Cerca de las 12 del mediodía el Ministro de Salud, Jaime Mañalich, anunció el nuevo reporte sanitario de la pandemia en Chile. Priorizando en su lista de agradecimientos se dirigió al sector privado y Fuerzas Armadas, tras una semana de críticas a estos sectores por su real disposición a aportar con su infraestructura en el abordaje de la crisis sanitaria.
Según el gobierno de las casi 60 camas comprometidas, el sector privado en una semana ha logrado reconvertir 182. Por otra parte 42 camas por parte de las FFAA, así como se ha dispuesto el primero de 5 hospitales modulares en establecimientos críticos, siendo el primero el del Hospital Sótero del Río, en Puente Alto, con un potencial de 100 camas.
Lo anterior, cuando se registran a la fecha 69.102 casos, con 28.148 recuperados ( el 41%); 3709 casos nuevos con una "positividad" del 20% aproximadamente del total de testeos diarios. Y 45 nuevos fallecidos y 1090 en ventilación mecánica indica que la olla a presión del sistema está bordeando el colapso total.
Como hemos venido mostrando en LID la estrategia del gobierno, con tal de mantener la producción a fuerza de contagios o despidos, ha provocado que la tendencia de los casos positivos sea al alza, con "cuarentenas dinámicas", "nueva normalidad" y la Ley de Protección del Empleo han hecho que hoy se pretenda contener esta tendencia con una reconversión (reactiva) de centros de salud y, lo nuevo, las "residencias sanitarias" para aislar a contagios y casos estrechos en estos lugares; tras meses de reclamo por tener cerrados lugares como Espacio Riesco.
Sin embrago, han sido las estrategias sanitarias netamente reactivas en función de exprimir al máximo a la clase trabajadora en sus trabajos que con la amenaza viva de despidos y suspensiones se vio forzada a salir a trabajar y que la cuarentenas no fuesen lo efectiva que pretendía, contradictoriamente, el gobierno de Piñera.
Con el advenimiento y, francamente, con sectores que ya viven una catástrofe, la coordinación entre sectores de trabajadores de salud, de la producción e industria, pobladores y estudiantes como lo está haciendo el Comité de Salud y Seguridad impulsada por la FENATS del Hospital Barros Luco y dónde decenas de organizaciones de varios sectores están confluyendo.
Esta es la autoorganización que necesitamos para proteger en primer lugar la salud y la vida de los y las más empobrecidas, así como de trabajadores de los servicios de salud y de las fábricas, todos expuestos al alto riesgo de contagio que implica no tener los equipos de protección suficiente en un caso y de la obligación de trabajar para no pasar hambre, por el otro. |