Este 21 de mayo se realizará la primera cuenta pública en medio de un ambiente en el que se respira rabia y dolor tras el asesinato de Diego y Exequiel. La derecha, a través de los medios sociales y escritos como La Tercera, insiste en criminalizar la protesta y en opacar al asesino bajo argumentos que justificarían su actuar: “no son blancas palomas, estaban rayando paredes”. A Diego y Exequiel los mató esta cultura que naturaliza el asesinato en defensa de la propiedad privada; lógica que se traspasa a la visión de lo público con el último proyecto de ley sobre la regulación del arte callejero.

Artistas para el entretenimiento

Fue el 8 de mayo cuando la Directora del Consejo Regional de la Cultura de Valparaíso sacó una nota en el portal De Culto esgrimiendo argumentos en defensa del uso de los espacios públicos para la realización de actividades culturales. Esta nota sale tras la presentación de 31 minutos y el Mimo Tuga y un altercado que este último tuvo con carabineros.

Pero, ¿qué es lo que se defiende en realidad? La cultura, sí; pero también, como ella misma plantea, “la tranquilidad de quienes circulan por la vía pública”. ¿Cuáles son los criterios para resguardar esta tranquilidad? El carácter de las presentaciones y de los artistas, el carácter de esa “cultura” que ella pretende defender: una cultura para la entretención y el turismo.

Nuevo proyecto de ley que regula el arte callejero

Aprobada la idea de legislar, esta ley contempla la regulación de espacios públicos donde los distintos artistas podrían efectuar sus presentaciones bajo el interés de fomentar el turismo local. Sin embargo, una ley bajo estas características limita por la negativa las libertades de todos aquellos que queremos hacer uso de estos espacios y establece una categoría de artistas que tendrían la posibilidad de obtener este beneficio; categoría que deja fuera a todos aquellos que acuden a la calle como forma de protesta y no sólo para hacer “arte por el arte” o que, por ser conocidos, tendrían mayor acceso y facilidades.

Lo privado en lo público

El problema es que lo público se pone en función de los intereses de los privados, el problema es que las regulaciones se orquestan en función de estos criterios de crecimiento económico y estabilidad política lo cual es más importante aún para el Gobierno en momentos donde el conjunto del régimen político se tambalea; pues han quedado a la vista, desnudos, los pilares que provienen de la dictadura de Pinochet y que someten a miles de jóvenes a la represión por el simple hecho de expresarse. Toda esta cultura de privatización y saqueo, de corrupción e impunidad en beneficio de los ricos generan distintas reacciones y, para la juventud, copar las calles, apropiarse de ellas, es una forma de protesta. ¿Dónde, en qué artículo, podrán regular nuestro descontento? Y si no pueden, ¿responderán con más represión y la derecha justificando nuevos asesinatos? No necesitamos nuevos parches, nuevas regulaciones, este 21 de mayo marcharemos por un cambio estructural, para que se vayan todos los Penta Parlamentarios corruptos; marcharemos por un cambio sustancial en nuestras vidas, por la educación gratuita y una asamblea constituyente que tendremos que imponer con nuestra movilización.