Fue un acto sin convocatoria por la pandemia, atravesado por la puja con Vicentin. A la tarde está llamado un banderazo en defensa de la propiedad privada convocado por la oposición y productores agropecuarios.
Un día gris en Rosario y al acto por el Día de la Bandera estuvo atravesado de discursos patrióticos para no hablar del affaire con Vicentin y el salvataje a una empresa que está realizando una estafa descomunal. Desde el primer día que el gobierno dio el anuncio sobre Vicentin se pasó de decir expropiación a decir rescate bajando el programa, siendo la correa de trasmisión de los intereses de la Sociedad Rural y los intereses de los sectores más pudientes del campo de Santa Fe. Perotti en su discurso descargó contra el gobierno de Cambiemos por haber eliminado el Ministerio de Salud pero quiere rescatar a los amigos y financistas de las campañas del PRO como la firma Vicentin.
Durante la mañana el presidente en declaraciones a los medios aclaró que si el juez de Reconquista no avala el nuevo proyecto del gobernador Omar Perotti "no queda otro camino que expropiar" la cerealera Vicentin. Lo cierto es que la nueva propuesta que se conoció anoche es una intervención en Vicentin a través de la Inspección General de Personas Jurídicas de Santa Fe, cediendo al chantaje de la firma y el looby agrario. En el medio, quedan los trabajadores que no saben cúal es su destino, empezando por los trabajadores de Vicentin y de la Algodonera de Avellaneda. Fernandez y Perotti escucharon más a la Sociedad Rural que a los trabajadores algodoneros y desmontadores.
Hubo otras concentraciones para acercarse a hablar con los funcionarios durante el acto, por un lado delegados de Pedidos Ya y de las apps que se acercaron a visibilizar la situación de precariedad laboral que viven y familiares de Carlos “Bocacha” Orellano, un joven asesinado en el boliche Ming y que aún no tienen respuestas porque su muerte pone en evidencia el entramado judicial, policial y de patovicas en el negocio de la noche rosarina.
Fue un acto del 20 de junio atravesado por una pandemia que profundizó una crisis social, sanitaria y económica que está empeorando la vida de millones de trabajadores y de los sectores populares, sobre los que se están descargando los costos con suspensiones, rebajas salariales y ajuste sobre las jubilaciones. Mientras el presidente y el gobernador dan discursos de soberanía y de defensa de la bandera, el Estado sale a rescatar a empresas como Vicentin que fuga sus ganancias, y negocian con los especuladores y los lobos de Wall Street una deuda que vienen arrancando en cada nueva oferta del gobierno más beneficios. Es necesario preparar una pelea por el desconocimiento soberano de la deuda, que tiene que ir acompañado de un conjunto medidas para evitar el saqueo nacional como la nacionalización de la banca y el comercio exterior, y la expropiación sin pago de indemnización alguna al grupo empresario que vació Vicentin y que la administración y explotación de los activos de las empresas pasen a manos del Estado bajo la gestión directa de sus trabajadores.
