Fotomontaje: Ana Laura Caruso
“La Protesta Humana” así se dio a conocer el periódico más longevo y de mayor trascendencia de la historia del anarquismo en el país a fines del siglo XIX e inicios del XX. Mientras que en esos años el anarquismo se debatía entre dos corrientes principales que se diferenciaban por el grado de autonomía o de rechazo a la organización colectiva, nacía en Buenos Aires el periódico anarquista que llevaría la voz y la lucha de les trabajadores a las barriadas del viejo baires.
“Animados por un ideal de magna justicia, venimos a ocupar un puesto en la brecha, en donde se lucha con heroico entusiasmo por la emancipación de los pueblos. La maldad triunfante nos ha hecho sedientos de justicia; el estado de opresión en que vivimos nos hace amar la libertad con delirio; la generalización de las ciencias ha contribuido en hacernos hombres conscientes. La observación y el estudio nos han revelado la causa de la terrible dolencia que aqueja a la humanidad: ella está en la existencia de la Autoridad, y a esa plaga oponemos nosotros la Anarquía” (La Protesta Humana, 13 de junio de 1897) [1].
"Qué te pasó buenos aires, es con vos…”
Hacia finales del siglo XIX se producirán en el país importantes cambios culturales, entre otros, una ruptura con las tradiciones literarias. El epicentro está en Buenos Aires que, a paso acelerado, ingresa a la modernidad con grandes cambios en la urbanización de la ciudad, la alfabetización y un fuerte desarrollo comercial. Crecía la prensa y los medios comerciales. Nacen revistas como Caras y Caretas (1898), dirigida entonces por José Sixto Alvarez (Fray Mocho). Toma fuerza el costumbrismo como género literario de la mano de Fray Mocho. Esta transformación en el universo literario tendrá sus responsables en gran medida en la oleada de inmigrantes, entre ellos el nicaragüense Rubén Darío. Recibido con honores y agasajos por la bohemia de la época y los círculos culturales. El nicaragüense que era un colaborador del diario La Nación masificó el modernismo dejando atrás para siempre el romanticismo y la rigidez castellana. La prosa, la poesía, el vocabulario, estructura de los párrafos, un cambio literario radical. Las bases de esa transformación para algunos revisionistas están en el cubano José Martí y el Mexicano Manuel Gutiérrez Nájera.
Buenos Aires a pesar de Julio A. Roca, quizás junto a Videla el presidente más odiado de la historia Argentina, se transformaba en tierra fértil para la expansión de los medios gráficos: “leer y hacer leer”. A las campañas de alfabetización se sumaba la oleada de inmigrantes (1880) proveniente del sur de Europa. A esta influencia aportó el bajo costo de los periódicos, ya que mientras que en Europa el jornal promedio era de $5 y un libro podía llegar a costar una quinta parte del salario por baires el jornal rondaba los $4, pero el valor del libro estaba en 0.40 ctvs. La avidez y los bajos costos facilitaron la proliferación de periódicos. Volvamos a La Protesta Humana.
El 13 de junio de 1897 mientras llegaba el fin de la presidencia de José E. Uriburu, emerge desde los adoquines de Buenos Aires el periódico anarquista La Protesta Humana. Brota una voz disonante entre luchas fraccionales, debates y rupturas dentro del movimiento anarquista. En esos años los anarquistas se dividían entre quienes se oponían a toda forma de gobierno y de organización partidaria, conocidos como anarquistas individualistas, por un lado, y los que apostaban por un grado de organización, que se daban a conocer como socialistas organizadores [2].
Este matutino quincenal de fuerte impronta internacionalista intentó ser, y con éxito durante un largo período, el organizador político de la clase trabajadora. Inspirado por la oleada de inmigrantes que traían ideas libertarias desde el viejo continente: deportados, exiliados políticos, trabajadoras y trabajadores que escapaban del hambre o de la guerra.
Los juicios de Montjuic (1896)
El atentado a la procesión del Corpus en Barcelona concluyó, aunque sin pruebas, con un grave ataque al anarquismo catalán y tras los juicios de Montjuic -celebrados del 11 al 15 de diciembre de 1896 que continuaron en abril 1897- llegaban al Río de la Plata deportados españoles, que abrazaban el anarquismo. Lejos de amedrentarse expandieron sus ideas y fundaron sus periódicos entre ellos “La Protesta Humana” [3].
La Protesta Humana se inscribe en un marco de continuidad de los precursores: El descamisado (1879), El Perseguido (1890), El Oprimido (1894), El obrero panadero (1894), La Questione Sociale, L’Avennire y La Voz de la mujer.
