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La Izquierda Diario
5 de junio de 2020 Twitter Faceboock

CÓRDOBA/CARLOS PAZ
Peligra la continuidad de Centro de Jubilados en Carlos Paz
Fernanda Ames
Patricio Durán

Por las dificultades económicas para sostenerse, el Centro de Jubilados “El Lago” se encuentra en crisis. En el marco de la emergencia sanitaria y económica, que afecta más duramente a los adultos mayores, el Municipio no aporta ni siquiera el equivalente a un sueldo mínimo para garantizar la contención y la salud integral de cientos de jubilados.

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En la ciudad de Carlos Paz funcionan dos centros de jubilados. Uno de ellos es el Centro de Jubilados y Pensionados “El Lago”, ubicado en Almafuerte 93. Este centro destinado a atender diversas necesidades de los adultos mayores de la ciudad atraviesa actualmente una situación económica crítica, y peligra la continuidad de su funcionamiento.

El centro no cuenta con una sede propia, y para su funcionamiento alquila una casa. A través de la firma de convenios con PAMI, el establecimiento organiza la entrega de bolsones a sus afiliados y brinda diversas actividades socio preventivas, que se dictan a través de talleres, a cargo de docentes.

La Izquierda Diario dialogó con Mayra Marcuzzi, psicóloga y gerontóloga, que trabaja como coordinadora de los talleres para la zona de Carlos Paz, en el marco del programa PAMI para los centros de jubilados, entendidos como agentes de salud integral.

“Hoy el Centro de Jubilados no tiene forma de sobrevivir en esta situación, más hoy en día que está cerrado, ya que quienes lo atienden son personas mayores y deben cumplir con el aislamiento en el marco de la cuarentena” –comenta Mayra– “Por esta razón, peligra la posibilidad de que permanezca abierto, ya que no hay quien lo mantenga físicamente y económicamente".

“Este Centro de Jubilados no tiene sede propia, hoy se alquila una casa para funcionar, y el alquiler subió de forma considerable, al igual que los servicios –continúa relatando la profesional de la salud- “Teniendo en cuenta que la cuota de los socios es de 80 pesos por persona, es imposible que una institución de este tipo se sostenga sólo con esos aportes. Y sabemos que a una persona mayor no se le puede pedir mucho más que eso. Sumado a esto, hay poca participación en general.”

Consultada acerca de si reciben algún aporte estatal que permita atender la situación de emergencia económica por la que atraviesa la institución, Marcuzzi comentó: “El Municipio de Carlos Paz, ha ofrecido ahora, por esta situación de emergencia, un subsidio de 14.500 pesos de forma extraordinaria, es decir por única vez. Cuesta muchísimo que el Municipio colabore con algún compromiso más a largo plazo. Ahí es donde está el riesgo. Sin Centro de Jubilados no hay talleres, sin talleres no hay afiliados participantes, y por ende tampoco hay trabajo para una veintena de profesores que dan clases allí”.

El Centro de Jubilados y Pensionados “El Lago” es una de las dos entidades de este tipo en la ciudad. Es la única que tiene convenio PAMI, por ende, es efectora de programas muy importantes para los adultos mayores de la ciudad: otorga el Bolsón de Complemento Alimentario (para la población más vulnerable) y ofrece 36 Talleres de Actividades Preventivas específicas para mayores. Estos talleres se sostienen con el trabajo de docentes de nuestra ciudad.

El Centro tiene alrededor de 1000 socios, y pagan activa y regularmente la cuota societaria unos 300 afiliados al mes. Sin embargo, desde que comenzó la cuarentena por la pandemia del COVID19, el centro permanece cerrado, ya que quienes lo atienden son justamente personas mayores voluntarias. El Centro es atendido por una comisión. Todos y todas, personas mayores. Y lo hacen ad honorem.

Los talleres, que son parte del programa impulsado desde PAMI en convenio con el centro, llegan a 450 personas en Carlos Paz. La pandemia dejó al desnudo la endeble estructura financiera para sostener el espacio.

Los afectados por esta situación, además de los jubilados que participaban de los talleres y eran destinatarios de la asistencia alimentaria, son también los profesionales y trabajadores que dictan los talleres.

El Centro de Jubilados tiene un costo operativo mensual (que consta de alquiler, luz, teléfono, impuestos) de unos 30.000 pesos. Es imposible que se sostenga a sí mismo sólo a través de la cuota societaria de 80 pesos que aportan los jubilados y jubiladas.

Está en emergencia y es necesario que el Estado municipal disponga de un espacio físico constante y un aporte económico mensual que colabore en los costos fijos. Sin embargo, no hay definiciones en este sentido aún.

La desaparición de un Centro de Jubilados, significa la pérdida de un espacio de contención real y simbólico para las personas mayores y, sobre todo, aquellas más vulnerables, que de por sí están aisladas y son muy pocos los espacios de calidad a los que acceden.

Los centros de jubilados en Argentina son entidades autónomas, que se crean por voluntades y se rigen por institutos con estatutos inscriptos y personería jurídica. La no asistencia por parte del Estado hacia estos espacios en el marco de esta crisis sanitaria, económica y social por la que atravesamos, significa un abandono de los adultos mayores. Es un claro mensaje a la vejez, al negar derechos fundamentales a aquellos que han trabajado muchos años y transitan una nueva etapa de la vida, y deja al descubierto la ausencia de políticas públicas centradas en una vejez digna. Existe una Convención Interamericana firmada en 2016, que ampara estos derechos, los cuales hoy están siendo totalmente avasallados.

Esto ocurre al mismo tiempo que, con la excusa de la pandemia y en el marco de la crisis económica en curso que golpea doblemente a los jubilados, se atacan los derechos de los trabajadores pasivos, avanzando en el recorte de los haberes jubilatorios. El gobernador Schiaretti en Córdoba lleva adelante durante la cuarentena un ataque brutal sobre el conjunto de la clase trabajadora y, en particular, contra los jubilados.

La lucha por el derecho a una vejez digna requiere de la solidaridad y la mayor unidad de los y las trabajadoras de todos los sectores. Se trata del presente de muchísimos jubilados que merecen vivir dignamente, y del futuro de todos los que hoy somos parte de la población activa.

 
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