Según un estudio de Alice Krozer para el The New York Times, el 61% de los mexicanos cree pertenecer a la clase media, sin embargo al menos 43 millones de personas de este sector viven alguna condición de pobreza o precariedad, aunque no se perciban dentro de este sector.
Según estos estudios, para pertenecer a la clase media en México se necesitaría ganar 64.000 pesos mensuales para una familia de cuatro integrantes, un nivel salarial que solo gana el 10 % más rico de México. Incluso entre el 1% más rico del país, dos terceras partes creen ser clase media.
El mito de todos-somos-clase-media se repite en todo nivel de ingreso: mexicanos que ganan 120.000 pesos mensuales, por ejemplo, creen que tienen un sueldo “promedio” cuando en realidad ganan más que el 90 por ciento del país.
De hecho, hay casi 37 millones de personas que técnicamente no son pobres pero tienen carencias básicas como acceso a la salud, seguridad social o educación. Esto significa que solo el 12% de la población mexicana pertenece a la clase media, esto deja al 84 % de la población que no tiene seguridad laboral o un sueldo que les permita satisfacer las necesidades de su familia
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) calcula que con 3200 pesos mensuales una persona puede satisfacer todas sus necesidades, algo lejano de la realidad en muchas zonas del país, demostrando que los parámetros para estudiar la pobreza en México son insuficientes ya que no consideran los niveles de precarización laboral que millones de trabajadores viven día con día.
Uno de los conceptos más errados también es la idea extendida de que en México los ingresos no suben por falta de educación, cuando en realidad el estudio de Nora Lustig, Gerardo Esquivel y Raymundo Campos, quienes analizan datos de 1989 a 2010, revelan que los mexicanos han incrementado de manera significativa su nivel educativo sin que ello aumente sus ingresos.
La realidad es que cada vez más los empleos de profesionistas son menos pagados y con mayor precarización, es decir, jornadas extendidas, bajos salarios y sin seguridad social. De acuerdo con un informe del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM, el salario pse redujo en un 78% entre 1987 y 2015.
La baja del mismo a lo largo de estas décadas, golpeó duramente la economía de las familias trabajadoras. En México se perciben los salarios más bajos de los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Estas condiciones se agravan con la ola de despidos debido a la pandemia de Covid-19, que al mismo tiempo agudizó las pésimas condiciones laborales de millones de trabajadores escenciales.
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