El nuevo Matinal del Gobierno
No bastó con que la derecha ocupara espacios en los Matinales, esos que han terminado por tornarse en noticieros demostrando “la irresponsabilidad de los chilenos”, haciendo reportajes dignos de un programa nocturno sobre pericias policiales, imágenes que muestran a carabineros llevándose detenidos a ciudadanas y ciudadanos que, por ejemplo, al carecer de patio, deciden salir a su “antejardín”, fuera de su casa, a fumarse un cigarrillo, con escenografía de poblaciones, reincidiendo en que la irresponsabilidad siempre ha sido del cuerpo obrero de nuestro país, de los más pobres, lo más vulnerables.
No bastó con que los periodistas dejaran de cumplir su rol como buscadores de información, faltando a su ética laboral para dar señas de su sesgo político, por ejemplo, haciendo uso de un léxico claramente subjetivo y por lo demás con tintes religiosos: como una “herejía” tildaría Paulo “Polo” Ramírez a la posibilidad del retiro de los fondos de las AFP. No bastó con que el diputado Schalper estuviese en el mismo matinal de dicho periodista, mientras la Comisión de Educación a la que pertenece estuviera sesionando principalmente en torno a la Suspensión de Aranceles, o que el alcalde Lavín dijera, parafraseándole: “Sí, también me he visto enfrentado a materias como matemáticas o física, materias que no recuerdo, pero, creo que hoy lo verdaderamente importante es que dejemos de lado la educación y nos enfoquemos en el tema sanitario”. Nada de esto bastó, porque ahora el Gobierno tiene su propio Matinal.
Desde el 13 de junio, en cadena nacional, podemos sintonizar el Matinal del Gobierno que tiene como animador al nuevo Ministro de Salud Enrique Paris y ¡Qué estrategia! ¿No era, acaso, a Napoleón a quien se le pintaba en perspectiva contrapicada dada su baja estatura? Al parecer la frágil masculinidad del nuevo ministro no sólo queda suscrita al relato del activista y trabajador sexual JoséCarlo, sino que esta nueva arquitectura televisiva que han dispuesto –la cual se asemeja a un set de Matinal–. El ex ministro Jaime Mañalich, la subsecretaria de la salud Paula Daza y el subsecretario Arturo Zúñiga, como estudiantes que no practicaron ni integraron lo necesario para una disertación, se “pelotearon” preguntas que ponían en tela de juicio su quehacer, torpemente chocando entre ellos cuales palitroques.
Como todos los matinales este no está exento de secciones (“El Conteo con Paris”) ni de invitadas o invitados. El día sábado 20 de junio se encontraba Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile, presidente del Cuech y miembro del CRUCH, quien asistió para entregar su opinión entorno al programa de salud mental “Saludablemente”. Parece que para el Señor Vivaldi solo algunas verdades se pueden tocar:
“No deberíamos poner énfasis en cuán confiable es o no el gobierno; cuán bien o mal están haciendo las cosas el gobierno. Yo creo que, definitivamente, tenemos conciencia hoy día, todos, de que es un problema mayor que afecta a la nación en su conjunto, y es por eso que nosotros como universidades en la mesa social hemos enfatizado la idea de estar muy disponibles para una corresponsabilidad. Nosotros quisiéramos que hubiera un notificación, hubiera una justificación de la toma de decisiones en las cuales fuéramos partícipes distintos actores y poder, ojalá, definitivamente, sacar de la ecuación el si el gobierno dice o no la verdad, si el gobierno está haciendo bien o no las cosas, y tratemos de generar un contexto y la universidades, especialmente la Universidad de Chile, por la cual puedo hablar, estamos muy, muy disponibles para asumir esta corresponsabilidad de hacer un llamado a todos a que en conjunto tomemos la decisiones más adecuadas y veamos la realidad de la manera más certera”.
Mientras el pueblo se manifiesta a través de las redes sociales a favor de un castigo hacia los responsables del manejo de la pandemia y de las cifras, así como también mientras la jueza titular del 5° Juzgado, su señoría Judith Guzmán, también perteneciente a esta casa de estudios, declara admisible la querella presentada por el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue. La querella de Jadue busca responsabilizar por el fallecimiento de más de 60 vecinos de Recoleta. La querella busca condenar la negligencia de los subsecretarios, el ex-ministro y el presidente, acusándolos de los delitos de cuasidelito de homicidio y denegación de auxilio y abandono de destino. El rector, por su parte, busca eximir a estos “expertos” de cualquier responsabilidad y hacerlo una corresponsabilidad. Don Ennio nos deja claro qué es importante para él en estos tiempos de crisis sanitaria.
Con soltura y sentido de comunidad, nos llama a la unión a través de esta corresponsabilidad, sin importarle el proceso de luto que nuestro país vive. Dejemos a los expertos tranquilos, nos dice Vivaldi, no es tiempo de odiosidades. Unámonos, pactemos, avancemos...
¿El patrimonio humano o el patrimonio histórico?
Volvamos a noviembre del 2019. Estudiantes de la Universidad de Chile hacen ocupación de la Casa Central de esta universidad. En su mayoría, alumnas y alumnos de la Facultad de Filosofía y Humanidades, mientras que con avanzar los días, se iban sumando estudiantes de otras Facultades y de otras carreras, cumpliendo un rol estratégico, tanto arquitectónico y geográficamente. Así como también intentar ser un centro en el que se pudieran llevar a cabo distintas asambleas territoriales, dando lugar a instancias de auto-organización en el contexto de la revuelta social.
