios anónimos que ha recogido una investigación realizada por CIPER dan cuenta de la profunda precariedad:

“Tengo que trabajar. Nadie nos obliga, nadie nos pone una pistola al pecho. Pero, ¿qué hacemos con nuestras deudas, nuestros arriendos, nuestra comida, nuestros hijos, las mensualidades de los colegios? Esa es nuestra verdadera pistola en el pecho”.

“Me llevo una botellita con agua y con eso me lavo las manos de vez en cuando”, comenta la única mujer del grupo, una ecuatoriana, que no lleva mascarilla. Dice que todavía no tiene miedo, porque desde Guayaquil su familia le cuenta que la gente está muriendo en las calles.

“Pero bueno, para nosotros es así: o me muero de hambre o me muero de coronavirus.” [8]

Se trata de jóvenes que apuestan incluso por ubicarse debajo del sol como forma de evitar contagiarse con el virus, ya que no cuentan con implementos higiénicos ni con espacios para acudir al baño.

En la esquina de Macul con Av. Grecia, frente a la entrada del centro comercial “Portal Ñuñoa”, está estacionado un repartidor de comida. Carga en su espalda la caja fluorescente de Uber Eats. Está inmóvil al sol, cuando hay 28 C°. Muchos nos han dicho que prefieren apartarse de la sombra: “Es que el virus se muere con el calor”, dice uno, haciendo eco de versiones no comprobadas –difundidas incluso por algunos noticiarios de televisión– sobre el comportamiento del virus a ciertas temperaturas. [9]

Dos ruedas, dos primeras líneas: Los desafíos de una juventud en movimiento

La juventud tiene una potencialidad enorme, pues la precariedad del trabajo ha sido la carta de los empresarios para mantener a flote al sistema. Sin embargo, esto demuestra como contracara la importancia actual que tiene para la sociedad el trabajo que realizan día a día los jóvenes trabajadores en tiempos de pandemia.

Y lo han demostrado las y los jóvenes argentinos por un lado con la creación de la “Red de Trabajadorxs Precarizadxs e Informales”, la cual incluso coordinó una movilización nacional -con todas las medidas de seguridad para prevenir los contagios- en las principales ciudades del país trasandino para denunciar la precariedad de las condiciones laborales a las que se enfrentan, denunciando despidos, suspensiones, recortes de sueldos, denunciando incluso que muchos se encuentran trabajando en espacios que están plagados de ratas o viendo afectada su salud física y mental por la enorme explotación a la que se enfrentan, entre otras medidas, tratándose de una movilización que se da posterior a una represión brutal que descargó la policía en el marco del paro de repartidores de aplicaciones para el pasado 8 de mayo.

Esta movilización da cuenta a su vez de una enorme energía que tienen las y los jóvenes que se enfrentan a estos trabajos precarios al verse entre la espada y la pared, entre el hambre y el contagio.

Sin ir más lejos, y mirando la situación chilena, podemos afirmar que esta juventud precarizada y explotada por este mercado de las aplicaciones, se ve enfrentada a una situación de mayor explotación, en donde hay una mayor demanda de pedidos, mayores tramos de distancia, con pagos que no suben, es más, en algunos casos han bajado. Por lo que encontramos aquí una doble trampa con la discusión del delivery al ser catalogado como un servicio esencial: Por un lado aumentan la cantidad de horas para trabajar en el delivery, y por otra parte, buscan mantener la estabilidad de un sistema completamente en crisis a través de la explotación de este sector. Es decir, es esta fuerza de la juventud y la de sus piernas al pedalear por kilómetros y kilómetros lo que sostiene a su vez el régimen de los ricos que buscan aprovecharse de la cuarentena para hacerse más millonarios.

A su vez, no podemos olvidar un detalle enorme para Chile, y es que parte de la juventud que hizo despertar al país completo en la rebelión histórica que significó -y significa, pues aún no ha terminado- el estallido social, partió por esa juventud que todos los días debe salir a pedalear por las principales calles de la ciudad para ganarse unas monedas para llevar el pan a la casa, para pagar sus estudios, arriendos, pensiones, deudas, entre otras. Entonces se trata de una juventud que ha experimentado en su propia carne la experiencia de ubicarse en la primera línea en el momento de mayor tensión social, enfrentando día a día la represión policial de Carabineros de Chile y sectores del Ejército. En donde a su vez hoy por hoy se encuentra también en la primera línea de contagios a través de estos trabajos precarios. Es decir, se trata de una juventud que no sólo tiene la experiencia en el cuerpo de haberse enfrentado a la represión del Estado, sino que también a la precariedad y a la miseria a la que nos empuja el sistema capitalista y neoliberal a través de los trabajos precarios.

[Fotografía de Félix Melita] (Antofagasta, 19 de octubre de 2019). Estallido Social. Archivo.

En definitiva se trata de una juventud que tiene el ímpetu y el ardor en sus venas de la necesidad de cambiar el sistema de conjunto. Por lo que no es casualidad que el Gobierno a través de su cuarentena, además de buscar desarrollar mayores ataques contra el conjunto de la población, como lo ha hecho con la ley de falsa protección al empleo, apueste también a buscar desmoralizar a esta juventud que no sólo hizo retroceder en las calles a los contingentes de Fuerzas Especiales de Carabineros con toda su maquinaria represiva, sino que logró activar una revuelta social que movilizó a un país en su conjunto, y con esta unidad hacer tambalear los cimientos del régimen chileno.

