Foto: La Nueva
Mientras el Coronavirus azota a la humanidad y desata una crisis que por magnitud y extensión global tiene muy pocos precedentes en la historia, en la UNS hay una continuidad de las actividades académicas. Ya pasó poco más de un mes desde el 13 de abril, fecha que iniciaron las clases y es necesaria una revisión del rumbo que tomó la universidad.
Por empezar hay que señalar que las autoridades universitarias decidieron adoptar de manera unilateral una modalidad de cursado virtual. Si bien hubo una reunión con centros de estudiantes para hablar temas particulares, esto se hizo sobre una decisión ya tomada. La falta de apertura a un debate de cara a la masa de estudiantes y docentes de la universidad con foros virtuales u otras herramientas, trajo como consecuencia una visión acotada por parte de las autoridades de la complejidad que acarrea una modalidad virtual de cursado.
Un primer problema: La gran mayoría de les docentes nunca había implementado esta modalidad. Con muy poco tiempo, y sin las debidas capacitaciones ni la puesta a disposición de las herramientas necesarias, tuvieron que aprender a usar la tecnología como instrumento para el dictado de sus clases. Esto se tradujo en un aumento de las responsabilidades y de la carga laboral, con desiguales resultados pedagógicos. Una de las voces críticas que emergió frente a esta situación, fue la de un colectivo de docentes de humanidades, quienes presentaron una carta abierta ante el inicio de ciclo colectivo en la UNS, problematizando el inicio de cursado virtual a nivel pedagogico, social y laboral.
El segundo problema es más espinoso: ¿Qué pasa con les estudiantes en este contexto? Aquí las autoridades universitarias se quedaron en la cuestión más evidente de entre la multiplicidad de problemáticas, la cuestión de la conectividad. Así lanzaron una encuesta destinada al conjunto del estudiantado, preguntando por el acceso a la tecnología necesaria y a internet. Desconocemos los resultados de tal encuesta, pero todo indica (y así lo verifican la proyección de los resultados de nuestra encuesta) que son mucho más que los 185 estudiantes que van a recibir tablets con conexión 4G incluida, ¡más de un mes después de iniciadas las clases!
Si las autoridades universitarias se quedaron con el problema más evidente, la falta de conectividad, su resolución fue lenta e insuficiente. Ahora bien, ¿los problemas de les estudiantes se agotan ahí? Con objetivo de visibilizar otras problemáticas fue que desde la agrupación estudiantil Tesis XI (Juv. del PTS + Indeptes en el Frente de Izquierda), decidimos lanzar un censo más abarcativo que echa luz en la situación real que estamos.
Una pequeña muestra de una gran crisis universitaria.
Con 337 respuestas de estudiantes de todos los departamentos de la Universidad, este censo si bien es chico en relación a la población estudiantil, nos abre a ver realidades que permanecen ocultas detrás de este intento de continuación de las actividades académicas.
El primer bloque de preguntas apunta a una situación económica de la que les estudiantes de la UNS no somos ajenos.
- 118 de les encuestades manifestó costearse sus estudios total o parcialmente con su propio trabajo. De estos solo un 21.2% está pudiendo trabajar y conservar sus ingresos con normalidad. Del resto, un 19.5% fue despedidx, 22.9% sufrió reducción salarial y 36,4% trabajando de manera independiente perdió total o parcialmente sus ingresos. Estos números responden también a la realidad de precarización laboral que sufre la mayoría de la juventud y que se ve en que el 76.5% de les encuestades trabaja de manera informal “en negro”.
- Sobre el total de 337 encuestades, el 69.4% manifestó que su familia vio disminuidos sus ingresos producto de la cuarentena.
- La consecuencia lógica de estos resultados son problemas para costear necesidades básicas y llegar a fin de mes. Solo un 24.3% manifestó no tener ningún problema para cubrir sus necesidades, mientras que el resto señaló distintos problemas: Un 21.1% contestó que tiene o cree que va a tener problemas para pagar el alquiler, 35.9% con los servicios, 19.6% alimentos y productos de higiene personal, 35.6% fotocopias, 26.1% otros elementos necesarios para la carrera, 37.4% otros gastos personales. ¿Alguien realmente piensa que así se puede estudiar?
- Ante esta grave situación, una de las respuestas del gobierno nacional fue la implementación del IFE. Sin embargo con $10.000 es un ingreso insuficiente que además no llega a todos los que lo necesitan. Consultados en la encuesta, mientras un 18.9% lo pidieron elles o algún familiar y fueron aceptados, un 5% estaba esperando respuesta y un 38.2% fueron rechazados o no pudieron pedirlo por no cumplir algún requisito pero manifestaron necesitarlo (si te rechazaron y queres sumarte al reclamo de IFE para todxs,click acá). Al día de hoy muchos que fueron aceptados en el IFE no pudieron cobrarlo.
- Los números del IFE permiten por contraste ver que la política de becas y subsidios de la UNS, está totalmente lejos de dar respuesta a la realidad de necesidad de les estudiantes. Mientras 210 habían votado en distintas opciones que necesitaban el IFE ya sea que lo cobraran o no, solo 56 de les encuestades manifestaron recibir alguna beca o subsidio de la UNS. Asimismo de esos 56, solo un 28.6% señaló que con éstas alcanzaba a cubrir sus gastos.
