Aprovechando lo que –todo indica- se supo fue un crimen sin ningún ribete político, ni #OtroNisman como querían instalar desde ese ala y su ejército de fanáticos trolls, Bullrich y el jefe del radicalismo, el mendocino Alfredo Cornejo y se apresuraron en sacar un comunicado de Juntos por el Cambio sobre la muerte de Gutiérrez.
Allí se definía como “un crimen de la mayor gravedad institucional” lo ocurrido con exsecretario de Cristina Fernández, además de “pedir explicaciones por la demora en hacer pública la aparición del cadáver.” Casi como un chiste aclaran: “no hacemos especulaciones apresuradas sobre los autores ni los motivos del crimen de Fabián Gutiérrez.”
Se conoció que Bullrich y Cornejo estaban muy apurados en que saliera el comunicado, por lo que decidieron publicarlo a pesar de que no estaban cerradas las discusiones internas y los ánimos crujían con la llamada “ala dialoguista” (Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vida, Cristian Ritondo, Jorge Macri, Néstor Grindetti, entre otros).
Finalmente salió pero las firmas fueron pocas: Bullrich y el santafesino Federico Angelini (por el PRO, alineado con ésta y con Macri); Alfredo Cornejo por la UCR, Maximiliano Ferraro por la Coalición Cívica.
La cuestión que exaltó los ánimos no fue solo que Patricia Bullrich dejó “pagando” a un sector de Juntos por el Cambio, sino por el contenido del comunicado. Calificar de crimen político sin dar tiempo, al menos, a la autopsia, fue considera un error, sobre todo a la luz de los hechos que confirmaron que el asesinato de Gutiérrez tuvo connotaciones personales y extorsivas.
Trascendió que el larretista Eduardo Macchiavelli, junto a Jorge Macri y Néstor Grindetti, querían armar una comisión que redacte moderadamente, estando atentos a cómo se desarrollaba la causa.
El entuerto que se armó luego de publicado el comunicado, llevó a que los “dialoguistas” extremen sus cuestionamientos contra Patricia Bullrich, que irían más allá del episodio por el comunicado y la ubicación de ala más rancia que llegó a comparar el caso con la desaparición y muerte de Santiago Maldonado.
Es así que trascendió que para controlar los arrebatos de Bullrich y sus laderos, están planeando crear una mesa ejecutiva del PRO con seis participantes, donde Bullrich de modo que la exministra de Seguridad no tenga ella sola la “manija”.
Quería rodeada Diego Santilli, Eduardo Macchiavelli, Cristian Ritondo y Jorge Macri (por la provincia de Buenos Aires). Por su parte, Mauricio Macri estará secundado por dos dirigentes de las provincias: Humberto Schiavoni de Misiones y Federico Angelini de Santa Fe. Según consigna Página 12 el “expresidente quería sumar uno o dos dirigentes propios más a la mesa: Fernando De Andreis o Guillermo Dietrich. ‘Nadie entiende bien por qué tendrían que estar’, comentaban. Dietrich quedaría afuera, no así De Andreis. ‘Con esta mesa ejecutiva, no podrían volver comunicados como este’, decían en el ala moderada”.
De este modo, se vería licuada el ala dura, y tendría más peso el sector con tareas ejecutivas y legislativas.
Nada de esto puede llevar a pensar que entre las alas hay diferencias sustanciales: fueron parte, sin fisuras, de un gobierno antibrero, que se dedicó a ajustar y a entregar el país a los grandes empresarios y especuladores financieros. Sólo que ahora, ante la crisis social y económica que está en curso, el ala “dialoguista” ve necesario mostrarse moderada para mantener su base social de centro y no quedar “pegados” a posiciones pseudo bolsonaristas como las de Bullrich y sus secuaces. |