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La Izquierda Diario
23 de junio de 2020 Twitter Faceboock

Crisis Climática y Ecológica
Ola de calor en Siberia: 38 ºC, la temperatura más alta de su historia
Valeria Foglia | @valeriafgl

Temperaturas récord, incendios forestales y vendaval de polillas. ¿"Las tres plagas del Ártico"? No es natural ni divino.

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Imagen: Siberia vía Sentinel 3 de Copernicus.

En el imaginario popular, que haya olas de calor persistentes en los sitios más fríos de la Tierra es prácticamente imposible. Pero folklore y crisis climática no se llevan bien: en cuestión de meses, la Antártida, Groenlandia y ahora Siberia experimentaron las temperaturas más altas de su historia, en el marco del calentamiento acelerado a nivel global.

La localidad rusa de Verjoyansk, en la República de Sajá-Yakutia, cuyas temperaturas en invierno pueden llegar a los -70 ºC, registró el pasado sábado 38 ºC, la cifra más alta de su historia, sobrepasando su anterior récord de 37,2 ºC. A esta época del año en la ciudad se esperan temperaturas de alrededor de 20 ºC. “El calentamiento del Ártico se ha adelantado ochenta años”, sostienen científicos de la región citados por el periódico local Vesti Yakutii.

Como sucede en estos casos, la Organización Meteorológica Mundial anticipó este martes que verificará los reportes de Verjoyansk para establecer si se trató realmente de una temperatura récord en el Ártico. Los aumentos en la temperatura en los polos se relacionan con el calor que transportan las corrientes oceánicas, lo cual redunda en derretimiento de hielo y nieve en la región.

No es natural

La importancia de desentrañar esa cuestión radica en que el derretimiento del Ártico amenaza el permafrost, la mayor reserva de dióxido de carbono y metano en la tierra. Si eso sucede, se liberaría el doble de gases de efecto invernadero de los que hay actualmente en la atmósfera.

Como ya sostuvimos en La Izquierda Diario, los gases de efecto invernadero retienen parte del calor de la atmósfera, sin el cual la temperatura terrestre sería de -18 ºC. Son necesarios y contribuyen al equilibro del sistema de la Tierra. No obstante, una concentración excesiva de estos deriva en el sobrecalentamiento de la superficie terrestre. El dióxido de carbono se destaca por su cantidad; se libera con la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas, hulla), madera y actividad volcánica.

Para el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, el programa de observación terrestre dirigido por la Agencia Espacial Europea y la Unión Europea, mayo de 2020 fue el más cálido jamás registrado y, curiosamente, las temperaturas más altas que el promedio tuvieron lugar en Siberia, donde llegaron a 10 ºC más que lo habitual.

Pero no se trata solo de mayo, advierten, como prueba la propia temperatura alcanzada el sábado pasado en Verjoyansk. Freja Vamborg, científico de Copernicus, señala que durante todo el invierno y la primavera se repitieron temperaturas del aire superiores a la media, especialmente desde enero de este año.

Para Vamborg, “aunque el planeta de conjunto se está calentando, esto no sucede de manera uniforme. Siberia occidental se destaca como una región que muestra más tendencia al calentamiento, con mayores variaciones de temperatura”. Por esto mismo, el especialista considera que lo inesperado no es que ocurran estas grandes “anomalías de temperatura”, sino cuán persistentes en el tiempo han sido. En efecto, se estima que en los últimos treinta años el Ártico ha estado calentándose el doble de rápido que el promedio global.

La zona viene de ser noticia por el lamentable incidente cerca de la ciudad de Norilsk, cuando se derrumbó un tanque de Nornikel, la principal minera rusa, y derramó 21.000 toneladas de diésel en el Ártico. Autoridades de Rusia debieron declarar el estado de emergencia federal.

También como consecuencia de las altas temperaturas y la quema de pastizales, a este panorama se deben sumar las plagas de polillas de la madera y los incendios forestales, que el año pasado arrasaron con unas diez millones de hectáreas boscosas en Siberia. Y se complica aún más en el sur de Siberia, especialmente en los distritos de Tulun y el lago Baikal, donde han aumentado las precipitaciones, provocando inundaciones.

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La "trampa" de la crisis climática, que hace que muchos no la consideren un problema serio, es que no presenta fenómenos nuevos, sino la exacerbación de aquellos que ya se dan: por ejemplo, no eran infrecuentes los incendios en Australia, pero no eran tan prolongados y anticipados. Las olas de calor en Siberia tampoco son una novedad, pero su duración hace pensar en el impacto de cambios más estructurales e irreversibles en el clima terrestre.

Te puede interesar: Pese a la pandemia, mayo registró récord histórico en concentración de gases de efecto invernadero

Es claro que el famoso y vaticinado “efecto cuarentena” por la desaceleración económica a nivel mundial no pudo detener los efectos más extremos de la crisis climática. De hecho, mayo ostenta otro récord además del de las altas temperaturas: registró pico histórico en concentración de gases de efecto invernadero.

La crisis climática es el desafío que las prácticas voraces y destructivas del capitalismo pusieron a la humanidad en este siglo: superar este sistema y pensar y preparar una transición energética hacia una matriz sustentable y diversificada que se base en energías renovables y eficiencia energética.

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