Luego de que se hiciera público el acuerdo entre José Cano y Domingo Amaya, desde el oficialismo ni lerdos ni perezosos los etiquetaron como la “Nueva Alianza”, en referencia al frente electoral constituido en 1997 para enfrentar al duhaldismo y que ganara la presidencia en 1999. Pocos meses después ante los escándalos de coimas en el Senado por las leyes de flexibilización laboral. Dos años después en medio de los levantamientos del 19 y 20 de diciembre de 2001 renunciaría el presidente Fernando De la Rúa, con la mitad de la población debajo de la línea de pobreza y Tucumán se haría conocido mundialmente por los casos de desnutrición.
Nobleza obliga, la analogía utilizada tiene cierto fundamento: el único acuerdo que sustentan estas fuerzas es el de ganar a como de lugar. El Partido Socialista mientras tiene como principal enemigo al PRO en Santa Fe, en Tucumán comparte “un proyecto de provincia” con los socios de Del Sel. Libres del Sur tiene menos inconvenientes. Es socio del kirchnerismo en Salta, socialista en Santa Fe, antimacrista en Capital Federal y aliado al PRO en Mendoza. Si bien su límite es “Bussi”, compartirá alianza con el bussita José Constanzo y el PRO en Tucumán, que recicla a bussistas como Pablo Walter. En el combo de esta “Alianza” debemos incluir al mirandista Enrique Romero y al ex vicegobernador de Palito Ortega, Julio Díaz Lozano. Todos ellos, hasta ayer, eran fervientes opositores al Intendente Domingo Amaya por ser parte del proyecto kirchnerista en la provincia. Por las dudas Amaya evita referirse a Cristina Fernández de Kirchner, y cuando le preguntan sobre el kirchnerismo responde sólo por los problemas provinciales. Es que nuca se sabe si hay que volver con la cabeza gacha.
De todas formas, es cuestionable que sea el propio Alperovich el que utilice esa analogía. Como legislador por la UCR fue parte constitutiva de la Alianza y al mismo tiempo presidente de la comisión de Hacienda durante el bussismo que se encargó de privatizar el Banco Provincia. Impulsor se la campaña presidencial de Fernando De la Rúa y, como ministro de Economía de Tucumán fue nexo entre la Casa Rosada y el gobernador peronista Julio Miranda, célebre por el caso “Barbarita” que desnudó la desnutrición en la provincia. Una vez electo gobernador en 2003 no tuvo empacho para armar su “Alianza” con ex bussitas como Miguel Brito, Baillo, Guzmán, etc. Tampoco con radicales como Morelli, actual intendente de Concepción y quien además fuera funcionario de la última dictadura militar. Su proyecto volvió a incluir a los ex massistas Mellizos Orellana.
La dirigencia local de los “jóvenes k” está dividida frente a ambas “Alianzas”. Mientras La Cámpora impulsa al sciolismo tucumano, otras fuerzas como “La Funda” apoyan la alianza de Amaya con la UCR y el PRO. Quienes tendrán una vacante de representatividad es la base política de esa “izquierda kirchnerista”, que difícilmente se vean reflejados en ambos rejuntes de centro derecha.
En este marco el Frente de Izquierda se viene consolidando a nivel nacional como la única alternativa política que busca que el fin de ciclo K se capitalizado por la izquierda clasista y por este motivo viene realizando excelentes elecciones en los diversos procesos electorales del año, destacándose el segundo lugar conquistado en Mendoza por nuestro compañero Nicolás Del Caño. En Tucumán si bien aún no está definida la fórmula para la gobernación, los partidos integrantes somos protagonistas cotidianos en las principales luchas de la provincia, desde los docentes y estudiantes universitarios hasta la lucha de los obreros azucareros.
Desde el PTS venimos llevando adelante una gran campaña contra la casta política que, ya sea alperovichista u oposición tradicional, sólo busca perpetuarse. En las próximas elecciones lucharemos por el ingreso de legisladores y concejales, pero principalmente por una gran fuerza militante de jóvenes, mujeres y trabajadores para enfrentar las políticas conservadoras y reaccionarias de ambas “Alianzas” provinciales. |