Luego de transcurrir dos semanas desde que el Banco Central de Chile solicitó al Fondo Monetario Internacional (FMI) una Línea de Crédito Flexible (FCL, por sus siglas en inglés), de dos años y por un monto de US$23.930 millones, el organismo decidió aprobar la petición.
De acuerdo al Banco Central de Chile, los recursos se pidieron “de manera preventiva”, solo en caso que se requieran en el contexto de la crisis por coronavirus. Según el organismo, esta línea de crédito permitirá aumentar en más de 60% la disponibilidad de liquidez internacional de acceso inmediato para el Banco, y existiría la posibilidad de que el dinero no se utilice, tal como ha sucedido en países tipo Polonia, México o Colombia, donde se ha hecho la solicitud, pero no se han usado los recursos.
“La Línea de Crédito Flexible (LCF) fue creada para atender la demanda de préstamos de prevención y mitigación de crisis proveniente de países con marcos de política e historiales económicos muy sólidos. Este instrumento se diseñó en el marco del proceso de reforma emprendido por el FMI para modificar los mecanismos que utiliza para prestar dinero a los países que atraviesan una escasez de liquidez, con la idea de adaptar sus instrumentos de préstamo a las diversas necesidades y circunstancias de los países miembros”, señalan en un documento desde el FMI.
Según la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, “a pesar de sus sólidos fundamentos y políticas, la economía abierta de Chile está expuesta a riesgos externos sustanciales como resultado del brote continuo de Covid-19, incluido un deterioro significativo en la demanda global de exportaciones chilenas, una fuerte disminución o reversión de las entradas de capital hacia mercados emergentes y un endurecimiento abrupto de las condiciones financieras mundiales”. Desde el organismo señalan la posibilidad de una baja del PIB de 8,5% en el “peor escenario”.
Chile tendrá que pagar intereses millonarios: no se necesita endeudarse más, sino que dejar de pagar la deuda externa
En el documento señalado, el FMI indica que el acuerdo “funciona como una línea de crédito renovable, que inicialmente puede abarcar de uno a dos años. En el caso de un acuerdo a dos años, el Directorio Ejecutivo debe completar un examen de las políticas del país miembro dentro de los 12 meses de la aprobación del acuerdo (…) En dicho examen se evaluará si el país sigue cumpliendo con los criterios de habilitación. Si un país decide utilizar la línea de crédito, los reembolsos deben efectuarse a lo largo de un período de 3¼ a 5 años”.
Desde el Banco Central y el gobierno de Piñera aseguran que el motivo del préstamo millonario sería para mejorar la liquidez ante un posible shock de la moneda (caída abrupta del peso frente al dólar) y para atraer inversiones extranjeras, todo esto “por si acaso”, porque Chile “tiene espalda financiera sólida”. Esto genera dudas cuando estamos hablando de un monto que equivale al 8% del PIB del país, que corresponde a la mitad del total de las reservas internacionales del BC, y que es muy superior a todo lo invertido por el gobierno, por ejemplo, para enfrentar la pandemia en hospitales y centros de salud.
Además de lo mencionado anteriormente, y aunque el gobierno y el BC muestren este préstamo como una genuina ayuda del FMI, que “no traería costos”, que “quizás no se utilice nunca el dinero”, lo cierto es que el país tendrá que costear intereses millonarios. Es decir, si el dinero prestado no se ocupa jamás, Chile igual tendrá que pagar una cuota de 0,4% del monto, unos US$95,2 millones al año, regalados al organismo internacional.
En un documento del BC se establece que el costo del préstamo se compone de tres partes: “(a) una comisión por compromiso, calculada a partir del día en que se autoriza la FCL, sobre el monto disponible para ser desembolsado en esos 12-meses; (b) una tasa de préstamo, en caso de desembolso, que varía en función del monto y tiempo de vigencia del crédito, y (c) un cargo por servicio fijo en caso de desembolso y proporcional a éste".
“La cuota que mantiene Chile con el FMI asciende a 1.744,3 millones de DEG, en torno a USD 2,4 mil millones. La FCL se contrataría por dos años, con tratamiento precautorio (sin desembolsos), y con término del contrato al cabo de los dos años, siempre que las condiciones externas lo permitan. Debido al trato precautorio, el costo anual de la línea se limita a la comisión anual por compromiso, que preliminarmente se estima en 0,4%. En el caso que se realizara un desembolso, incluso asumiendo que se girara el monto total disponible, la tasa de interés del préstamo sería similar al costo de fondeo de Chile en mercados internacionales”, indica la minuta del BC.
Y, ¿qué es “la cuota que mantiene Chile? Bueno- y algo que no dice el gobierno criminal, ni organismos financieros-, resulta que el capital del FMI se genera principalmente de las “aportaciones” de sus 183 países miembros que lo componen. Estas “cuotas” reflejan “la posición de cada uno de ellos en la economía mundial y que suman un total de 210,000 millones de Derechos Especiales de Giro (DEGs) o 300.000 millones de dólares. Los DEG son activos de reserva internacional emitidos por el FMI”, se afirma en este sitio.
En el caso de Chile, el Estado le regala al FMI una cuota de US$2.400 millones. Pero, esto es sin contemplar que el país tiene una deuda pública del 25,56% del PIB, unos 76.183 millones de dólares, como bien lo tiene estipulado el sitio mencionado, DatosMacro.
Nada bueno viene de los buitres
O sea, le hablan al pueblo como si fuese un “privilegio” adquirir un préstamo millonario de un organismo financiero- liderado por las principales potencias imperialistas, saqueadoras por naturaleza del dinero y las riquezas de los pueblos, especialmente si se trata de países pobres-, el cual cobrará intereses millonarios, se use o no se use el dinero, y el que además se sustenta mayoritariamente a través de cuotas de miles de millones de dólares que cobra todos los años a más de 180 naciones, incluido Chile.
Todo esto el gobierno criminal y el BC lo trasmiten como si fuese “fuente de orgullo”. Aluden a la “solvencia económica” del país, a su “sólida espalda financiera”, a que Chile es “un ejemplo” entre las economías de América Latina, mientras en poblaciones no hay qué comer y más de un millón y medio de personas se encuentra suspendida sin recibir sueldos o cesante, en pleno aumento dramático de los casos de contagios de Covid-19. Tampoco mencionan que el crecimiento económico de las últimas décadas fue por medio de políticas de shock y de brutales ataques a las condiciones de vida del pueblo trabajador y pobre, con privatizaciones de empresas estratégicas, de servicios básicos y derechos fundamentales- incluida el agua-, y de profundas políticas de precarización laboral, golpeando los salarios, las condiciones de vida, y cercenando los derechos laborales.
Un discurso hipócrita para endeudarse con el FMI y permitir que el saqueo a las riquezas del país aumente. Lo que se necesita es justamente lo contrario, no endeudarse más, sino que dejar de pagar la deuda externa, ilegítima, por la que cada año se saquean recursos del país; sumado al saqueo permanente de empresas trasnacionales, de países imperialistas, por ejemplo, en la minería.
Este gobierno criminal y los capitalistas, nacionales y extranjeros como los del FMI, querrán sacar provecho de cualquier forma en esta crisis, y, como unos verdaderos buitres, harán lo posible para engordarse a costa del pueblo trabajador, los sectores populares y la juventud. |