¿Qué detuvo dicha acción? La pérdida, en un comienzo, de 27 libros desde el Archivo Bello pertenecientes a la Colección Neruda. Se culpó primero a las y los estudiantes quienes estaban en la ocupación, sin considerar que no existía siquiera una cámara de seguridad dentro de dicho recinto, mientras Pamela Díaz-Romero Monreal, encargada de Dirección de Bienestar y Desarrollo Estudiantil, enfatizaba en la existencia de dichas cámaras de seguridad, las cuales jugarían un papel determinante en la empresa de hallar a los culpables.
Mientras aparecían sólo 23 ejemplares, la Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Faride Zerán, reclamaba a estudiantes sobre la ocupación de dicha casa y creía egoísta el gesto de la ocupación de parte del estudiantado, puesto que “pensábamos invitar a Angela Davis, pero ahora no podrá asistir si ustedes tienen tomada la Casa”. ¿Había una competencia por figurar durante el estallido social?
Dicha casa de estudios se encontraba, antes de la ocupación, realizando coloquios en torno a los Derechos Humanos, mientras sus alumnos eran agredidos por Fuerzas Especiales, habiendo, por lo bajo, dos alumnos con pérdida oculares. Había, entonces, una intención de ser pioneros en este aspecto, mientras sus Facultades, su cuerpo estudiantil, trataba de hallar una solución en torno a la extensión del semestre, sin que el señor Vivaldi diera una lucha política ante el ministerio de Educación para que, por ejemplo, este dejase de guardar silencio ante la continuidad de las becas.
“Con alegría informo que recuperamos los cuatro ejemplares sustraídos de nuestro ArchivoCAB. Agradecemos enormemente al equipo del Archivo de la Uchile, que, con profesionalismo y ejecutando los protocolos establecidos, permitió a la justicia recuperar con celeridad tan valioso patrimonio”.
Diría Ennio Vivaldi en sus redes sociales y entrevistas:
“Continuaremos con la querella hasta establecer las responsabilidades correspondientes”.
Dos cuestiones en este asunto. Primero, el señor Vivaldi, al parecer, tiene el gusto por jugar “pillarse”, de correr por buscar un culpable, cuando no existe; también gusta de romper los lazos de confianza de su propia comunidad al levantar, lo que podríamos denominar, un montaje; de querer ser partícipe de los mecanismos de control social, cuando podría utilizar su voz y poder para denunciar y querellarse contra los responsables de más de 4.502 muertes. La posición del señor Vivaldi está con el empresariado gobernante. He aquí un problema moral. La actitud benevolente ante no querer apuntar responsables, pues ya hemos descubierto que está con ellos. Esto corresponde a lo que Séneca (2018) clasificaría por “clemencia”, entendiéndolo como una virtud política
“No hay ornato más digno de alta colocación de un soberano, ni más bello, que la corona que se concede por salvar la vida a los ciudadanos; no las armas arrebatas a los vencidos, no los carros ensangrentados con la sangre de los bárbaros, no los despojos conseguidos de la guerra”.
He aquí el hallazgo de la felicidad del señor Vivaldi, el reconocimiento.
En segundo lugar, Ennio Vivaldi representa los intereses de una elite cultural y política, cuyas instituciones resguardan el patrimonio histórico-cultural nacional. Es necesario contrastar estos intereses fijos, hegemónicos y constrictores, con la vanguardia que raya en el frontis de la universidad “NERUDA VIOLADOR”. La democratización cultural, por tanto, está asfixiada
La perpetuación, cuidado y resguardo por el objeto histórico, nos dice que el capital cultural más importante es el de la elite. Se acentúa la oferta y la demanda como paradigma cultural. La ciudadanía, en esta ecuación (en palabras de Ennio) no tiene una función activa ni preponderante, en palabras de Subercaseaux (2011) la ciudadanía funciona “como una recepción pasiva y como una ciudadanía esponja más que como un proceso activo, cultural y participativo”. En una democratización cultural efectiva, real, el sujeto pasaría a ser creador, productor, expresándose sin tachaduras ni coacciones.
Hemos perdido a la fecha 4.502 personas, principalmente de la clase obrera trabajadora. Mujeres e incluso un niño de 13 años, fallecido el 7 de mayo, en el Hospital Calvo Mackenna a consecuencia de la pandemia. Su ausencia significa una voz revolucionaria menos.
La historia pareciera cíclica; así como los conquistadores, además de violar a nuestras ancestras, trajeron consigo enfermedades que no estaban en nuestro territorio, hoy son sus descendientes quienes nos trajeron esta pandemia luego de sus lujosas vacaciones al otro lado del charco, y nosotras y nosotros debemos pagar este plato roto. 4.502 personas ¿Cómo no pensar, así un juicio y castigo?
Cabría, ahora, preguntarnos ¿Será la Universidad de Chile parte de este grupo de “Académicos” que aconsejarán a Sebastián Piñera en esta empresa por demostrar poder frente a la desorganización, desamparo y desgarro de su gobierno?
Séneca (2018) “Sobre la Clemencia”. Madrid, España: Alianza Editorial
Subercaseux, B. (2011) “Historia de las Ideas y de la Cultura en Chile”. Santiago, Chile: Editorial Universitaria. |