Alan Andrada murió por una hemorragia provocada por las golpizas sufridas cuando fue detenido en 2018. Uno de los policías también tiene una denuncia por apremios ilegales.
Los reclamos por la desaparición de Luis Espinoza, ocurrida el pasado viernes tras un operativo policial, derivó en la conexión con otros casos de violencia policial en la zona de Simoca. Entre los carteles que portaban los familiares del trabajador rural resaltaban los nombres de los policías Claudio Alfredo Zelaya y Gerardo Esteban González Rojas, quienes fueron reconocidos por la familia de Alan Andrada.
Alan Andrada fue detenido por la policía de Simoca el 6 de octubre de 2018, al salir de bailar. Patricia Saldaño, su madre, fue a verlo a la comisaría y lo encontró con dolores de cabeza y un ojo morado, que los policías atribuyeron a una borrachera.
Luego de ser liberado, tras pagar $500 de una supuesta multa, Alan siguió con los dolores de cabeza y en la columna constantes. También le relató a su madre que en la comisaría había sido golpeado duramente y recordó a tres policías, entre ellos a Zelaya y González Rojas
El 22 de octubre Alan terminó en el hospital Padilla, luego de convulsionar y ser internado en Simoca. Allí detectaron una hemorragia que ya lleva 16 días. Tras unos días de una mejora, el 27 de octubre Alan entra en coma y muere dos días después.
Los policías nunca fueron imputados y la causa quedó archivada. Actualmente, la familia de Alan Andrada es representada por el abogado Nicolás Pedraza, quien ya llevaba otra causa donde Zelaya es acusado por vejaciones y apremios ilegales contra Luis Basualdo.
“Quiero justicia. Que no haya más Alan, más Basualdo, más Espinoza. Que se acabe la violencia. Yo no quería hablar, la verdad que tenía miedo porque mis otros dos hijos han sido perseguidos siempre. A mi hija la llevaron y la tuvieron 4 horas, a mi hijo más chico lo han llevado dos veces en la misma semana”, relató Patricia en una entrevista con Los Primeros.
Ella es Patricia, la mamá de Alan. Mamá de pueblo chico y de infierno grande.
Desde el miércoles 20, Zelaya y González Rojas se encuentran detenidos junto al subcomisario Rubén Montenegro; el oficial auxiliar José Morales; el sargento primero René Ardiles; el sargento Víctor Salinas; los cabos José Paz y Miriam González, y un vigía comunal de apellido Romano. En la camioneta particular de la cabo González se encontraron rastros de sangre. Durante la jornada los policías prestan declaración indagatoria en la causa caratulada “desaparición forzada”.
Mientras tanto, familiares y vecinos siguen participando de las búsquedas en la zona, exigiéndole al gobierno de Juan Manzur la aparición con vida de Luis.