La Izquierda Diario entrevistó a Pamela Bulacio, trabajadora de Mondelez ex Kraft para que nos cuente del Plenario que se realizará este sábado 20 de junio a las 16 hs. via Zoom, convocado bajo el lema “La vida de las y los trabajadores importan. Unirnos y luchar, para que la crisis la paguen los capitalistas”. Además realiza una interesante reflexión sobre el rol de las mujeres trabajadoras en esta crisis socio-sanitaria durante la pandemia.
Vos ya trabajabas en Kraft cuando en 2009 pasó lo de la gripe A, donde las mujeres se pusieron al frente y se desató una gran huelga para defender la salud y contra los despidos. Ahora, con esta pandemia, donde también tienen que salir a defender su salud, ¿como ves en general el rol que vienen teniendo las mujeres trabajadoras en toda esta crisis?
Claro, la situación hoy dentro de la fábrica en este contexto de pandemia es muy parecida a lo que vivimos en el 2009 frente a la gripe A. Justamente, parte de los reclamos de aquella vez eran las medidas de higiene y seguridad dentro de la planta y las licencias para las trabajadoras que eran madres y ya no contaban con la guardería en la planta.
Sin duda el hecho de que hayan sido las mujeres las que estuvieron en un primer momento al frente de este reclamo fue, porque eran quienes más lo padecian. El tema de la guardería es un tema muy sentido dentro de esta fábrica, justamente porque es una de las pocas fábricas que tienen guardería y es una conquista de los trabajadores y las trabajadoras seguir manteniéndola.
Pero en aquel momento la empresa quería licenciar a las compañeras sin pagarle el salario, lo cual era una locura, por esta razón el conflicto del 2009 duró casi todo un año. Ahí hay que destacar el rol de la agrupación de mujeres Pan y Rosas quienes nos ayudaron a formar nuestra propia Comisión de mujeres en la fábrica.
Fue en principio por las medidas de higiene y seguridad, pero la empresa respondió a los pocos meses despidiendo a gran parte de los trabajadores y trabajadoras que habían participado de aquel reclamo. Es decir, se centró justamente en atacar y despedir a aquellos compañeros y compañeras que eran más referentes dentro de la fábrica, los que habían sido justamente elegidos como delegados y delegadas de sector.
De esta manera resultó ser un ataque de la patronal contra la organización de los trabajadores y trabajadoras, un ataque bastante brutal, al cual respondimos.
Pero el contexto de la gripe A no fue tan terrible como lo es hoy el COVID-19. Sabemos porque vemos las noticias que el mundo ha estado casi paralizado salvo algunas industrias que son las esenciales.
Hay una profunda situación de crisis en la clase trabajadora: muchos se quedaron sin trabajo o suspendidos, encerrados en sus casas… El reclamo y la movilización ya se hacían muy difícil. Esta situación de crisis económica, atraviesa más a las mujeres, que justamente son las que sufren mayor desocupación y desigualdad social.
Entonces en ese sentido, tiene algunos puntos muy parecidos con lo que pasó en el 2009 con la gripe A, pero lo que me resulta importante rescatar es que en estos últimos años ha habido grandes cambios en el mundo y el movimiento de mujeres en Argentina colaboró a esos grandes cambios. Entonces ya no somos las mismas.
En el 2015 empezaron a surgir las movilizaciones en la Argentina bajo la bandera del Ni una menos. Nosotras en la fábrica ya veníamos organizándonos y levantando los derechos de las mujeres trabajadoras, porque siempre opinamos que las mujeres que componen la industria alimenticia tenían que tener sus propias reivindicaciones, veíamos bien que luchemos por las reivindicaciones sindicales dentro de la fábrica junto a nuestros compañeros, pero nos fuimos dando cuenta con el correr del tiempo, que las mujeres trabajadoras tenemos nuestras propias reivindicaciones y eso ayudó a que cuando empezaron a surgir debates en el 2015 contra la violencia de género, por nuestro derecho al aborto, nos permitió participar con mayor cantidad de mujeres trabajadoras de las movilizaciones, y que esos debates de alguna manera también se trasladaron a la fábrica. No nos quedamos por fuera de todo lo que se debatía en las calles, esos nuevos pensamientos.
