FOTO: El Triangle
Con una elección “a la búlgara” Marta Pascal fue nombrada secretaría general del PNC. La otrora líder del PDeCAT, obtuvo un inapelable 91% y planta bandera en la lucha por capitalizar un espacio de centro derecha. La nueva formación catalana busca entrar en un espacio “no independentista” y liberal. Lo cual rebanará una parte del menguante electorado del PDeCAT (y quizás de la actual Esquerra Republicana de Catalunya).
Este espacio tiene también la concurrencia de la formación democristiana que ha quedado residualmente de la antigua Unió Democràtica: esto es Units per Avançar. El grupo liderado por Ramón Espadaler está buscando apoyos en el ex jefe de los Mossos d’Esquadra, Albert Batlle, un tecnócrata del orden que en la actualidad es teniente de alcalde de Seguretat i Prevenció en la Barcelona de Ada Colau.
Y dentro de éste espacio, pululan astillas que salieron expedidas de es “pal de paller” que era la Convergència del nunca honorable Jordi Pujol. Germà Gordó que se había ido por los problemas de corrupción y fundó Convergents. Y, también está la Lliga Democràtica liderada por Teresa Pitarch.
A todos estos movimientos se suma otro superior en la escala “Richter catalana” y que genera gran incertidumbre. El PDeCAT se debate entre seguir la línea política de Carles Puigdemont y disolverse en Junts per Catalunya, o cristalizar la escisión para buscar un espacio moderado, de centro y de carácter no independentista. El gran problema del PDeCAT es que en las encuestas queda por detrás de ERC y la formación de Oriol Junqueras le está quitando el rol de intermediario con la Moncloa.
¿Hacia el final del “procesisme”?
Todo el espacio de la centro derecha catalana, heredera directa de Convergència i Unió, está en plena ebullición. El ala de Puigdemont perseguida por la judicatura y que vive de los gestos simbólicos, el ala del PDeCAT buscando ser los negociadores directos con Madrid comiéndose todos los sapos del Régimen. Las dos alas buscan una ubicación que les permita dialogar con Madrid y evitar el sorpasso de ERC.
Llevamos tiempo con una clara crisis política del espacio del “procesisme”. Desde que la dirección procesista se borró del 1O y del octubre catalán de 2020, lo único que han hecho fue disputarse el poder de la Generalitat y el control de los millones de ese preciado presupuesto. ERC con un tono más dialogante y JxCat con gestos simbólicos vacíos tratan de ganarse el electorado en las inminentes elecciones catalanas.
Esta dispersión y continua eclosión del espacio convergente creado por Jordi Pujol muestra el enorme descrédito en el cual está cayendo el que fuera el gran organizador político de la gran burguesía catalana. Pero incluso también el descrédito acelerado del PDeCAT que con Artur Mas a la cabeza buscaba separarse de CDC como la peste.
La creación de JxCat es el intento de Puigdemont por limpiar éste espacio de décadas de corrupción y apoyarse en el sector independentista moderado para ganar la carrera a ERC y quedarse con el poder. Pero esta carrera no tiene absolutamente nada que ver con los deseos del pueblo catalán para ejercer su derecho de autodeterminación, nada que ver con la lucha del 1O y la huelga general del 3O contra la represión. Nada que ver con la juventud de Urquinaona y el 14O.
Nada que ver porque al fin y al cabo, bajo el mandato de Quim Torra se ha seguido alimentando el “capitalismo de amiguetes” con el presupuesto de la Generalitat, igual que con Jordi Pujol; también florecen los casos de corrupción. Lo que está haciendo el President Torra, con el apoyo de Puigdemont es volver al redil del “peix al cove” que tanto han fomentado Jordi Pujol y Artur Mas.
El movimiento popular catalán por la independencia está siendo pasivizado por la actual dirección pos-convergente y por ERC. No podrá avanzar en realizar un verdadero referéndum de autodeterminación más que rompiendo con los partidos de la burguesía y la pequeño burguesía catalanas y apoyándose en la movilización de la clase obrera del principado y toda la península.
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