“Desnudamos esta democracia para luchar contra la dictadura”.*
Con armadura de volcanes
los estudiantes empuñan el coraje
sin medrosos avisos del pasado.
La tempestad de sus tintas
despeja la negrura que amilana
y desmiente complicidad
con aceitados acuerdos,
en el roído mercado
que despoja y confunde
desplegando inaccesibles intentos
desde ortigas
del mezquino provecho.
Entre encinares que resucitan
la geografía insurrecta
en poblaciones con retumbo
de fogatas,
los estudiantes son hoces
esparciendo átomos invictos
de emancipadas primaveras.
Ellos como usinas errantes
encaminan vendavales
que estropician la barbarie,
carpintereando
fragantes contrasentidos,
con las manecillas de un cronómetro
en aulas que desatascan la osadía.
Tras andinas alquimias
y determinados diálogos
con antecesores
que congregan lumbres
afrontan torbellino de gases,
feroces truenos de agua,
tormentos, encierros
y el desconsuelo
por los crímenes.
Fatigosos padecimientos
aguzan abatir
insaciables atropellos,
pactos siervos de tiranías
y oscilantes, esquivas,
ventajosas componendas.
Abatir desde la envergadura
del pueblo hacedor
al eje verdugo,
entre el molino
de multicolores valentías
que ruedan con tenacidad,
porque los estudiantes
entre el álgebra que exalta
y la juglaría que convence
arremeten
encabritan
diseminan lo magno
no sólo en Chile.
Nora Bruccoleri
*Denuncia en un lienzo sostenido por estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile en agosto de 2011. |