La Protesta Humana participó activamente de aquella transformación y modernización periodística. Su uso pedagógico y la búsqueda permanente de expansión llevó a la dirección del pasquín a buscar periodistas no profesionales, militantes y lectores que escribirían en sus páginas. La dirección estaba compuesta por el ebanista catalán Gregorio Inglán Lafarga y Francisco Berri, militante panadero y primer tesorero de la FORA (Federación Obrera Regional Argentina). A esta dirección lo sucederán: Alcides Valenzuela, Eduardo Gilimón y Juan Creaghe. La dirección era dinámica, no siempre hubo un director ya que se intentaba evitar cualquier tipo de jerarquías, constituyendo grupos editores con dirección compartida.
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El gran difusor de ideas libertarias
La Protesta Humana se convirtió en el gran difusor entre los medios ácratas, fue un aporte durante el desarrollo del anarquismo como corriente política en Argentina. Colaboró en el proceso de desarrollo de los sindicatos por rama. Participó de la FORA, diferentes contextos históricos lo tuvieron como protagonista: atravesó varias presidencias, el atentado al Teatro Colón (1910) [4], el asesinato a Ramón Falcón que a manos de Simon Radowitsky expresó el odio de los trabajadores contra la brutal represión estatal, los atentados a Quintana y Figueroa Alcorta, transitó la primera huelga general de 1902 y del Centenario de Argentina. Se podía leer en sus páginas: “RIP, libertad argentina, falleció a los 100 años a manos de los gobiernos criollos y millonarios extranjeros, a nadie le va asombrar esa muerte porque a los 100 años es una edad vieja o cercana a la muerte.”
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Fue noticia mundial por ser el diario más longevo y de mayor tiraje entre los periódicos ácratas logrando unos 7 mil periódicos por tira. También fue noticia por el incendio de la imprenta de La Protesta Humana. Fueron perseguidos y expulsados mediante la La ley de Residencia (1902) y la Ley de Defensa Social (1910), que completaban un ataque directo a las organizaciones anarquistas y socialistas.
Estos ataques tuvieron efectos inmediatos y determinantes en la vida de La Protesta Humana, tras las leyes de persecución llegará la deportación de Lafarga. Este contexto represivo y persecutorio contribuyó a la implosión del periódico, sin lograr estabilizar su publicación ni en el tiempo ni en su masividad a pesar de los esfuerzos de Juan Creaghe, elegido como nuevo director.
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Los sucesivos estados de sitio, los allanamientos, las deportaciones, los avatares económicos, la quema de ambas imprentas, la destrucción de las instalaciones, las contradicciones y limitaciones de la política de los anarquistas al interior del movimiento obrero colaboró con el agotamiento de La Protesta Humana [5].
Aun así el aporte de La Protesta Humana al conjunto de los explotados en la Argentina fue considerable y sentó bases para el desarrollo de un periodismo clasista y militante, que como parte de las mejores tradiciones obreras de nuestro país resulta indispensable conocer. A 123 años de su fundación, leemos en sus páginas un saludo que es a la vez una invitación y un compromiso de lucha:
“Saludamos a cuantos aman la verdad, a los que trabajan por la emancipación de los desheredados, a los que luchan por la desvinculación de los privilegios, a los que preparan la participación equitativa de todos en el patrimonio universal, a los que sufren por la conquista de esos ideales y, por último, a la prensa que se dedica al estudio de la cuestión social.”
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Referencias:
[1] “La Protesta (Humana): la voz escrita del anarquismo
argentino (1897-1910)”, Diego Cives
[2] Para profundizar sobre la historia del movimiento anarquista en el país, sugerimos la lectura de "Cien años de historia obrera en la Argentina 1870-1969", de Alicia Rojo, Josefina Luzuriaga, Walter Moretti y Diego Lotito. Ediciones IPS.
[3] Del proceso nace en el reino español la ley antiterrorista de 1896. Detuvieron a cuatrocientas personas fueron condenados a muerte 87 personas, absueltas unas 63 y el resto fue deportado del país con el cargo de anarquista.
[4] Tras el atentado en el teatro Colón los militantes corrieron con distinta suerte: los argentinos fueron llevados al fin del mundo, Ushuaia; los extranjeros fueron deportados. La dirección terminó en Montevideo y La Protesta (LP) - a partir de 1903 La Protesta Humana pasó a llamarse La Protesta - tardó solo cuatro días en volver a cruzar el gran Río. El descargo de La Protesta no se apoyaba en las declaraciones de los acusados sino en las supuestas declaraciones de Dellepiane, quien refería que no había pruebas de que “la secta” hubiese perpetrado el atentado en el teatro. |