La policía no tiene lugar en nuestro movimiento de trabajadores y nunca ha sido leal. En su núcleo podrido, la policía sirve a los ricos haciendo cumplir las condiciones de acumulación capitalista y protegiendo la propiedad privada a expensas de la vida humana. Lo hace desatando la brutalidad y el terror racistas, junto con el encarcelamiento masivo patrocinado por el estado, contra negros y personas pobres.
En los Estados Unidos, los orígenes nefastos de la fuerza policial se remontan a patrullas de esclavos en el Sur y las patrullas nocturnas en el Norte; fueron los precursores de su forma institucionalizada. Históricamente y hasta el día de hoy, la colaboración entre la policía y los grupos de supremacistas blancos como el KKK ha sido ampliamente documentada.
Desde su inicio en el siglo XIX, la policía ha sido enemiga de los trabajadores. La policía disolvió las huelgas obreras, reprimió violentamente las movilizaciones y se utiliza para desmantelar todos los movimientos que luchan por los derechos democráticos. A pesar de utilizar un término incorrecto, "sindicato", las asociaciones de policías desempeñan un papel especial en la defensa de la función social de la policía como la principal herramienta de represión del estado.
Un sindicato de policías protege a sus miembros mientras llevan a cabo su mandato como los violentos perros guardianes del capital. Mientras que los sindicatos luchan por garantizar mejores condiciones de trabajo, seguridad laboral y demandas relacionadas, las asociaciones de policías negocian contratos para garantizar que sus miembros tengan inmunidad frente a las repercusiones de la brutalidad y otras injusticias. Cuando los policías quedan atrapados en los "excesos" de sus deberes, como dispararle a un hombre negro desarmado en su automóvil, un sindicato de policías defenderá al oficial en la corte para absolverlos del asesinato. A través de contratos negociados por el sindicato, los policías que matan en el trabajo están protegidos sumariamente e incluso con la suspensión paga y la licencia.
Desde 1979, la Unión Internacional de Asociaciones de Policía (IUPA) está afiliada a la AFL-CIO (Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales) y representa a más de 100,000 agentes de policía. El Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza (National Border Patrol Council), que representa a los agentes federales de la patrulla fronteriza, también está afiliado a la AFL-CIO. Además, SEIU (Sindicato internacional de Trabajadores de Servicios), CWA (Trabajadores de las Comunicaciones) y AFSCME (Federación Americana de trabajadores municipales) representan a la policía y agentes de seguridad pública a través de sus afiliados locales. La Fraternal Order of Police (FOP), el sindicato de policías más grande del país con más de 340,000 miembros, ha sido un defensor permanente de la inmunidad policial y contra cualquier tipo de responsabilidad pública.
Los sindicatos de policías buscan garantizar la impunidad
La policía en todo el país está cerrando filas, alegando "Blue Lives Matter" y defendiendo incondicionalmente a cualquier policía de las consecuencias de sus acciones brutales. A pesar de los gestos como arrodillarse o marchar junto a los manifestantes, su compromiso sigue siendo ante todo "proteger a los suyos". El ejemplo más reciente es el caso del anciano en la ciudad de Buffalo que fue arrojado al suelo por la policía y se partió la cabeza al caer. El video viral del evento muestra a la policía antidisturbios caminando junto a su cuerpo mientras sangraba en la vereda. Cuando los dos oficiales responsables de este acto violento fueron despedidos, todo el "Equipo de Respuesta a Emergencias" renunció en solidaridad, dejando en claro que no tolerarían ningún tipo de medida contra sus acciones brutales.
Para respaldar las acciones colectivas de sus miembros, los sindicatos de la policía a menudo incluyen cláusulas de inmunidad en sus convenios colectivos y presionan con fuerza (y con éxito) por una legislación que prohíba cualquier intento de investigar y condenar adecuadamente a los policías asesinos. Como resultado, a pesar de que cerca de mil personas son asesinadas por la policía cada año en Estados Unidos, entre 2005 y 2019, solo 3 oficiales fueron declarados culpables de asesinato. Como afirma Kim Kelly en The New Republic: “La primera respuesta de las fuerzas policiales, especialmente sus sindicatos, cuando uno de sus oficiales es atrapado con las manos en la masa, dar rodeos, agraviar a la víctima o al sobreviviente y desestimar cualquier crítica o disidencia como sedición virtual".
Echemos a la policía de los sindicatos
No hay lugar para la policía en las organizaciones de trabajadores. Los sindicatos son organizaciones de trabajadores que históricamente han luchado por los intereses de los obreros. Con ese fin, no podemos permitir que nuestros enemigos de clase penetren en nuestros espacios. Por supuesto, existe una gran brecha entre el aspecto que deben tener los sindicatos (organizaciones militantes y democráticas de lucha de clases) y lo que son hoy en manos de los burócratas sindicales; sin embargo, echar a los hombres de azul, aquellos ansiosos por aplastarnos la cabeza con sus porras en los piquetes o en las protestas, es un buen primer paso para reclamar a estas organizaciones para los intereses de la clase trabajadora.
Con la aparición del movimiento Black Lives Matter a raíz del asesinato de Eric Garner, Freddie Gray y Mike Brown, en 2016, la sección 2865 del sindicato United Auto Workers (UAW) emitió un comunicado exigiendo que la AFL-CIO finalice su afiliación con el IUPA (Sindicato Internacional de Asociaciones de Policía). Los editores de Left Voice, Julia Wallace y Tre Kwon amplificaron esta llamada, presionando a sus sindicatos para que hicieran lo mismo. Como resultado, el caucus afroamericano de SEIU (Sindicato Internacional de Trabajadores de Servicios) sección 721 (donde está afiliada Wallace) adoptó una resolución pidiendo a la AFL-CIO que rompa sus lazos con la IUPA.
