Los estudiantes de la Escuela de Derecho Ponciano Arriaga (EDPA) votaron un paro indefinido el pasado 17 de febrero después del despido injustificado de dos trabajadoras administrativas, hecho que se sumaba a las de por sí precarias condiciones de la escuela en donde los profesores daban clase sin contrato y los estudiantes se hacían cargo de la limpieza y mantenimiento de la escuela.
Ayer por la tarde América Pelcastre, estudiante de la EDPA hizo públicas amenazas en su contra por parte de otro estudiante y empleado del gobierno. Estos mensajes son parte de una cadena de acciones intimidatorias que las autoridades de la EDPA y del gobierno de la 4T han orquestado contra los jóvenes, mandando grupos de choque, subiendo videos difamatorios con sus fotos a youtube y amenazando de sacarlos a golpes de las instalaciones.
El viernes 22, Raquel Sosa coordinadora de las Universidades del Bienestar Benito Juárez, declaró en conferencia de prensa que no reconoce el paro de la EDPA, que le preocupan los archivos que hay en la escuela -insinuando que los estudiantes organizados los han dañado- y que supuestamente en innumerables veces ha intentado entablar diálogo con los estudiantes que se encuentran en las instalaciones. Esto después de hablar de cómo el proyecto de las 100 universidades va como viento en popa.
La criminalización y los ataques a los estudiantes de la EDPA tiene un parecido impresionante a la campaña contra los trabajadores de Notimex que en la últimas semanas se hizo viral. Raquel Sosa y Sanjuana Martínez, ambas funcionarias nombradas por el mismo López Obrador, son paladines de la política de la austeridad republicana, la cual se ha traducido en el debilitamiento del sector público.
Con el discurso de la universalización de la educación pública, la 4T incursionó el proyecto de las Universidades del Bienestar, pero detrás de estas hay una lista enorme de inconsistencias. Planteles que no han sido construidos a la fecha, profesores que laboran sin tener claridad sobre su relación laboral, programas de estudio que cambian cada semestre, despidos injustificados, ausencia de trámites para la titulación, entre muchos otros.
En última instancia esto responde a una serie de ataques a la educación pública y gratuita que han tenido sus principales repercusiones en el despido de profesores de la UACM, el impulso de la educación 4.0 en el IPN y el recorte al presupuesto de la UAM , la UPN, el Instituto Mora y el Colmex. El paro de la EDPA representa un importante ejemplo de lucha en este panorama y no debe quedar aislado.
La autoridades de la escuela, que son parte del gobierno, pretenden aprovechar la cuarentena para avanzar contra la lucha de los estudiantes y profesores de la Ponciano Arriaga, actualmente ya abrieron convocatoria para profesores siendo que las plazas están cubierta, por lo que podemos inferir que habrán aún más despidos. Tal vez no utilicen a las fuerzas públicas, pero no podemos descartar que las amenazas de sacar a golpes a los estudiantes se hagan reales.
Es urgente que las organizaciones sociales y sindicales así como el conjunto de estudiantes, profesores y trabajadores que defendemos la educación pública y gratuita y nos oponemos a las políticas de precarización que hoy son profundizadas por la pandemia, abracemos la lucha de los estudiantes y profesores de la EDPA. Debemos impedir que avancen las represalias contra elles, pues el ataque contra su lucha es un ataque contra el derecho a la educación y al trabajo del conjunto de la juventud y los y trabajadores del país.
Como hemos explicado, la situación que se vive en la EDPA y en el conjunto de las Universidades del bienestar no es aislada. Antes de la pandemia el gobierno de AMLO había despedido ya a más de 500 mil trabajadores estatales y como decimos anteriormente los ataques a la educación están a la orden del día. Por eso es necesario conformar un Frente Nacional Contra la Precarización, para echar atrás la política de la austeridad republicana, los despidos y hacer justicia por todos los trabajadores y las trabajadoras fallecidas por Covid.
Escucha bien Raquel Sosa, los estudiantes y profesores de la EDPA, no están solos. |