Las trabajadoras que somos quizá un poco más grandes, tuvimos también influenciadas por los debates de las hijas de nuestras compañeras, de las hermanas más jóvenes, porque la juventud juega un rol fundamental. Por ejemplo ante un caso de violencia hacia una compañera que está en la fábrica, organizamos una campaña de solidaridad, varones y mujeres para decirle “No estás sola”, y fue un apoyo importante.
Creo que la pelea la empezamos a dar en la fábrica, y la vamos a seguir dando porque las mujeres trabajadoras no solo peleamos por nuestros derechos laborales, sino también por todos nuestros derechos como mujeres y para eso es necesario marchar junto a esas miles de jóvenes y mujeres que se empezaron a organizar.
Este movimiento empezó a surgir en el resto del mundo. Por ejemplo con las compañeras chilenas ante la represión que estaban sufriendo en el país, y donde el grupo Las Tesis ayudaron a difundir la situación de las mujeres chilenas. Con esto se pone en evidencia que las mujeres, organizadas, movilizadas, junto con la juventud, las mujeres trabajadoras fundamentalmente porque sobre sus cuerpos recae la opresión, pero también la explotación.
Somos las que entendemos muy bien que cuando hay crisis la quieren descargar sobre nuestros cuerpos, padecemos la desigualdad, las diferencias salariales, el desempleo, la violencia, todo lo que venimos levantando y reclamamos en las calles.
Nosotras salimos a reclamar frente a la pandemia del COVID-19 dentro de la fábrica, pero también vimos como salían otros sectores de trabajadores a pelear y sobre todo las mujeres.
Tomamos registro de lo que empezaron a llevar adelante las trabajadoras de la salud en todo el país, en la provincia de Buenos Aires, y sobretodo las compañeras trabajadoras del Centro Médico Talar que las tenemos aca cerca, que se organizaron para reclamar las medidas de higiene y seguridad y que luego la empresa despide a dos de sus nuevas delegadas, justamente para atacar la organización de las mujeres.
También tenemos muy presente lo grandioso y la gran pelea que dieron las trabajadoras domésticas del Nordelta, que se rebelaron y empezaron a exigir respeto e igualdad, y pusieron en evidencia lo que hacen sus patronas cotidianamente, sin que nadie las defienda ni su sindicato, ni nadie. Ellas también se organizaron y buscaron solidaridad entre las docentes, estudiantes, la gráfica recuperada Madygraf, de ahí surgió una movilización en las puertas del Nordelta, y lograron que el transporte público ingrese al country y puedan viajar sin ser discriminadas. Nuevamente hoy buscan nuevas formas de organización junto a cientos de trabajadoras y trabajadores precarios.
Son peleas emblemáticas que vienen desarrollando las mujeres que están incluso en peores condiciones que nosotras, porque no tienen derechos, e incluso son más maltratadas.
Por eso nosotras opinamos que la alianza de las mujeres trabajadoras es con esos sectores, y por eso nos parece importante participar de este plenario que se va a llevar adelante el sábado 20 de junio, porque nosotras queremos conocer en detalle la lucha que vienen llevando estos sectores de mujeres que empiezan a enfrentar el ajuste, la prepotencia patronal, que se organizan para reclamar medidas de higiene y seguridad básicas, que se quieren unir a otros sectores de trabajadores, porque entienden que la pelea no hay que darla solas y aisladas, sino en unidad y alianza entre trabajadoras y trabajadores de otros gremios también.
Desde ya opino que ese es el camino que tenemos que seguir y los métodos que tenemos la clase obrera acá y en el mundo y es lo que se está empezando a ver, que hay grandes sectores de la población que se levantan en todo el mundo, no solo contra la violencia racista, contra la violencia machista, sino contra el capitalismo que nos explota, la lucha contra este sistema es el camino.