El primer caso positivo se dio a conocer el lunes 22. A partir de allí, y gracias a la presión de los propios trabajadores y su junta interna, fueron aislando de a tandas a quienes tuvieron contacto estrecho. Pero vale la pena recalcar que a esta situación se llega luego de innumerables denuncias y medidas de acción que vienen tomando las trabajadoras y trabajadores desde el primer día.
“Nos mandan al matadero para fabricar bombones”, decían los delegados de la comisión interna de la fábrica, opositores a la directiva del gremio de la alimentación. Es que los productos que fabrican allí son golosinas. No son alimentos esenciales. Pero a pesar de la crisis económica y sanitaria, la sed de ganancias es más fuerte que las vidas de quienes día a día ponen su cuerpo para seguir haciendo girar el mundo en plena pandemia.
La empresa hoy se ha convertido en un foco infeccioso. Carina Brozozowski, trabajadora en la línea de producción y miembro de la Agrupación Leo Norniella de la alimentación, contaba esta mañana en el programa “Alerta Spoiler” de La Izquierda Diario Multimedia: “A estas horas ya tenemos 33 casos positivos de Covid 19. Nos retiramos el lunes 22 más de 70 compañeros ante el primer caso confirmado. Nos dieron la salida por tener contacto estrecho con el. El día martes se retiró otra tanda de compañeros. El día miércoles se hizo una asamblea con la gente que quedaba y se decidió parar”.
Manifestó también que todavía “hay un montón de compañeros que están esperando el resultado de los hisopados”, pero además, desnudó la negligencia patronal que fue la culpable de que hoy lleguen a ser la fábrica con más contagios de la Ciudad de Buenos Aires, y una de las de mayor casos en todo el país: “Nunca se logró trabajar con distanciamiento. En muchos lugares de las líneas de producción estábamos amontonados, hacinados, también en los vestuarios. Antes de todo esto habíamos hecho un paro para lograr mejores condiciones de laburo y logramos que nos dieran unas máscaras de acrílico que no fueron suficientes. Nos fuimos con un primer contagio el lunes 22 y ya hoy tenemos 33”.
En todo esto, hay una red de responsables que se dedican a seguir garantizando ganancias para la empresa de la familia Fort. Porque la patronal necesita de cómplices. El Gobierno de la Ciudad, a saber, que es quien debe controlar y fiscalizar que se respeten no sólo las condiciones de salubridad, sino además los protocolos que, aunque insuficientes sobre todo para casos como Felfort, donde hay líneas de producción atestadas de trabajadores, tampoco se cumplen.
Esta es la situación mas grave de algo mas extendido en toda la industria de la Alimentación. En Mondelez Pacheco, por ejemplo ya hay hay 29 trabajadores contagiados y la empresa pretende seguir como si nada. Esta actitud parte de un fraude inicial contra los trabajadores, donde las empresas y el gobierno nacional, ponen a toda la rama alimenticia como esencial, sin importar si se producen chiclets, bombones o fideos. Varias de ellas no son esenciales, pero las ganancias de los empresarios parece que sí.
Pero otro gran cómplice en todo esto, es el sindicato de la Alimentación (STIA) , dirigido por Rodolfo Daer. Los trabajadores también vienen denunciando la falta de acciones para resguardar su salud y las de sus familias, y la complicidad con la empresa. Desde la Comisión Interna de la fábrica, denunciaban a través de las redes lo siguiente: “Sin respuestas de Larreta ni Fernández. Daer, ¿dónde está el STIA recorriendo la fábrica? La empresa quiere seguir produciendo, mientras nos seguimos enfermando”.
Como venimos denunciando desde La Izquierda Diario, los números en las fábricas y empresas crecen de manera exponencial y son cada vez más abrumadores. Queda demostrado que los empresarios se dedican nada más que a cuidar sus ganancias. Y cada vez se hace más visible la necesidad de conformar Comisiones de Seguridad e Higiene para que sean las propias trabajadoras y trabajadores quienes establezcan sus necesidades y las condiciones en las que seguirán (o no) trabajando. | 