Otro bloque de preguntas apunta a cuestiones más generales de clases virtuales.
- Un 43.2% está accediendo con dificultades las clases virtuales y un 5.7% no está pudiendo acceder frente a un 51.2% accede bien.
- Cuando preguntamos sobre cómo resulta estudiar en este contexto, los números son contundentes. Sólo un 11.3% está pudiendo estudiar normalmente. El resto fue señalando distintas problemáticas: Dificultad para la concentración, problemas de ánimo, incomodidad de estudiar en la casa, dificultades por tener familiares a cargo y exigencias desmedidas que no tienen correlación con la situación excepcional que estamos viviendo.
- Párrafo aparte, como se venía viendo en montones de memes, el problema más votado es lo agotador que resulta leer de PDF, ¿Tan difícil es para la universidad garantizar el fotocopiado y la logística para hacer llegar el material en papel a todes les que lo necesiten?
Conclusión: ¿Cuál va a ser la nueva normalidad universitaria? ¿Sálvese quien pueda o una comunidad solidaria?
Después de dar estos resultados, no debería sorprender que un 32% de les encuestades haya dejado o evalúe dejar de cursar algunas materias. Más grave aún, cuando preguntamos si conocen a alguien que haya dejado la carrera los últimos meses, los resultados revelan una verdadera crisis: El 34.6% tiene compañeres que lo están evaluando, mientras 9% conoce personas que ya dejaron por problemas económicos y porcentajes similares por problemas de salud mental y cambios en proyectos de vida, así como otras razones. En total más de la mitad tiene cercano el problema de la deserción. Esto nos pone como comunidad universitaria ante una disyuntiva ¿Qué hacemos frente a esta situación? ¿Cual va a ser la nueva normalidad universitaria?
Una alternativa es no actuar, ya sea por desinterés o por creer que mucho no podemos hacer aunque tengamos preocupación. El resultado será una universidad más elitista y excluyente, donde las aulas se irán vaciando silenciosamente y será un verdadero sálvese quien pueda donde la meritocracia se extrema y la academia queda cada día más lejos de la realidad. El individualismo que nos inculca el sistema en general y la universidad en particular que tiende a mercantilizar el conocimiento, [1]
sumado a las presiones a recibirse cuanto antes para reducir gastos e intentar tener mejores posibilidades laborales, va a empujar para que tomemos ese camino. Sin embargo no hay que hacerse muchas ilusiones, con titulo en mano y todo, está muy difícil conseguir laburo.
La otra alternativa, es tomar una de las lecciones que nos está dejando la crisis del coronavirus, frente al individualismo que trajo pésimas consecuencias, la importancia de la organización social. En esta linea es para destacar como un resultado positivo de la encuesta que el 81% consideran necesario meternos más en los problemas de la mayoría de población y ver qué podemos aportar desde nuestras carreras. Esto va en línea con la solidaridad que se expresó cuando miles de estudiantes nos pusimos a disposición para distintas tareas de voluntariado frente al COVID-19. Frente a quienes nos invitan a mirar para el costado frente a los problemas sociales, es fundamental oponer esta sensibilidad.
Para hacernos cargo de la dura situación que estamos enfrentando, debemos empezar por hablar con nuestres compañeres acerca de estas problematicas que nos están afectando, lo que que nos va a permitir organizarnos para reclamos en común exigiendo respuestas en políticas públicas tanto al gobierno como a la universidad. Esto implicaría repensar y revolucionar el funcionamiento de los centros de estudiantes, que no están jugando ningún rol para que nos organicemos. Si bien algunos tuvieron distintas iniciativas solidarias y de relevar varios de estos problemas que fuimos visibilizando en el articulo, se adaptan en líneas generales a las respuestas que dan las autoridades y no plantean ningún reclamo de políticas superadoras para aumentar la cantidad y el monto de las becas, así como otros reclamos hacia el gobierno para enfrentar la crisis.
La dimensión política que está como trasfondo en estas cuestiones no se puede esquivar. No podemos separar el problema universitario, del problema general acerca de qué medidas va a tomar el gobierno para enfrentar la crisis. En este sentido un 87% de les encuestades manifestó apoyo a cobrar impuestos a las grandes fortunas para financiar un salario de cuarentena a trabajadores informales y estudiantes que la necesiten, reclamo por el que se vienen organizando y manifestando tambien la red de trabajadores precarixs e informales. La respuesta del gobierno fue rechazar el tratamiento de este proyecto, y en su lugar avanzó en una transferencia de ingresos públicos a grandes empresas, pagando sueldos de Techint, Clarín y la Sociedad Rural.
Para que la crisis no sea descargada sobre nuestras espaldas, va a ser necesario unificar reclamos y fuerzas con otros sectores de trabajadores y estudiantes, algunos de los cuales ya se están organizando como la Red de Trabajadores Precarixs e Informales que da pelea a la precarización laboral y de la vida, y tiene como puntos urgentes de reclamo el IFE para todxs en la vía de conseguir el salario de cuarentena antes citado.
La decisión está en nuestras manos. La “nueva normalidad” puede ser la de una universidad elitista, donde cada vez seremos menos y se profundizan los valores individualistas y la mercantilización del conocimiento, o puede ser también la de una universidad al servicio de las necesidades de los sectores populares, que garantice realmente el libre acceso y permanencia a los que hoy quedan excluidos.
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