La investigación se basa en un relevamiento realizado a través de la auditoria de once medios digitales de Neuquén del 20 de marzo al 20 de abril sobre el trabajo doméstico y las tareas de cuidado de las mujeres. Se accedió a la información en diez artículos de ocho medios de comunicación. Un promedio de un artículo cada tres días aproximadamente. Además se utilizaron otros archivos y documentos con datos oficiales.
Es importante aclarar que los medios regionales no muestran la realidad de cientos de mujeres en sus hogares, que además de sus trabajos, por consecuencia del encierro duplicaron el trabajo relacionado a la reproducción de las fuerzas de trabajocomo son las tareas domésticas, de cuidados y crianza de hijas, hijos o familiares a cargo. Este trabajo gratuito que realizan miles de mujeres, que al estar enmarcado en el ámbito “privado” queda invisibilizado y como algo “natural de las mujeres”.
Trabajo doméstico y de crianza no remunerado que recae en las mujeres
Diversas organizaciones feministas, vienen denunciado desde hace muchos años, las consecuencias de esta desigualdad de doble opresión y explotación para las mujeres. Que no trata de “buena voluntad” de los varones del hogar sino que es una problemática social producto del sistema capitalista y patriarcal.
En la provincia de Neuquén los últimos registros del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, en este informe oficial del 2017 que es el más completo encontrado, del total de la población mayor de 15 años (551.000 habitantes), el 44% (223 habitantes) encontraba económicamente inactivo.
Gráfico realizado por el Observatorio en base al informe del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social del 20017
Entre las jóvenes inactivas que no estudiaban (6.000 habitantes), el 76% (4560 mujeres) realiza tareas del hogar y de cuidado. En tanto los jóvenes (8.000) que no estudian sólo el 15% (1200 varones) es participe de estas tareas.
Gráfico realizado por el Observatorio en base al informe del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Socia del 2007
Sobre el sector adulto inactivo que no estudia, las mujeres representaban un 74% (43.000 habitantes), de las cuales el 57% (32.680 mujeres) realiza tareas de cuidados y del hogar. Pero en el caso de los varones adultos que son el 26% (15.000), el 15% (2250 varones) de estos las realiza.
Es claro que antes de la pandemia, ya eran trabajos que recaen mayoritariamente en las mujeres. A esto el aislamiento obligatorio, le suma la situación de encierro en la que los cuidados de higiene se intensifican con toda la familia en el hogar continuamente.
También, la responsabilidad de acompañar las tareas escolares virtuales de las niñas, niños y adolescentes que deben realizar en el hogar ,ante la ausencia física en las Escuelas. Junto con el trabajo doméstico cotidiano como cocinar para todos los miembros de casa, lavar ropa y elementos de uso compartido, limpiar teniendo en cuenta los protocolos al interior del hogar que se difunden.
A su vez, cargan otras responsabilidades como el cuidado de adultos mayores y familiares dentro del grupo de riesgo, que necesitan mayores cuidados.
¿Doble jornada laboral?
La creciente feminización del trabajo, en la sociedad capitalista y patriarcal, significa un aumento en la desigualdad social entre mujeres y varones, y entre las mujeres que tienen trabajo formales e informales.
Si en ellas además recae todo ese trabajo doméstico y de crianza, en este sentido hablamos de doble jornada laboral. Esto afecta a las condiciones en las que van a trabajar, porque si gran parte del tiempo lo tienen que dedicar al cuidado de las infancias por ejemplo, entonces tiene menos posibilidad de acceder a empleos formales, a educarse, a la dispersión, entre otras.
Muchas buscan trabajos con flexibilidad horaria, con menor carga horaria, pero la mayoría termina en trabajos precarios o informales.
En artículo del Diario La Mañana Neuquén da testimonio Liliana, una vendedora ambulante que muestra la doble opresión y explotación que viven las trabajadoras informales con el aislamiento obligatorio.
“Sería bueno que los gobiernos locales se acuerden de los vendedores ambulantes. Vendo bolsitas, vivo (trabajando) en la calle para poder llevar un plato de comida a mi casa. Si paralizan todo, no sé qué voy a comer. Soy madre y sostén de una hija de 12 años con asma y tos crónica, se me va a complicar mucho", relató.
A su vez, un sector importante de las trabajadoras se desempeñan en trabajos relacionados a la salud, limpieza y cuidados, hoy denominadas “tareas esenciales”, como las trabajadoras de salud que se encuentran en primera línea enfrentando la lucha contra el Covid-19.
Según datos de una encuesta realizada este año durante el aislamiento social obligatorio, a trabajadoras y trabajadores del Hospital Castro Rendón, el 79, 72% del personal son mujeres y un 29% son hombres según el total de las encuestas.
