En México el índice de contagios y muertes continua en aumento. Aún así, el gobierno optó por sucumbir a las exigencias del empresariado y del gobierno estadounidenses, iniciando el proceso de regreso a la “nueva normalidad”, el pasado 18 de mayo, reabriendo la industria automotriz, la construcción y la minería, arriesgando así la vida de casi dos millones de trabajadores.
Además, se anunció que 324 municipios estaban listos para volver a clases presenciales, aunque el 19 de mayo únicamente 18 habían reportado su reapertura, informó el secretario Moctezuma Barragán, en entrevista para Radio Fórmula.
El día de ayer, luego de la “Ceremonia por el Centenario Luctuoso de Venustiano Carranza”, el secretario de educación pública dio una entrevista en la que insistió en cerrar el ciclo escolar de manera presencial.
Esta idea la había dado a conocer anteriormente en la Junta Nacional Virtual en la que participó con la Comisión de Educación de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), misma que, luego de despedir a miles de trabajadores, se niega a pagarles sus salarios a menos que reciba apoyo del mismo erario público.
El objetivo de volver a las aulas, es aplicar una evaluación diagnóstica del periodo de cuarentena, tomando en cuenta las actividades de la estrategia “Aprende en casa”, para medir el rezago y los aprendizajes adquiridos en los alumnos de educación básica, y así, aplicar medidas para superar el rezago, aun retrasando el inicio del próximo ciclo escolar o adelantando las vacaciones.
También mencionó que cada estado puede decidir cambiar su calendario escolar siempre que cumpla con los días establecidos por la SEP, como si el aprendizaje estuviera vinculado con la cantidad de horas de los alumnos en la escuela.
Incluso, mencionó que el 80% de docentes mantenemos comunicación con nuestros alumnos, y que 8 de cada 10 están entregando actividades. Sin embargo, las condiciones que expresan los docentes en varias escuelas, es que mantienen comunicación con menos del 60% de alumnos, y de ellos, son todavía menos los que están entregando actividades o tomando clases en línea.
Esto no es un problema menor, tomando en cuenta la carestía de la vida y los despidos que enfrentan las familias.
Si la SEP, a través de sus evaluaciones, afirma que el programa ha servido, podrá justificar su implementación y, así, dr un paso adelante para el avance de la privatización de la educación a través de empresas digitales como Google o Microsoft.
Mientras tanto, los docentes somos ataviados con cursos para adentrarnos en el uso de las tecnologías, sin tomar en cuenta nuestras condiciones en casa, si tenemos recursos, si nos encontramos bien de salud o anímicamente, y aunque los comunicados donde nos invitan a tomarlos no dicen que sea obligatorio cumplirlos, más que la leyenda “es muy importante contar con su participación”.
Sin embargo, hay autoridades que engañan a los maestros diciendo que es obligatorio o nos presionan diciendo que no estamos de vacaciones y que tenemos que estar a la altura de las circunstancias.
En realidad, quien no parece estar a la altura del interés por las condiciones de miles de estudiantes y docentes, son las autoridades educativas, respaldadas por el gobierno federal y por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), la cual aplaudió el programa “Aprende en Casa”.
Hace poco, se dio a conocer acerca del suicidio de un estudiante de primaria en Puebla, debido a que no tenía fuerza para realizar sus tareas. Tampoco se piensa en la maestras que son madres y llevan triples jornadas de trabajo, o en los pequeños cuyos tutores trabajan y no pueden estar acompañándolos en su proceso educativo; mucho menos en los estudiantes que también trabajan para apoyar a su familia con el sustento, más aún ahora que se ha incrementado el costo de la canasta básica y que van cerca de 700 mil despidos, sin contar a los trabajadores del ámbito informal y sin que haya un respaldo legal que pueda impedirlo.
Todas estas condiciones hacen que sean pocos los alumnos con los que los docentes tenemos contacto, y aún menos quienes entregan trabajos. Esto no solo implica el rezago de los alumnos, sino la profundización de una desigualdad social estrepitosa, en la que pretenden que como docentes participemos.
Al respecto, algunos maestros hemos discutido la necesidad de que concluya el ciclo escolar por el bien de nuestros estudiantes, compañeros de trabajo y sus familias. El pronunciamiento lo pueden encontrar en el siguiente enlace: Petición para que concluya ya el ciclo escolar |