Llegó a los 16 años al Bronx de los años sesenta del siglo XX. En todo el mundo había un ambiente de rebelión.
Era 1968 con el Mayo Francés, la Primavera de Praga el Otoño Caliente en Italia. En Estados Unidos emergía un movimiento de los derechos civiles de la población negra con las Panteras, el movimiento hippie y la cultura Beat.
En el Bronx la salsa se convertía en un modo de expresión contracultural caribeña contemporánea al festival de Woodstock, Led Zepelin, Hendrix y los Rolling Stones. Una especie de colonialismo interno impide ver en las grandes obras de la salsa dura grandes contribuciones a la música rebelde de los años sesenta y setenta.
Lavoe se convirtió en una súper estrella de la salsa en los años setenta con su dueto con Willi Colón. Este último, en el Bronx, recuerda que ellos intentaban aparentar ser los chicos rudos y criminales del barrio haciendo conciertos contra la Guerra en Vietnam. En el Bronx la fuerte comunidad latina creó la salsa a base del jazz, el bolero y el son.
"El Cantante" grabó en las Fannia All Stars discos en vivo que hoy son genialidades de la música del siglo XX y su sello discográfico firmó a bandas como la Conspiración que era de claras tintes políticos de izquierda. Su adicción a la heroína lo llevó a una vida parecida a cualquier rock star de los años setenta, tal como Janis o Morrison.
Sobrevivió a sus brincos en altos pisos de edificios, puede que anticipara a los saltos de Charly García, hizo todo tipo de locuras. Murió un 29 de junio de 1993.
El escritor Andrés Caicedo en ¡Qué viva la música!, una joya de la literatura latinoamericana, describió que Lavoe y sus compañeros de generación como Eddie Palmieri, Richie Ray, Bobbu Cruz, Barreto eran una verdadera revolución cultural.