En diálogo virtual con los gobernadores de estados, la gobernadora de Sonora y la jefa de gobierno de la CDMX, este martes 26 de mayo la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, les anunció que para la reapertura de actividades productivas se seguirá únicamente el semáforo federal emitido por la Secretaría de Salud, que irá dando paso a la reanudación de distintas actividades según la intensidad de los contagios en las diferentes regiones del país.
La titular de la Segob argumentó que no puede haber consideraciones para los semáforos estatales, como querían algunos gobernadores, pues entonces habría una descoordinación total en el regreso a la “nueva normalidad”.
En algunos estados los gobernadores se han manifestado por una reapertura prematura, mientras que en otros se considera que se debe esperar más tiempo. En el segundo caso destaca Miguel Barbosa, gobernador de Puebla, al anunciar que las actividades productivas se retomarán a partir de la tercera semana de junio, incluyendo la industria automotriz.
Cabe destacar que, detrás de su directiva de coordinación con los estados, en el gobierno federal no está el interés por salvaguardar la salud de los trabajadores, sino el de satisfacer las exigencias de Donald Trump y los grandes empresarios, nacionales y extranjeros.
Así, la primera coordinación que se impone es la de México con la reanudación de actividades productivas en Estados Unidos y Canadá, y más con la entrada en vigor del T-MEC en puerta, una fuerte presión a la cual se subordina el gobierno de AMLO. Eso explica la criminal decisión de la vuelta al trabajo en las maquilas desde el 18 de mayo, en plena fase tres de la pandemia.
A eso mismo obedece la declaración de las industrias automotriz, minera y de la construcción como esenciales por parte del gobierno de la 4T, la reanudación de actividades en estas ramas prevista para el 1 de junio, y que el 31 de mayo siga como fecha establecida para el fin de la jornada nacional de sana distancia, sin importar que apenas ayer se registró la cifra más alta de fallecimientos en México en lo que va de la pandemia, con 501 decesos.
Frente a este escenario, es indispensable la organización de las y los trabajadores para proteger su salud, sus vidas y las de sus familias: luchando unidos contra la reapertura de industrias realmente no esenciales, discutiendo en función del nivel de contagios por región si existen las condiciones para reanudar actividades, e incluso la posibilidad de reconvertir sus fábricas para la producción de insumos médicos, y qué medidas se tendrían que tomar antes de regresar al trabajo, como pruebas de detección previas para todos; peleando al mismo tiempo contra los despidos y por licencias con goce de sueldo al 100%.
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