Con las recientes movilizaciones en respuesta al asesinato de George Floyd por parte de la policía, el llamado a AFL-CIO y otros sindicatos para cortar cualquier vínculo con las asociaciones policiales ha ganado una fuerza renovada. El presidente de la AFL-CIO de Sioux Falls, Kooper Caraway, tuiteó: “Hace mucho tiempo que el Movimiento de trabajadores de los Estados Unidos exigía la rendición de cuentas de los sindicatos y asociaciones policiales. Debemos votar para expulsar a cualquier sindicato que apoye el asesinato de personas desarmadas". Del mismo modo, el presidente de la AFL-CIO de Minnesota, Bill McCarthy, pidió la renuncia del presidente del sindicato de policía de Minnesota Bob Kroll; sin embargo, no llegó a cortar la relación con el sindicato policial por completo.
Más recientemente, el comité ejecutivo de MLK Labor (un cuerpo de organizaciones de trabajadores Martin Luther King) aprobó una resolución exigiendo que el Gremio de Oficiales de Policía de Seattle (SPOG) tome medidas concretas para hacer cumplir la responsabilidad policial y se reúna dentro de dos semanas con representantes de MLK Labor para determinar los pasos en esta dirección. En ausencia de dicha colaboración, según la declaración, MLK Labor recomendará la desafiliación del SPOG del Consejo Laboral del Estado de Washington.
El lunes 8 de junio, el Writers Guild of America East pidió a la AFL-CIO que terminara su afiliación a la IUPA, alegando que constantemente promueve "autoritarismo, totalitarismo, terrorismo y otras fuerzas que suprimen las libertades individuales y la libertad de asociación, y se opone a los principios básicos del sindicalismo libre y democrático ".
Otros sindicatos y secciones se han movilizado exigiendo justicia para George Floyd, e incluso decidieron realizar paros laborales en protesta por el terror racista de la policía. Las secciones 10, 34, 75 y 91 del Sindicato Internacional de Trabajadores de Longshore (ILWU), así como la sección 808 de Teamsters, anunciaron un paro laboral el martes 9 de junio para honrar a las víctimas de asesinatos policiales.
A pesar de la ira acumulada contra la policía y la creciente presión de la base sindical para romper los lazos con los sindicatos de la policía, el secretario nacional de AFL-CIO, Richard Trumka, se ha negado incluso a considerar tal acción. "La respuesta corta es no desconectarse y simplemente condenar", dijo Richard Trumka en una conferencia de prensa el 3 de junio. "La respuesta es volver a comprometerse y educar totalmente".
Sindicalismo Americano
La tradición predominante entre los líderes sindicales en los EE. UU. es utilizar a los sindicatos como a una empresa, administran los sindicatos como una empresa que presta servicios y a los miembros como sus clientes. Tal visión miope ignora la contradicción principal en la sociedad: el conflicto entre la clase capitalista y la clase trabajadora. Solo preocupados por aumentar su base de pago de cuotas, los líderes sindicales burocráticos a menudo han minimizado las preguntas sobre la opresión racial y de género para no "alienar" a los elementos más atrasados entre sus miembros. Esta misma preocupación por aumentar (o mantener) la membresía explica la renuencia de los líderes laborales a desafiliar a los policías y los sindicatos de policías.
Además, en su afán por correr el conflicto de la escena, el sindicalismo empresarial depende en gran medida de los procedimientos de reclamo, la colaboración entre la administración laboral y el cabildeo de los políticos para que aprueben una legislación que sea amigable para el trabajo (a menudo sin éxito). Este modelo de sindicalismo de arriba hacia abajo desalienta activamente la participación de los miembros y restringe cualquier disidencia dentro de sus filas; después de todo, los trabajadores de base movilizados y empoderados representan una amenaza para el liderazgo burocrático.
Por estas razones, solo podemos esperar acciones simbólicas y declaraciones vacías de los burócratas sindicales. El secretario de la AFL-CIO puede repetir cien veces que se oponen al racismo y la opresión de género, pero las palabras solo tienen sentido si van acompañadas de acciones. A excepción de los ejemplos notables mencionados anteriormente, y a pesar de la posición desigual y un amplio repertorio de tácticas en manos de sindicatos y federaciones sindicales para exigir justicia racial, el poder de los trabajadores sigue sin ser aprovechado
¡Fuera la policía de nuestros sindicatos!
El impulso para expulsar a los policías de nuestros sindicatos y federaciones es una bandera que todos los socialistas deben abrazar y todos los organizadores sindicales militantes deben alzar en sus sindicatos locales. Los sindicatos deben librar de inmediato a nuestras organizaciones de estos elementos hostiles y adoptar una postura que lucha contra la opresión racial y de todo tipo, incluso a expensas de alienar a los miembros más atrasados de nuestra clase. La mejor manera para que los trabajadores conservadores dejen atrás sus prejuicios es luchando codo a codo con sus hermanos de color.
La historia del movimiento obrero es turbia, llena de traiciones a los trabajadores negros y respuestas lentas o simplemente simbólicas al racismo sistémico. Ahora es el momento de mostrar solidaridad, luchar contra el racismo y cerrar filas contra nuestros enemigos de clase: la clase capitalista y los agentes que hacen cumplir sus órdenes. Los policías son enemigos de los trabajadores. Los sindicatos de policías racistas no tienen cabida en el movimiento obrero.
Artículo original en Left Voice, No Pigs Allowed: Let’s Kick Cops Out of Our Unions.
Traducción: Gloria Grinberg |