Juan: “En Algodonera Avellaneda siempre la producción fue al 100 %”
Hoy trabajar para Vicentin ( Algodonera Avellaneda) no es bueno, porque con el salario que ganás no alcanza. Con respecto al trato con los obreros, es muy malo. Los jefes nos denigran continuamente. El tema sueldo, siempre hacen sus maniobras con el gremio para pagar lo menos posible. Hoy día cobramos el 80 % del sueldo y un proporcional sobre ese 80% para los que estamos trabajando.
Los operarios que son de factor riesgo están cobrando el 80% del sueldo, cuando tendrían que ser el 100%. También se nos descuenta el ATP, cuando no debería ser así porque es ayuda del Gobierno para complementar el sueldo.
No son de despedir continuamente, pero sí lo hacen. Imagínate con esta protesta que estamos llevando acabo, muchas cabezas van a cortar. Siempre lo hicieron así con todo aquellos que denunciaron lo que hoy lo hacemos nosotros.
Antes de que la empresa se declarara en "estrés financiero" percibíamos un sueldo de $28 mil. Luego se redujo al 70%, donde cobramos $18 mil, hasta que se logró un 10% más. Sería el 80% del sueldo. Está por debajo de la canasta básica.
Bajo ningún punto de vista tuvieron pérdidas son las maniobras que siempre hicieron. En Algodonera Avellaneda siempre la producción fue al 100 %. Imagínate que el mes pasado sacaron 19 equipos de hilo y tela para Perú. Son semiremolques o camiones con acoplado.
Mira, estamos frente a unos monstruos de mucho poder adquisitivo que se llevan todo por delante y compran todo lo que quieren, por ejemplo a los gremialistas.
Nos quieren robar la Historia: Vicentín
Por Pablo Rolón
Avellaneda fue fundada en 1879, y pareciera que la historia comienza con la llegada de los hijos inmigrantes. Lamento decirles que la historia no comienza allí, sino que esta tierra estaba habitada por la gran Nación abipona, mocovíes… entre otros pueblos de cazadores recolectores que no conocían de alambrados y propiedad privada. Gracias a las campañas del General Obligado fueron exterminados
Cuál es el ADN de Avellaneda?
Es muy subjetivo y complejo responderlo, pero decirles que mi ciudad no sólo lleva la impronta de los inmigrantes: también fue forjada por criollos, cosecheros, hombres de piel oscura, descendientes de aborígenes, los otr@s actores invisibilizados por el discurso del poder.
Existieron y existen muchos protagonistas sociales silenciados y/ o negados que colaboraron en el crecimiento de esta ciudad. Tal vez no figuren en los anales de la historia de Avellaneda, por ser pobres, explotados que con sus manos callosas y rostros curtidos, venían a caballo desde la colonia a levantar ladrillos para las escuelas “privadas”.
Muchos/as no somos Vicentín, por suerte, en Avellaneda, y jamás estaremos reivindicando las banderas de las injusticias. Sí vamos a sumarnos a defender causas justas porque somos los de abajo, y siempre nos apechugamos como pudimos, y el poder nunca fue solidario, ni va ser solidarios con nosotros. Si dan, como lo hicieron aquellas primeras generaciones, son migajas como lo hacía la Forestal. Y por otro lado habría que preguntarse ¿por qué?... ¿Lo hacían de bondadosos, filántropos?... ¿o para construir la imagen del amo bueno y así aumentar privilegios?
Por qué todavía no sabemos los millones que deben a Unión Agrícola A, Municipio y Cooperativa de Servicios Públicos? Casualidad? En la historia sabemos cómo se maneja el poder con impunidad. “La justicia es como la serpiente” diría Galeano, “muerde a los que están descalzos”. Habría que explicar a socios y ciudadanos el trasfondo de la estafa
Haciendo memoria debemos decir que la primera escuela primaria fue pública y se fundó en 1884 Esta escuela fue cambiando de lugares, nombres; conocida popularmente como “Escuela Nacional”, hoy provincial N° 6104 “Presidente Nicolás Avellaneda”.
Ella se caracterizaba, en los primeros pasos históricos del pueblo, a albergar a los pobres, hijos de cosecheros, peones de campo, los “tapes” como suelen llamar despectivamente a quienes pertenecen a esa franja social. Ahí estaba el Estado, lo público, para garantizar derechos, mientras que las familias de inmigrantes iban a colegios religiosos.
La plaza central no solo era la división geográfica, sino también étnica y cultural. Esos criollos, lo popular, los “negros” del lado Oeste alejado del centro.
Hablando de barrios populares de la ciudad, me acuerdo de pequeño cuando mi madre era catequista “manzanera” y me llevaba a un barrio que estaba situado al final Este del pueblo en las inmediaciones del “camino viejo”, periferia de la ciudad. Paradoja de la vida que estaba a metros de la Fábrica Vicentín; recuerdo era una zona de rancheríos mucha pobreza y marginalidad. El barrio se llamaba San Ceferino, pero en el “pueblo” era conocido popularmente como “Rincón del Diablo”. Luego con los años ese barrio se erradicó gracias a la presencia de Estado, lo público, en lo que hoy es barrio Belgrano. Aquel entonces fue trasladado a la periferia Oeste de la ciudad a metros del Cementerio Municipal.
Avellaneda está apenas a 5 km de otra ciudad cabecera departamental Reconquista. Para cualquier persona que no conoce la región o para los medios nacionales, afirman ingenuamente que sólo nos separa un arroyo. Desde lo geográfico es acertado, pero desde los social, cultural existen diferencias muy marcadas entre una comunidad y otra. Como por ejemplo la concepción de lo público y privado.
