Los resultados preliminares de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del INEC señalan un aumento del desempleo a un 15,7%. Los datos cubren los meses entre febrero y abril, dando cuenta de los primeros impactos de la pandemia en la economía costarricense y cómo empresarios y Gobierno descargan la crisis sobre los trabajadores y las trabajadoras.
La publicación de la ECE anterior, daba cuenta de la continuidad en una serie de tendencias económicas presentes desde el 2018 y el 2019, profundizadas por la coyuntura de pandemia. La cifra de desempleo histórico, fijada hasta la encuesta anterior en un 12,4%, pasó a 15,7% estimando un total de 379.000 personas desempleadas. La tendencia del desempleo es creciente en el país desde finales del 2018, primer período en que se alcanzaría más de 12% de personas desempleadas, la cifra más elevada desde la creación de la ECE en el 2010.
El aumento de cerca de 102.000 personas sin empleo, respecto del mismo trimestre del año pasado, está marcado por reducciones significativas en las tasas de ocupación, las cuales afectan de manera más abrupta a las mujeres con apenas un 38,7% de participación, frente a la ocupación masculina de 63,8%. Al mismo tiempo, el desempleo golpea más a las mujeres, con porcentajes de 20,8%.
Otra importante tendencia del empleo en el país, vinculada con prácticas de precarización del trabajo, es el denominado subempleo. El porcentaje de personas que laboran menos de 40 horas semanales y desean trabajar más presentó un salto del 12,4% en el trimestre anterior a un 14,9%.
Escenarios inciertos: “recuperación” económica y pandemia
Por otro lado, los análisis sobre la “recuperación” económica realizados por el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la UCR, proyectaban en su informe de mayo, dos posibles escenarios, uno de recuperación económica rápida y otro de recuperación lenta. Estos escenarios parten de la contradicción entre el control de la curva de contagios a través de medidas restrictivas y la “reactivación” económica con medidas políticas del Gobierno que puedan incidir en nuevas olas de contagio y en la economía misma.
● El escenario de “recuperación” rápida, implicaría una caída del PIB de un 4% con un aumento de la pobreza de hasta un 24%. Esta recuperación partiría del hecho de que el desempleo generado por la pandemia y las políticas gubernamentales sea absorbido en un 50% por reducciones de jornadas laborales y 50% por reducciones de salario. Es decir, implica la profundización de las tendencias de a la precarización laboral y el subempleo, en otras palabras la tal “recuperación” se asienta en fuertes golpes a la clase trabajadora.
● El escenario de “recuperación” lenta, llevaría a una caída del PIB de un 5,8% y un aumento de la pobreza a 29%. En este escenario, el desempleo total generado por la pandemia podría dejar sin trabajo a casi 400.000 personas actualmente empleadas, de acuerdo con los cálculos del IICE. Un mazazo más que brutal sobre el pueblo trabajador para que los capitalistas recuperen o mantengas sus ganancias.
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Al lado de las tendencias generales demostradas en las estadísticas, políticamente hablando, el Gobierno de Alvarado ya ha pasado factura a las condiciones laborales de miles de trabajadores y trabajadoras públicas. El discurso de los partidos de derecha tradicionalmente ligados a la agenda neoliberal (tales como el PLN y el PUSC), apuntan violentamente hacia el gasto público y la inversión social para garantizar la “buena salud fiscal”, al tiempo que enormes transnacionales acumulan más dinero que nunca en zonas francas y fincas piñeras, arriesgando la salud de miles de familias, poniendo al desnudo la rapacidad capitalista donde sus ganancias valen más que nuestras vidas.
La clase trabajadora y la crisis
Frente a las condiciones críticas de ataques que se le presentan a la clase trabajadora por parte del Gobierno y los patronos, es necesario avanzar en nuevos niveles de organización y lucha de la clase trabajadora. Para poner en pie organizaciones que sean capaces de resistir los embates del empresariado y los partidos que les representan, para que la crisis no la pague el pueblo trabajador.
Es necesario exigir a los sindicatos abandonen toda su política de silencio frente a estos ataques, que no refleja otra cosa que la complicidad con los mismos. Basta de esa convivencia mientras el pueblo trabajador, las mujeres y la juventud sufren los golpes. Se hace más urgente que nunca convocar a un verdadero plan de lucha levantando un programa al nivel de los ataques que se están realizando y los que están por venir.
Para confrontar estas condiciones, desde una perspectiva que sea favorable para la clase trabajadora y el pueblo pobre, desde Organización Socialista sostenemos la necesidad de luchar para aplicar una escala móvil de salarios y una escala móvil de horas de trabajo como parte de un programa más general de los trabajadores como el no pago de la deuda externa, impuestos progresivos a las grandes ganancias y fortunas, entre otras. Repartir las horas de trabajo para que no haya ni un solo despido, manteniendo un aumento de salario que cubra una canasta básica real acorde a la inflación a expensas de la burguesía -especialmente de aquellas empresas que declaran 0 pérdidas y 0 ganancias al tiempo que alzan las exportaciones a millones de dólares-; denunciando al mismo las amenazas de despidos y la persecución sindical. Que la crisis la paguen los capitalistas. Basta de que sea la clase trabajadora la que pague la crisis mientras los empresarios se siguen llenando sus bolsillos. |