En medio del fracaso rotundo de la estrategia del gobierno para enfrentar la pandemia del COVID-19, con cifras de contagios y fallecidos que sólo aumentan con el pasar de las horas, desde La Moneda se han propuesto realizar un Acuerdo Nacional, para acordar junto a un sector de la oposición parlamentaria un plan de emergencia para abordar la contingencia.
En definitiva, una revancha de lo que fue el “Acuerdo por la Paz” realizado en medio de la rebelión, firmado por personeros desde la UDI, hasta los principales rostros del Frente Amplio, como Gabriel Boric (Convergencia Social) y Catalina Pérez (Revolución Democrática).
Sin embargo, ¿cuáles son las claves de este nuevo “Acuerdo Nacional” que se propone ser la mano que levante del suelo a Piñera, Mañalich y su séquito de políticos y empresarios?
El acuerdo como salvavidas para Mañalich y Piñera que la oposición está dispuesta a lanzar
La situación para el gobierno, para el conjunto de la derecha y para La Moneda, podría compararse como la de un callejón sin salida, al cual entraron sabiendo que no podrían salir fácilmente ¿Cuál es el problema para ellos? Sin que “se pudieran dar cuenta” comenzaron diversas protestas por el hambre en diversas comunas del país, un proceso que fue acompañado por una profunda ola de despidos y suspensiones de contrato, de la mano de la extensión de ollas comunes en diversas poblaciones del país. Fenómeno que se cruzó con una serie de huelgas en el norte del país.
¿Cómo salimos de aquí? Se preguntaron, mientras los empresarios respiraban en el cuello para que les fueran asegurados sus bolsillos en medio de la crisis económica en desarrollo. Fue así como se les ocurrió la “brillante idea” de impulsar un nuevo Acuerdo Nacional. La, mal llamada, oposición mordió el anzuelo en medio de la rebelión de octubre, ¿por qué no funcionará ahora?
Al llamado del gobierno, no tardaron en llegar la Democracia Cristiana, el Partido Radical, el Partido por la Democracia, el Partido Socialista, el Partido Liberal y Revolución Democrática, quienes prefirieron aceptar las excusas del gobierno, antes que denunciar el Acuerdo Nacional como una trampa para evitar a toda costa un nuevo estallido social, motivado y potenciado al máximo por el hambre, los efectos de los contagios y el desempleo. Es decir, pese a todos sus discursos, una práctica completamente cómplice. Aceptaron tenderle la mano a Piñera para que pueda pararse del suelo y de la crisis en la que se encuentra.
Es aquí en donde estos seis partidos de la oposición fantasma han afirmado que el gobierno debe asegurar un Ingreso Básico de Emergencia (IBE) "a todos aquellos hogares cuyos ingresos no alcancen a la línea de pobreza, aportándoles lo que requieren para llegar a ella sin discriminación alguna". Pero la trampa es, que justamente es un ingreso que apenas alcanzaría para tres meses, es decir, junio -que ya se encuentra en curso y no se asegura incluso que este mes se pague-, seguido de julio y agosto, plenos meses de invierno cuando se espera que la pandemia se agudice y hayan mayores ataques en contra de las familias trabajadoras, con mayores cifras de desempleo, suspensiones y recortes a los sueldos.
Frente a esto, como si se tratara de entregar la peor excusa posible, la oposición fantasma afirma que "se verá la necesidad de prorrogar su vigencia o iniciar gradualmente la disminución de su entrega para transitar hacia la reinserción laboral". Es decir, que ni siquiera se plantea una certeza para esas familias cesantes que no tienen qué comer, y, de recibir este dinero, será cada vez menor. Una completa burla.
La farsa económica: Proteger a los mismos de siempre
Aquí entramos a uno de los ejes más importantes para el gobierno en lo que se refiere a los marcos del acuerdo nacional: La reactivación económica.