El Estado nunca llegó aquí y por qué sí en la vecina ciudad?… que raro no? Como puede ser que desde sus orígenes los reconquistenses tuvieron fuerte presencia de colegios secundarios públicos, mientras que mi ciudad por varias décadas sólo existían colegios “privados” religiosos. ¿Casualidad? ¿Ausencia del Estado o poder de los privados?¿Control ideológico? De donde salen los fondos para pagar los sueldos de los docentes de esas instituciones educativas?
Es tan fuerte lo privado aquí que la primera escuela “pública” técnica surgió en 1984, y fue construida por mano de obra del municipio y aportes privados entre ellos Vicentín, quien donó el terreno. Orgullosos los detractores de lo público afirmaban e inflaban sus pechos “construir la escuela sin aporte del estado Provincial y Nacional”. Hasta el momento no fue traspasado al Ministerio de Educación de Santa Fe, figura como escuela dependiente del municipio. Que terrible y triste a la vez lo que debería ser público en su totalidad no lo es.
Si tengo que elegir un “padre” elijo al Estado, y no al gran capital, porque el sector privado sólo privilegia sus intereses. Vicentín en los 90 cuando era una empresa aceitera llegó a tener 1200 empleados directos y de un día para otro se olvidó de nosotros y priorizó su bolsillo dejando en la calle a miles.
Esta empresa a fines del 2018, bajo la misma lógica “levantó” la refinería y fraccionadora y la llevó al sur dejando en la calle 50 obreros. Actualmente en la ciudad la planta fabril cuenta con 160 empleados, cuyos sueldos el 50% sale de arcas públicas.
Qué les parece si hablamos de Democracia, República y hacemos un ejercicio de memoria y analizamos el Terrorismo de Estado y Vicentín?. Que no nos confundan algunos voceros del poder, que nos invitan a flamear banderas en nombre de la República, de los derechos, a defender al gran capital. Por suerte muchos NO “somos Vicentín” y somos conscientes que en los momentos críticos del país no los escuché levantar la voz o a solidarizarse con banderazos.
No somos mansos, tampoco tontos, tenemos memoria e historia como ciudad. Soy de Avellaneda con orgullo como muchos, pero me avergüenza y da tristeza que se pretenda justificar la estafa a todos los argentinos apelando un relato romántico. La historia no es un simple recordatorio y una enumeración de hechos, es un proceso dinámico, un continuo devenir que determina el presente y condiciona el porvenir.
El control político del grupo Vicentín no se ha dado solamente a través de los medios, sino también alianza con dirigentes partidarios
Eduardo Althaus
Existe una construcción de subjetividades, una colonización de subjetividades del capitalismo en su fase superior (neoliberalismo) basada en la naturalización de experiencias políticas, culturales, económicas, sociales devenidas en sentidos comunes que gravitan como fuerza instituyente de una sociedad totalmente desigual e injusta, patriarcal y homogenizada en la acción de un sector visible que transita entre la resignación y la irrupción irracional en defensas de los intereses de la patronal.
Sumergidos en contradicciones, la sociedad se divide sin claros contornos, sino más bien difusos entornos sectoriales. En esa zona ampliamente difusa se ubican quienes bajo la acción de la dictadura mediática, en cuanto a poder hegemónico bombardea la consciencia adormeciéndolas o aniquilándolas hasta lograr el efecto deseado, controlarlas mediante la posverdad. El control político del grupo Vicentín no se ha dado solamente a través de los medios que dominan mediante pautas publicitarias o acuerdos con mercenarios empresarios de la comunicación, sino también alianza con dirigentes partidarios como el Senador Marcón y el intendente Scarpín (ambos de extracción radical y alineados al macrismo en las últimas elecciones). Años enquistados en el poder ha erosionado las instituciones, que tanto vociferan defender como la República misma, a tal punto que la democracia en Avellaneda es de muy baja intensidad o meramente formal. Demonizado los sectores populares, los sindicatos, las organizaciones sociales, el Estado, mediante la estigmatización como parte de ese proceso de construcción de sentidos comunes, de naturalización de las desigualdades en nombre de las libertades individuales por sobre los derechos e intereses colectivos; el profundo libre individualismo da paso al imperio de las leyes de mercado. Mercado regulado por las manos visibilizadas de Grupo Vicentin, que se erige como un Dios creador de las riquezas del norte santafesino, a cuyo altar el 20 de junio un grupo significante de individuos ha ofrendado, quizás, lo poco de dignidad que les quedaba.
Herederos de las centenarias luchas obreras de La Forestal, de la resistencia durante la atroz dictadura cívico militar, defensores de un Estado regulador y garante de una democracia plena, antineoliberales, se van encontrando y uniendo sus fuerzas en una multisectorial que abre espacios de debates amplios, de intercambios de visiones capaz de poner a luz las contradicciones fundamentales que atraviesan al empobrecido pueblo del norte santafesino. Una batalla cultural que permita visibilizar quién es quién en la provincia y en el país, poniendo al servicio de la comunidad una empresa que al pueblo le pertenece. Superar al neoliberalismo como fuerza instituyente de nuestras vidas en sociedad demanda de prácticas solidarias, de desconstrucción de sentidos para dar lugar a construcciones de nuevos sentidos orientados al desarrollo de una sociedad igualitaria, justa y soberana.
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