A las 6 de la tarde suena la sirena de los bomberos marcando el horario de “quedarse en casa”. En el casco urbano se puede ver gente apurada por terminar de hacer sus mandados o sus trámites para llegar “a tiempo” a su casa. Pero en los barrios no es el tiempo o el virus lo único que preocupa, el hostigamiento de las fuerzas del estado suele ser más frecuente y difícil de eludir por estos días.
Bolívar es un pueblo chico, donde todos conocen a los demás y lo que hacen, ya sea por los que se publica en las redes o por el trato cotidiano, por eso es difícil que se hagan denuncias ante situaciones de persecución policial, ya que hay temor de sufrir represalias.
En estas últimas semanas desde La izquierda diario recibimos denuncias que ilustran este accionar institucional: “El miércoles iba a la casa de mi hermano para arreglar un trabajo, en el camino me para un móvil, uno de los policías de mala manera me pregunta qué estaba haciendo afuera, que me metiera en mi casa. Les expliqué que tenía que arreglar un horario laboral y que no tenía crédito para poder llamar a mi hermano y por eso tuve que salir. ’Andá a tu casa’ me dice con tono amenazante, por lo cual regresé y me metí en el terreno delantero de mi casa. ’Tenés que meterte en tu casa’, me volvió a decir. ’Estoy en mi casa’, le respondo, y el policía me grita ’¡hace caso porque yo soy policía y hago con vos lo que quiero!’”. Este es el relato de un joven bolivarense, que como tantos pibes a lo largo y ancho del país son hostigados por las fuerzas del Estado.
En la misma línea, hace unos días, una señora denunció en un grupo de Facebook de la ciudad que a su marido lo obstaculizaron cuando volvía del cementerio, lo empujaron contra el patrullero, lo revisaron y se burlaron de él cuando el hombre les comentó que había ido a visitar la tumba de su hijo recientemente fallecido, pero había encontrado el cementerio cerrado.
No nos cuidan, nos controlan
Esta es la misma policía que en enero de 2019 filtró la foto de un joven, que vivía en un barrio popular de la ciudad y que falleció en una picada ilegal de motos. Se burlaron subiendo a las redes la consigna "uno menos". Lamentable.
Queda demostrado que las fuerzas represivas no están para cuidarnos, en bolívar se pasean por la Ciudad asustando y amedrentando a los vecinos, y aumenta su prepotencia en las barriadas con los pibes más vulnerables.
Día a día salen las denuncias en toda la Provincia y en el país de casos como estos, de abuso policial. Casos de gatillo fácil, de persecución, de detenciones ilegales y de impunidad.
Este accionar se multiplica por que la cuarentena les da mayor impunidad al controlar, pero además es alentado por el mismo ministro de seguridad de la provincia, Sergio Berni, que se muestra armado y prepotente donde va, avalado por el gobernador Axel Kicillof.
Mas allá del miedo y la persecución no hay que dejar de denunciar y exponer estos atropellos que sufren los trabajadores y los jóvenes, sobre todo en los barrios populares. Rechazamos a las fuerzas represivas en las calles y exigimos se vayan de nuestros barrios. | 