Del total de trabajadores un 72% tiene hijas e hijos a cargo y un 55% son sostén único en el grupo familiar. Un 56% del total depende de un alquiler y un 55% posee vivienda propia.
Esta encuesta visibiliza también una serie de debates que se dan al interior de los lugares de trabajo y de las organizaciones obreras, debido al incremento de las mujeres en estos espacios, que plantean sus propias demandas, especialmente en momentos de crisis como este.
Las posiciones sobre cuáles deberían ser las exigencias son diversas, lo que es real es que el avance de la ciencia y de la técnica, ha abierto la posibilidad de pensar en la necesidad de la socialización de las tareas domésticas, que hoy mayoritariamente es llevada adelante por las mujeres de manera no remunerada, sin horarios y sin derechos sindicales.
Trabajo formal e informal doméstico remunerado
El trabajo doméstico es uno de los sectores más feminizado y precarizado del mundo laboral. La mayoría no están registradas ni tienen condiciones laborales.
Esta situación de precariedad, profundiza sus consecuencias en la vida de las mujeres durante el aislamiento social obligatorio, en el quedan desprotegidas. En el mejor de los casos cuentan con aportes jubilatorios y obra social, pero muchas para no perder la AUH por ejemplo, trabajan sin poder registrar su empleo como formal, quedado por fuera de esos otros derechos.
Sobre los salarios, se publicó que en Neuquén, que a partir del 1 de marzo, el personal registrado que cumple tareas generales como de limpieza, lavado, planchado, cocina, de lunes a sábados, por 8 hs diarias debería percibir una remuneración sólo de 18.166 pesos (sin incluir el pago del 25% por zona desfavorable), salario “actualizado” que sigue estando por debajo de la canasta familiar que según el INDEC ronda los $40.000.
Las trabajadoras domésticas deben permanecer en cuarentena en sus hogares y percibir la totalidad del salario. Sin embargo, no hay datos de que haya sido así, más bien sabemos de trabajadoras de la provincia que no han cobrado o han sido despedidas. O si reciben los elementos de seguridad e higiene para trabajar en el caso de las que son contempladas como “servicio esencial”.
Los medios hegemónicos poco dicen de la situación de estas mujeres. En un periodo de treinta días sólo encontramos denuncias en La Izquierda Diario.
“Mi jefa en su trabajo, usa un uniforme y lo mete en una bolsa al salir como parte del protocolo de higiene, así cuando llega a su casa, su ropa no está contaminada, pero soy yo la que tiene que lavarla. A pesar de esto no me garantizan ni los guantes para trabajar”, manifestaba una estudiante y trabajadora doméstica.
Es claro que la prohibición de los despidos tampoco es efectiva en este rubro, mucho menos para las trabajadoras no registradas.
Es urgente para todas las trabajadoras domésticas formales e informales en el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que sabemos no accedieron la mayoría de las que se han inscrito.
El Estado debería entregar para todas las y los que lo necesiten, un salario de cuarentena de $30.000, en base a un impuesto a las grandes fortunas y ricos. Proyecto que ya se presentó en el Congreso el Frente de Izquierda Unidad, y ninguno de los bloques acompañó.
Cuidado y crianza en pandemia
Cuidar a una otra u otro incluye cuidados físicos, emocionales y sociales vitales para satisfacer las necesidades humanas.
En este contexto de crisis y pandemia, la responsabilidad de los cuidados, es parte de los reclamos a los que el Gobierno provincial debe dar respuesta.
Las mujeres que llevamos adelante este observatorio entendemos que para que se pueda garantizar el cuidado de niñas, niños y adolescentes, es necesario el IFE para todas las que lo necesiten. Son cientas de mujeres sostén de familia, que no tienen ingresos y hacen malabares para darles de comer a sus familias.
A su vez, esta ayuda debería alcanzar también para las jubiladas de amas de casa y empleadas domésticas, trabajadoras en su mayoría precarizadas que no superan los ocho a diez años de aportes, y que con la reforma jubilatoria y previsional, estas personas tienen acceso a una pensión que es el 80% de la jubilación mínima, es decir $12.713.
Este observatorio, quiere abrir la escucha a esas voces silenciadas de las miles de mujeres que en este contexto se ven mucho más cargadas por tareas de cuidado, el trabajo doméstico y la crianza. Escribinos y contanos tu situación.
Este informe se realizó mediante el relevamiento de 11 medios de comunicación regionales: La Izquierda Diario sección Neuquén, La Mañana de Neuquén, Rio Negro, noticias web de Radio Universidad Calf, Neuquén Informa, El Digital Neuquén, Neuquén Digital Noticias, Neuquén al Instante, Minuto Neuquén, Noticias Neuquén, noticias web de Telefe Neuquén. | 
