En el centro del sector financiero, a cuadras del Panal, centro político de la ciudad de Córdoba y frente a la Catedral, ícono religioso de la Córdoba de las Campanas, Marcelo, una joven mujer en situación de calle, murió por no tener dinero, por no tener políticas que la amparen, por carecer de lo elemental. Ante la sombra de la Catedral de la Iglesia Católica que niega el aborto y desampara a la madre y a sus niñas y niños.
Con apenas 21 años (algunos dicen 23, otros 27), cursando un embarazo de cuatro meses y madre de otro niño, falleció en Plaza San Martín, corazón del casco histórico de la Ciudad de Córdoba.
Frente a su padecimiento, se yergue inmutable, la banca privada y pública de la provincia, el sector financiero, ganador por antonomasia en esta y de todas crisis. A quienes lo que único que les importa son sus ganancias, por encima de toda vida humana.
Carente de todo: de alimentación adecuada, de refugio para pernoctar durante las heladas del mes de julio (esta semana está previsto que haya temperaturas bajo cero), demostrando con su propia vida la completa ausencia de políticas públicas que podrían haberla salvado del atroz desenlace. Mientras tanto, desde "fuente ligada al rescate de personas en la vía pública" se apuraron a señalar en los medios que no había pasado la noche en la plaza, como única prueba ofrecen una foto de un banco de plaza vacío.
Según otras personas en situación de calle que habitan la zona, Marcela y su pareja llevaban varios años viviendo allí.
Es una tragedia que proporciona en una sola imagen todo el dolor con el que la sociedad capitalista puede atravesar la vida de las personas.
Marcela fue atropellada por la miseria mientras el Gobierno, el sector financiero y la Iglesia Católica garantizaban que el capitalismo exprima hasta la última gotaa los sectores oprimidos, asegurando y aumentando sus ganancias.
La joven mujer fue asistida por el servicio de emergencias municipal 107 cuando ya era demasiado tarde. Pero no es la única en situación de calle que permanece sin alimentación adecuada y sin refugio durante los helados días y noches del invierno cordobés. En la puerta del Centro de Catequesis de Obispo Trejo al 400, se encuentra Mauricio, quien desde hace más de un mes duerme esperando que la limosna lo aleje de su estadía en los umbrales del poder clerical, que no lo asiste con refugio. Como él, muchos y muchas más que podemos ver en distintos lugares del centro de la ciudad y en la Terminal de Ómnibus.
La crisis socio económica, la precarización laboral, la indigencia hacia la que camina el 40% de los cordobeses que viven por debajo de la línea de la pobreza, hoy mostró su más cruel reflejo en el centro del poder de la Ciudad de Córdoba. |