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Toda historia empieza con un punto de inflexión. En el caso de Tévez podrían ser varios. Aquel mágico 2003 donde tuvo momentos maradoneanos en Boca. En 2005 fue rey en Brasil. En 2007 llegó al Manchester de Ferguson y fue aclamado. En 2011, erró el penal decisivo que dejó fuera de la competición al equipo y a posteriori, a él del mundial. Pero la historia comienza hace no tanto.
Fue después de ver el Mundial 2014 por TV cuando El Apache comenzó su reconstrucción. Llevaba ya un año en la Juventus, donde fue goleador y campeón a nivel local, pero hizo agua a nivel continental (fuera de la Champions en primera ronda a manos del Galatasaray). Se lo había pedido para la Copa del mundo por su buen nivel, pero lo que sostenía dicha aclamación era el carisma del delantero (su llegada a nivel popular es innegable) y el apoyo de los grandes medios, quienes tenían diversos intereses en verlo jugar en Brasil.
Su ausencia en el equipo nacional tenía fundamentos. Messi, Higuaín y Agüero estaban en un nivel formidable. Palacio y Lavezzi ofrecían recambio y variantes. Tévez no era una variante superadora, y fundamentalmente, amenazaba con alterar el orden del grupo, que no se manifestaba muy a favor de su regreso.
Pasó la Copa y llegó Martino, quien charla con Messi mediante, se propuso reinsertar al punta de la Juventus en la selección. Carlitos, como no es tonto, bajó sus antiguas pretensiones y se sumó como uno más. No tuvo problemas en ser suplente, elogió a Messi y se adaptó a un equipo ya armado sin él.
Lo que podía parecer un conveniente viraje para ser aceptado en el combinado nacional, terminó teniendo una grata continuidad y excelentes resultados. Durante la temporada 2014/2015 Tévez comenzó a saldar varias de sus viejas deudas, tal vez las más importantes.
Condujo a la Juventus al tetracampeonato siendo goleador, pero sobre todo líder, asistidor y pieza anímica fundamental. Esquivó las presiones acerca de su vuelta a Boca. No se dejó usar por Angelici, quien deslizó a partir de sus operadores de prensa el rumor de que el jugador volvería en 2015 (teniendo contrato hasta 2016) para intentar sumar en su intento reeleccionario. Metió 7 goles en la actual edición de la Liga de Campeones, después de cinco años sin convertir ni un solo gol en competiciones europeas, parámetro que separa a los buenos jugadores de los cracks. Ahora condujo a la Juventus a una sorpresiva final contra el Barcelona. Si bien no se anotó en la red, es la pieza fundamental de la ofensiva italiana, así como el referente de la escuadra junto a Pirlo.
Tévez, quien siempre supo destacarse en equipos cuando fue la principal referencia ofensiva (en Manchester United estaba opacado por Cristiano Ronaldo y fue el club donde menos rindió) demostró que a los 31 años se puede seguir aprendiendo. Abandonó el barullo (dentro y fuera de la cancha), se enfocó en jugar, absorbió las presiones y justificó su regreso a la selección.
Con un posible triplete y una final europea a la vista, pocos podrían exigirle algo más al ex Boca. Menos aún, son los que piensan que irá a Berlín a ver a Messi levantando la copa. No lo frenen ahora. |