Esta mañana, Ricardo Salinas Pliego, a través de un hilo de tuit, se burló nuevamente de las medidas sanitarias desprendidas de la pandemia y de aquellos que las siguen, sobre todo dirigiéndose a sus “amigos”.
Ya no sorprende la indolencia de Salinas Pliego. Durante toda la pandemia no ha hecho otra cosa, más que exponer a sus trabajadores, provocando la muerte de algunos como Huvy joven trabajador de uno de sus Call Centers.
Pero analicemos poco a poco el mensaje. Está dirigido a sus “amigos”, haciendo un llamado implícito a los empresarios que están resguardados. ¿Un llamado a reabrir empresas? ¿A que sigan su ejemplo?
Por otro lado, menciona que hay alternativas, entre las que propone esperar pasivamente la vacuna o “vivir el riesgo”.
Todo esto, con un sutil llamado a desobedecer las medidas sanitarias que se han implementado a nivel federal. Qué ingrato salió Salinas Pliego con sus consentidores, quien ha sido favorecido con la 4T con inversiones millonarias en planes públicos.
Pero ¿quién verdaderamente está corriendo el riesgo? ¿Él, que seguramente está sin ningún tipo de preocupación pues tiene acceso a médicos y servicios de salud privados, o los millones de trabajadores que laboran en sus empresas, y que están contagiados y muriendo?
El único riesgo aquí lo corre la clase trabajadora. Mientras, Salinas Pliego es un ejemplo para su clase, pues ha llevado a límites inimaginables el descaro y todo lo que está dispuesto a hacer con tal de mantener sus obscenas ganancias.
Remata con un “¿O hay algo que no veo, que se me escapa?”. Lo cierto es que Salinas Pliego padece de ceguera y sordera selectiva, pues pese a las múltiples denuncias de sus trabajadores, ha decidido ignorar todo. Él ha declarado que no puede parar actividades. ¿Cómo, si él no corre ningún tipo de riesgo y quienes generan ganancias son las y los trabajadores cuyas vidas, queda claro, no le importan?
La clase obrera le responde
Ante estas aberrantes declaraciones, miles de cuentas contestaron a Salinas Pliego. Algunas de ellas recordando las terribles condiciones del personal sanitario:
Otras, denunciando las condiciones laborales de las y los trabajadores que están en sus empresas, las cuales, por cierto, no han parado y siguen siendo focos de infección:
Otros más le recordaron sus deudas:
Esto deja en claro que la pandemia aunque “afecta a todos” no lo hace por igual, pues mientras los ricos pueden resguardarse, los pobres mueren en los hospitales y hasta en las líneas de producción:
Algunos más contestaron con humor:
Expropiación sin indemnización
Ante la indolencia y la avaricia que quedan claras en estas declaraciones, no podemos tentarnos el corazón. Queda cada vez más notoria la barrera entre la burguesía y el enorme proletariado.
Es momento de que estos empresarios que exponen la vida de millones de trabajadores, sean expropiados sin ningún tipo de indemnización. Para que sus cuantiosas fortunas, generadas a través del sufrimiento y el trabajo de millones, sean puestas al servicio de enfrentar la pandemia.
Nuevamente nos encontramos en la disyuntiva entre sus ganancias o nuestras vidas.
La expropiación bajo control de sus trabajadores, permitirá que en lugar de engrosar los bolsillos de estos parásitos, las empresas se pongan en función de generar los insumos médicos que hacen falta
O que sus ganancias se inviertan en el sistema de salud, que ha quedado desmantelado después de décadas de neoliberalismo.
Nosotros tenemos otras preguntas básicas ¿cuántas vidas hace falta perder, para ponerle un freno a la burguesía y que esta crisis no la paguemos nosotros? | 