Es por esta misma razón que esta juventud que el día de ayer estuvo en la primera línea frente a frente a la represión policial, y que ahora está en la primera línea de los trabajos precarios, el día de mañana, cuando la crisis económica anunciada se profundice, puedan ser un factor enorme para la propia radicalización de sectores amplios de la clase trabajadora, para que a través de esta unidad las fisuras que se le abrieron al Gobierno de Piñera no puedan ser reparadas nunca más y encuentre su destino en las cenizas.

Nuevo destino en el mapa

Sin embargo, frente a esta discusión se hace necesario pensar en una herramienta que de conjunto permita amplificar toda esa fuerza que la juventud desencadenó en la rebelión popular de Octubre, para transformar las fisuras en los pilares del régimen en escombros y acabar con toda forma de precariedad. Si la situación demuestra una precariedad completamente brutal y radical, debemos responder una forma completamente radical también.

El ubicar nuestro propio punto de destino en el mapa requiere de justamente avanzar a disputar esta idea de fin del mundo que desde el gobierno han aprovechado para sumir a la población en la incertidumbre y en el aislamiento, para buscar sofocar sus ganas de salir a luchar. Se requiere de un partido revolucionario que se articule cual herramienta de unidad de combate para enfrentar el trabajo precario, la represión y a la miseria que quieren que aceptemos en la absoluta resignación como una “nueva normalidad”.

Decimos que no. Si hay un futuro lo queremos ahora. Y para eso es necesario aprovechar todo el impulso de esta juventud que desafió los cielos y desdibujó la barrera de lo imposible, a través de una propia organización que se proponga un plan de resistencia y unidad contra los ataques que espera abrir el gobierno de Piñera y sus banqueros y empresarios que actúan como sus titiriteros, con mayores cifras de desempleo, mayor hambre en la población, cesantía, suspensiones de contrato, precariedad, recortes en los sueldos, así como la profundización de las condiciones de teletrabajo y flexibilización, con la perspectiva de restar aún más las libertades sindicales de la población trabajadora. El fin del mundo que nos quieren imponer es el de la más absoluta miseria, en medio de la incertidumbre y el hambre.

Frente a esta situación de conjunto se requiere de un instrumento de combate como una organización revolucionaria que se proponga abrir un nuevo destino para las amplias mayorías; plantarse contra los ataques de los empresarios y la derecha y arrebatarles de sus manos el poder y el destino de nuestras vidas; un partido revolucionario que se nutra de lo más radicalizado del estallido social, y esté enraizado en esa fuerza enorme de la clase trabajadora que puso el 12 de noviembre al país de conjunto patas arriba.

A decir de Ernest Mandel: “La organización revolucionaria es un instrumento para hacer revoluciones. Sin el incremento de la actividad política de las grandes masas obreras, las revoluciones proletarias [triunfantes] [10], simplemente, son imposibles.” [11]

No se trata de repetir viejas fórmulas que el mismo pueblo chileno en lucha ha descartado completamente, como se vio con la firma del pacto de paz social con la adhesión de referentes del Frente Amplio, o incluso el visto bueno a la ley de “protección” del empleo por parte de la bancada del Partido Comunista, por dar un ejemplo más actual. Se trata de un verdadero instrumento de combate que se disponga rasgar el velo de la normalidad, y acabar con este régimen que sólo nos trae incertidumbre, hambre, precariedad y contagios. Y es justamente ahí en donde esta juventud puede cumplir un rol enorme en ser justamente un sector que movilice nuevamente al conjunto de las amplias mayorías del país, y se proponga tomar su propio destino en sus manos para abrir un nuevo horizonte y un nuevo modelo de sociedad, en una completa clave anti-capitalista, al servicio de las grandes mayorías. Este es el propósito de levantar una organización revolucionaria hoy en día: Prepararse para enfrentar los ataques venideros, y prepararse para dar la batalla decisiva para cambiarlo todo, y dejar los apellidos Piñera, Luksic, Matte, Angelini, Larraín, Pinochet, en los museos de historia.

Se trata de una tarea histórica en donde la juventud puede cumplir un rol fundamental, tal y como lo ha cumplido históricamente, y tal y como demostró con total vigencia en medio del estallido social.

Como diría un viejo revolucionario ruso que se abrió a las ideas de la revolución desde su temprana juventud:

Hay que plantear ante la juventud obrera el problema de la revolución en toda su amplitud. Al dirigirse a la nueva generación, hay que saber hacer un llamado a su audacia y coraje, sin los cuales nada grande se ha logrado en la historia. La revolución abrirá las puertas a los jóvenes de par en par. ¡La juventud no puede no estar a favor de la revolución! [12]

Este espíritu y esta potencialidad de la juventud es la que puede abrirnos un nuevo destino en la ruta del mapa y acabar con esta idea de fin del mundo que nos quieren imponer. Se trata de una lucha abierta por el desarrollo de la vida y la conquista de la liberación de la humanidad. Dos ruedas y un par de pedales bastan para emprender decididamente esta batalla.

 
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