En EEUU y Europa manifestantes derriban estatuas en el marco de las protestas antirracistas y contra la violencia policial. Tiran abajo monumentos y cuestionan lo que representan. Lee la columna de cultura de Nadia Ruge en Pateando El Tablero, 101.7 Jujuy FM.
En Virginia tiraron una estatua de Colón a un lago, otra de Colón fue decapitada en Boston. ¿Sabemos quién fue Cristóbal no? El navegante que con la bendición de la reina Isabel quería llegar a la India, pero en ese viaje nos descubrió apenas se bajó de las tres carabelas: la Pinta, la Niña, y la Santa María. Así aprendí yo en la escuela, en la Escuela “Francisco de Argañaraz”, “fundador del Valle de Jujuy”. Pero mi hijo que desde pequeñito leyó un libro para niñes que se llama El descubriMIENTO de América, fue derribando mentiras, el problema fue cuando a los siete años estudiando para una prueba de ciencias sociales me preguntó ¿Qué pongo en la prueba? Que Colón descubrió o que no descubrió nada América y es conquistador?
Hoy, a partir de las protestas en diferentes países por justicia por George Floyd. Se está cuestionando esa forma en la que nos enseñaron la historia, levantaron estatuas que representan valores políticos, culturales e ideológicos que muchos empiezan a querer tirar abajo.
Por ejemplo a la estatua de Edward Colston, en la ciudad de Bristol, los manifestantes no solo la derribaron, sino que la llevaron rodando hasta el río y ahí la tiraron. ¿Quién era Colston? Un esclavista que trajo a América a 84 mil personas, de las cuales calculan que 19 mil murieron en los barcos. Por todo esto Edward tenía su monumento.
En la universidad de Oxford (Inglaterra) se reunieron más de mil personas para exigir que una estatua de Cecil Rhodes fuera inmediatamente retirada. Increíblemente aún hoy existe una beca con su nombre en esta universidad. Rhodes, fue un colonizador británico, imperialista, que se compró un país, sí, compró un país.
Ese territorio hoy es Zimbawe y Zambia. Cecil se compró un país porque quería extraer todos los diamantes que había, de hecho, fundó una de las empresas más grandes del mundo. También fue nada más y nada menos que uno de los precursores del Apartheid en Sudáfrica. Cecil también tenía su monumento, pero ya no existe más.
También cayó la de W. Churchill, el héroe inglés de la segunda guerra. A Churchill le pintaron toda la estatua y le pusieron racista. Todo su monumento intervenido: ¡Arte!
El rey Leopoldo II en Bélgica, que tuvo el mérito de colonizar el Congo que masacró a 10 millones de personas para poder hacer negocios con el marfil y el caucho, tampoco tiene hoy la estatua que habían levantado en su honor, al contrario y en su horror, los manifestantes belgas pintaron y quemaron la estatua del rey Leopoldo II.
En nueva Orleans cayo John Macdonald, que fue un esclavista muy importante en EEUU y tenía un reconocimiento increíble, porque incluso desde las escuelas se hacían visitas a su estatua. Y fue ahí justamente donde se dieron las primeras protestas contra la segregación racial en las escuelas públicas de EEUU en 1954.
¿Por qué las tiran abajo?
En algunas entrevistas los y las manifestantes dicen que quieren distanciarse de una narrativa racista, esclavista, imperialista, porque nuestra sociedad y la juventud sobre todo tienen otros valores y es profundamente antirracista.
Esto pasa hoy en grandes países donde veíamos expresiones xenófobas, de extrema derecha y discursos reaccionarios contra los inmigrantes. De hecho en Inglaterra ya salieron a “defender” las estatuas como aquí defienden paredes.
Pero no es la primera vez que vemos caer monumentos, en América latina, en distintos procesos de conflictos, luchas, crisis, también se han derribado: la del conquistador Diego Mazariegos en Chiapas en 1992, la de Colón en Tegucigalpa en el 97, la de Colón en Venezuela en 2004. En Chile en la revuelta de 2019. En Argentina no podemos dejar de recordar las campañas y lucha de Osvaldo Bayer para desmonumentalizar a Roca, para cambiar el nombre de calles que homenajean a asesinos. O aquí en Jujuy cuando en la Fiesta Nacional del Teatro Norman Brisky tenía que recibir el premio a la trayectoria en el Teatro Mitre, antes de saludar al público nos miró a todos y dijo: “¡Uds deberían cambiarle el nombre a este hermoso teatro! ¿Por qué un teatro tiene que llamarse Mitre?
¿Cambia algo derribando estatuas o qué tenemos que derribar? ¿Qué cimientos? ¿Qué raíces?
Las estatuas son símbolos, y creo que tirarlas abajo no cambia mucho el estado de las cosas pero expresa algo fuerte y verdadero. Hay estatuas que expresan lo que estamos viviendo. Y tirarlas abajo es deseo de tirar abajo esos valores y esas culturas y esa ideología representada en figuras inmóviles.
Dijo Trump que los que se manifiestan no sean irrespetuosos y no cuestionen el pasado ni la historia de EE UU. Bueno Donald, parece que en el mundo hay muchos que más que el pasado, están cuestionando el presente y quieren cambiarlo. Yo fui calladita y buena alumna en la escuela Argañaraz y pusimos flores al conquistador cada 19 de abril. Hoy mi hijo de 11 años me mandó la foto de esa estatua en la quebrada que tiene un cura poniendo la cruz sobre la cabeza de un aborigen arrodillado. Y me dijo: “tenemos que destruirla”.