La crisis de la pandemia dejó al descubierto la precariedad laboral a la que están sometidos los hacedores culturales, con altísimos porcentajes de informalidad, precarias condiciones de seguridad e higiene en muchos casos (incluso cuando el contratador es el mismo Estado), y ahora se encuentran sin posibilidad de trabajar desde el inicio de la cuarentena. Para colmo, muchos quedaron por fuera del cobro del IFE por tener horas de docencia a su cargo.
Es por esto que el centro de los reclamos de hoy fue que se declare en la provincia la “emergencia cultural”, para garantizar la atención a las necesidades de todos los sectores involucrados y que se genere una estabilidad laboral que permita vivir dignamente a los trabajadores del ámbito.
Son muchos los y las artistas que vienen denunciando situaciones similares en todo el país. Esta semana también se movilizaron los trabajadores de Cine en la Ciudad de Buenos Aires, reclamando igualmente por el fin de la precarización laboral, pero también por un salario de emergencia de 30.000 pesos.
Hasta ahora, los gobiernos provincial y nacional no han brindado soluciones al conjunto de los trabajadores del arte. Mientras que a través del programa ATP, la gestión de Alberto Fernández subsidia los sueldos de grandes empresas privadas y el gobierno de Rodolfo Suárez se dedica a cuidar las ganancias de los empresarios bodegueros y del turismo mientras que la única respuesta a los reclamos ha sido repartir apenas 150 contratos de la plataforma de streaming local Mendoza en Casa para las miles de producciones culturales que se realizan en la provincia, los artistas al igual que millones de jóvenes precarizados en todo el país, quedan por fuera de las prioridades y los cuidados. |