Después de que las autoridades les presentaran un proyecto de “remodelación” que implicaba la destrucción de este histórico lugar en la región, los pobladores dejaron clara su inconformidad.
Desde entonces, los pobladores instalaron un campamento para evitar la entrada de la maquinaria. Denuncian que detrás de esta supuesta remodelación se encuentran los intereses económicos de la presidencia municipal, pues la licitación del proyecto beneficia a la administración y al licitante, contra los intereses de la población.
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El pasado 4 de junio, al ingresar la maquinaria pesada e iniciar los trabajos de demolición del “Casco Antiguo”, la policía golpeó y arrestó a varias personas -principalmente mujeres- que se encontraban en el lugar para proteger el patrimonio de la comunidad.
Al liberarlas al día siguiente, por no tener elementos para consignarlas, cínicamente el Secretario del Ayuntamiento, Miguel Ángel Zetina, afirmó que su detención fue para “protegerlas” ante el avance de la maquinaria.
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El abuso policial se impone hoy sobre la voluntad popular de Puerto Morelos. Lamentablemente no es un hecho aislado, la brutalidad policial en nuestro país en una constante. Basta decir que los hechos se dieron el mismo día que cientos de personas en Jalisco salieron a las calles a denunciar el asesinato de Giovanni López, quien fue asesinado por policías de aquel estado.
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El rechazo popular a estas medidas motivó una petición por la destitución de la presidenta municipal de Puerto Morelos, Laura Fernández Piña. | 
