Hace algunos días se dió a conocer la noticia de que el Ministerio de Trabajo homologó un acuerdo entre ambas empresas que habilita a GM a "prestarle" trabajadores a Unilever. Esto fue presentado como una medida en favor de los trabajadores, pero esconde detrás una flexibilización en los hechos que hace tiempo persiguen los empresarios.
General Motors, en su planta de Alvear, se encuentra parada desde que inició la cuarentena, con la totalidad de sus trabajadores suspendidos cobrando un 70% del sueldo. Unilever, ubicada en VGG, fue declarada como esencial y se encuentra produciendo e incorporando nuevo personal durante la cuarentena. Ambas empresas firmaron un acuerdo donde GM puede "prestarle" trabajadores a Unilever que necesita aún más personal.
Este acuerdo contó con el aval del Ministro de Trabajo del Gobierno nacional. El sindicato de mecánicos (SMATA), que representa a los trabajadores de GM, también dió el visto bueno. Apoyándose en el hecho de que los trabajadores que ellos representan cobrarán doble salario.
También por parte de los grandes medios este acuerdo fue presentado como una medida en favor de los trabajadores. El diario la Nación, en una nota publicada el 9 de mayo, dice textualmente “quieren mostrar que en momentos de crisis se puede pensar en herramientas que permitan mejora en la situación de los trabajadores”.
Pero para ver qué hay detrás hay que levantar un poco la vista y ver el panorama completo. Desde el gobierno de Mauricio Macri que los empresarios buscan imponer una reforma laboral que no pudo llevar hasta el final por el rechazo que generó. El Fondo Monetario Internacional, con quién el gobierno de Alberto Fernández mantiene relación, también viene machacando sobre esto. Hoy la pandemia le da el escenario ideal para empezar a llevarla adelante en los hechos y por sector. Este acuerdo es parte de eso, ya que, aunque sea en pequeño hoy, abre las puertas a qué el día de mañana sea aplicado a gran escala. Cómo lo vemos en Europa, dónde las conclusiones son mucho menos "amigables".
Pero este caso tiene un agravante, GM y Unilever no son 2 PyMeS. General Motors es una multinacional de capital norteamericano, con sedes en todo el mundo. Unilever se dedica a varias ramas de la producción, con varias empresas a su cargo como Ala, Axe, Cif, Vim, Dice, Clear entre decenas de otras. Son empresas que en las últimas décadas ganaron Miles de millones de dólares a costa de explotar a sus trabajadores. A estas empresas poco les importa si nos estamos muriendo por el coronavirus, ellos solo quieren ver cómo seguir aventajando sus ganancias, para luego girarlas a su país de origen.
Las consecuencias de esto serían catastróficas para los trabajadores. En principio viola todo convenio colectivo de trabajo hoy existente, que es la herramienta en la cual de basa la defensa de muchos de los derechos de los trabajadores. Por otro lado pone en peligro la continuidad laboral de los trabajadores contratados, que ya no serían necesarios por la posibilidad de utilizar otros temporaria-mente. Y esto es lo que sucede hoy en Unilever, es este temor el que los empresarios utilizan para llevar adelante sus medidas.
También se volvería imposible atacar a un problema estructural de nuestro país, la desocupación. Si cada vez que una empresa necesita más personal "le pide prestado" a otra sus trabajadores, como si fuesen máquinas o herramientas, ya no sería necesario tomar nuevos trabajadores. ¿A quién se le ocurre que en un contexto donde hay miles de nuevos desocupados que no pueden conseguir un trabajo, haya otros trabajadores que tengan doble trabajo? Es una nueva irracionalidad propia de los empresarios, que buscan constantemente dividir a los trabajadores, enfrentarnos unos contra otros, que compitamos entre nosotros, que veamos peligrar la posibilidad de llevar el pan a nuestras familias, para sí aumentar la flexibilización sobre los trabajadores y junto eso sus ganancias.
¿No debería ser al revés? En el medio de una crisis como la que estamos viviendo se vuelve más necesario el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, para trabajar todos. Hay que romper con la idea de que se sale con esfuerzo individual, los grandes empresarios nos trajeron hasta acá, y hoy quieren profundizar la flexibilización.
Pero es necesario decirles basta, es necesario que la crisis la paguen los grandes empresarios y no los trabajadores. Este es el planteo del Frente de Izquierda-Unidad que presentó un proyecto en la cámara de diputados para cobrar un impuesto a las grandes fortunas. El Frente de Todos y Juntos por el cambio votaron en contra de discutirlo en la última sesión. Con este impuesto podría garantizarse un salario de cuarentena de 30.000 pesos para todos aquellos que se quedaron sin ingresos, así como atender las necesidades del pueblo trabajador.
Ante la crisis ellos quieren profundizar las condiciones que nos trajeron hasta acá, el Coronavirus solo hizo estallar una crisis que estaba tocando la puerta. No podemos volver a las mismas recetas que nos trajeron hasta acá, Que la crisis esta vez, la paguen ellos.