Sin duda gran parte de las instancias relacionadas al arte, están permeadas por una fuerte elitización proveniente del carácter de clase que invade al conjunto de las actividades sociales y culturales que realizamos cotidianamente.
Galerías de arte, sinfónicas o el teatro entre otras actividades, siempre han sido espacios que tradicionalmente frecuentan capas medias desde estudiantes hasta empresarios que con un cierto capital cultural, han podido acceder a distintas esferas del “mundo” del arte, dentro de un sistema capitalista en que junto a la privatización de la mayoría de los derechos sociales como educación, saludo o vivienda, disfrutar del arte pareciera el privilegio de unos pocos.
Sin embargo, a pesar de estas premisas, y de lo trastocadas que puedan presentarse momentos muy raros, un hecho muy particular ocurrió durante el año 2008, que significó incluso la puesta en escena del aparato represivo de Carabineros.
Durante la mañana del 16 de Marzo de aquel año, la indignación de miles de personas se esparció por todo el Centro Cultural de Estación Mapocho, quienes durante horas estuvieron esperando poder recibir la entrada a la segunda presentación del connotado compositor italiano Ennio Morricone (El Bueno, el Malo y el Feo, La Misión, Cinema Paradiso) en el Parque Cultural de Vitacura, que se llevó a cabo los días 19 y 20 de Marzo.
La fiebre por los tickets fue de tal efervescencia que en menos de 1 hora ya se habían entregado más de 4.500 entradas, quedando aún miles de personas a la espera, donde cerca a las 11 de la mañana comienzan a caldearse el clima, sobre todo con la intervención de carabineros en el sector, que no hizo más que irritar a quienes se encontraban expectantes.
Pero cerca de las 11:00 hrs la paciencia de las personas que se encontraban en la fila comenzó a terminarse, cuando ya quedaban unas cuantas entradas que vender, produciéndose así algunos disturbios, seguidos de la represión por parte de Carabineros, que ya con su sólo presencia venía causando gran resquemor entre quienes se encontraban en el lugar.
Y es que en Chile, laboratorio del neoliberalismo, esta clase de instancias no son comunes de manera gratuita, donde el arte y diversos espectáculos parece un privilegio de unos pocos que pueden gozar de estas instancias.
Un momento como el sucedido con el recientemente fallecido Ennio Morricone en el 2008, es evidenciar que si bien existe una brecha que separa al arte entre las clases sociales, en ningún sentido es algo natural, sino por el contrario, es producto de esta sociedad capitalista donde el arte tiene un precio, enquistado en instituciones como universidades, colegios, y círculos de académicos y entendidos, y no como un derecho irrestricto para el conjunto de la sociedad.
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