Es aquí donde el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, ha afirmado que “es un deber de la política construir este acuerdo, cuidar el bienestar de las personas y las familias, cuidar sus ingresos y reactivar la economía para que vuelva a haber empleo, es un deber de la política". ¿Pero de qué bienestar está hablando para las familias, si estas deben seguir yendo al trabajo, arriesgándose a contagios porque decidieron mantener los trabajos no esenciales intactos? ¿De qué bienestar puede estar hablando si hay familias que no tienen dinero para comer ni abastecimiento en sus casas producto de la cesantía?
Ahora, hay quienes podrían decir aquí que el Gobierno ha entregado cajas de alimentos o que incluso prepara un bono, sin embargo, estos bonos ni siquiera llegan a la línea de la pobreza, mientras las grandes empresas se siguen enriqueciendo y las familias se siguen empobreciendo, quedando sin fuentes de trabajo.
Antofagasta es la postal de esta desigualdad, tratándose de la región con mayor tasa de desempleo (15%) a nivel nacional, mientras las empresas mineras -que no han cerrado ni un sólo minuto y que tienen las 24 horas del día y los 7 días de la semana corriendo su producción ininterrumpida- se siguen enriqueciendo enormemente ¿De qué bienestar habla Blumel? El gobierno miente descaradamente al rostro del pueblo trabajador.
La situación es tal, que la Universidad Católica registró una pérdida de 2 millones de empleos en 12 meses, retrocediendo a cifras de hace 15 años atrás.
¿A dónde van entonces los recursos de la “reactivación económica”? No es más que una excusa para que los más ricos se hagan más ricos y los pobres más pobres.
Sobre esto, el gobierno se prepara para medidas que favorezcan aún más a las empresas como la medida de subsidio al empleo, que rescatarán a las empresas que se acogieron a la Ley de "Protección" del Empleo, o la posibilidad de garantizar un crédito con garantía estatal a grandes empresas. Es decir, recursos del Estado para privados. Un saqueo al bolsillo de todas nuestras familias dirigido al bolsillo que quienes suspenden y despiden a nuestras familias.
Ahora quieren entregar subsidios a los empleos, es decir, entregar más dinero a las empresas para “financiar el empleo” con dinero estatal, con plata que se saca del impuesto de todos nosotros, mientras discuten rescates y salvatajes a grandes empresas como es el caso de LATAM. Una completa farsa; una desfachatez de proporciones titánicas.
Lo que no se dice y lo que hay que hacer
¿Qué es lo que no se dice? Que justamente este acuerdo es para volver al Chile anterior, no sólo de la pandemia, sino que anterior al estallido social: Rescate a los empresarios, mayor pobreza, mayores abusos, mayores despidos, y mayor hambruna. Es decir, un retroceso, sumado a un esfuerzo del Gobierno, congeniado con esta oposición, para aumentar la miseria de las familias trabajadoras.
¿Qué es lo que se debe hacer? Un primer paso sería exigir la derogación inmediata de la Ley de Protección del Empleo, y que todos quienes fueron despedidos, desvinculados, y suspendidos en sus contratos, pasen a ser reincorporados, y se paguen íntegramente sus sueldos. Cosa que ningún partido de la “oposición parlamentaria” está diciendo. A su vez, prohibir todo despido y suprimir el Art. 161 "Necesidades de la Empresa".
Se deben realizar, además, test masivos a la población, se deben paralizar todos los trabajos no esenciales, incluyendo la minería. Cualquier medida que no sea acorde a esto va para proteger los millones de los empresarios del cobre y no la integridad de nuestras familias. Es más, se debe realizar la nacionalización de las empresas estratégicas, y la expropiación sin indemnización a todas las empresas que despidan o especulen con los precios como los productos sanitarios o alimenticios.
Para esto, las centrales sindicales, como la CUT, bajo la conducción del Partido Comunista, que entre otras medidas ha propuesto un plan para endeudar Chile y que las familias paguen los platos rotos, deben llamar a un paro nacional. Que cierren todas las empresas no esenciales. La plata está y se la están llevando estas empresas. Y sobre todo, no al salvataje a los grandes empresarios y sus artimañas para seguir haciéndose más ricos y no al Acuerdo Nacional para salvar a Piñera, Mañalich y este régimen cuestionado por la rebelión de octubre.
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