Un tribunal de La Plata le rebajó la condena a un violador. Mario Tolosa dirigía el Club Florida de Vicente López y en 2010 fue condenado por abusar de un niño de 6 años. Los jueces dicen que la pena debe ser menor porque el chico es gay y ya habría sido violado por su padre.
Mario Tolosa era el vicepresidente del Club Florida, de la localidad bonaerense de Vicente López. Se encargaba de trasladar a los niños desde el club a sus casas.
Una de las tardes que Tolosa pasó a buscar al niño para llevarlo a entrenar, tuvo un ribete tétrico. Lo llevó a un baño para someterlo sexualmente. Ese ribete se convirtió en una práctica constante. Así es que el niño -cuya identidad se reserva y se lo reconoce con la letra G -un día se lo contó a su abuela. Ella recurrió a la justicia, y el acusado fue condenado en dos instancias judiciales.
En una primera instancia Mario Tolosa fue condenado a seis años de cárcel por “abuso sexual gravemente ultrajante”. Pero la semana pasada los jueces Horacio Piombo y Ramón Sal Llargués, de la Sala I de la Cámara de Casación Penal bonaerense, consideraron que la pena impuesta debía ser reducida a tres años y dos meses, argumentando que el niño víctima del abuso tenía “una orientación sexual homosexual y estaba habituado a que lo abusen”.
Pero la aberración no termina allí, ya que esos reaccionarios "atenuantes" esgrimidos por los jueces no serían siquiera ciertos. Adriana, tía de la víctima, salió hoy a desmentir esos argumentos. Sobre el fallo que dice que el niño víctima del abuso tenía "una orientación sexual homosexual y estaba habituado a que lo abusen", que "es gay, ya tiene su sexualidad definida" y que "el abuso pasó pero no fue tan ultrajante", la tía del niño declaró a los medios que la familia está indignada ya que "son mentiras que el nene tiene inclinaciones homosexuales. A él le pasaron cosas, pero otras. Sus padres lo abandonaron cuando tenía ocho meses y quedó bajo el cuidado estricto de mi mamá. Es mentira que lo violó su padre, quien está preso por abusar sexualmente de otro menor, pero que no tuvo contacto con el nene. Siempre lo crió mi mamá sola y ahora mi sobrina es quien tiene la tutela. El padre lo abandonó cuando tenía cuatro meses y después cayó preso y no lo vio más", precisó enojada la mujer.
Justicia medieval modelo 2015
Cuando se piensa que nada peor puede ser dicho, en este caso nos equivocamos. El morbo se hace presente dentro de sus reaccionarios argumentos: “Es claro que la elección sexual del menor, malgrado la corta edad, a la luz de los nutridos testimonios de sus próximos, ya habría sido hecha (conforme a las referencias a la recurrencia en la oferta venal y al travestismo)”.
No tranquilos con sus dichos agregaron que “el pequeño niño cuyo padre fuera preso por abusador y cuya madre lo abandonara a merced de una abuela que -con todo- no ha demostrado (el fallo lo destaca) demasiado interés en el desarrollo del mismo”. Cinismo oscurantista.
Lejos de ser una "novedad" lo escrito por los jueces Piombo y Sal Llargués, la historia parece repetirse. Ellos tuvieron una decisión similar en el año 2011, cuando solicitaron la reducción de la pena impuesta a un pastor acusado de abusar de dos niñas de 14 y 16 años. En ese entonces el argumento de los letrados fue que las niñas eran “de un nivel social que acepta relaciones a edades muy bajas”. En los dos casos las víctimas eran pobres.
Escrache realizado al Juez Piombo en 2011 por estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNLP (Juventud del PTS)
Al repudio general por este fallo se suman el de los claustros estudiantiles y docentes que conviven con el juez Piombo en la Universidad Nacional de La Plata. El magistrado es titular de dos cátedras de la Facultad de Derecho de esa universidad y ya se está haciendo extensivo el pedido de diferentes sectores académicos pidiendo que Piombo no vuelva a dictar clases en dicha institución (ver comunicado del CeProDH La Plata)
Queda demostrado, una vez más, que la justicia no es ciega. Y que perjudica y discrimina a los sectores más pobres, reproduciendo y sosteniendo la opresión social sobre mujeres y sectores LGTB una y otra vez. Y lo hace contundemtemente a través de jueces que, además, reproducen su discriminación en las aulas de la universidad pública.