La fábrica de snacks Nikitos, ubicada en Pontevedra (Merlo) suma nuevos casos de coronavirus a los más de 77.000 confirmados en el país.
Un trabajador del área de logística dio positivo, y sin embargo, la empresa no cumple el protocolo. No se aisló ni realizó testeos a todos los trabajadores que estuvieron en contacto estrecho. La fábrica no cerró ni desinfectó el sector afectado, y en este momento sigue produciendo sin tomar medidas de prevención.
La historia se repite, la patronal prioriza sus ganancias sobre la vida de sus trabajadores. Muestras sobran como el caso de Felfort, donde las y los trabajadores denunciaron en reiteradas oportunidades que no se toman las medidas y hoy cuentan con más de treinta casos confirmados. En Manaos, la patronal oculta los casos con el aval del sindicato mientras desde el municipio de La Matanza miran para otro lado. Lo mismo se repite en la fábrica de Coca-Cola.
Ni siquiera cumplen el insuficiente protocolo que indica que los trabajadores del sector deben tener 14 días de licencia, desinfección y testeos. La política de “prevención” del intendente Gustavo Menéndez evidentemente es represiva, y no sanitaria.
Mientras se producen los contagios en las empresas, no hay ningún tipo de control por parte del municipio, permitiendo que los patrones jueguen de esta forma con la vida de los trabajadores; y en los barrios tampoco hay medidas elementales que cuiden a la vida de sus habitantes como sucede en el barrio las Torres
¿Los snacks son esenciales?
La empresa Nikitos es una segunda marca de snacks, lo que le permitió expandirse estos últimos años de profundización de crisis económica.
Los empresarios aprovecharon la precarización laboral para pagar sueldos que no cubren la canasta básica y realizar constantes fraudes laborales; como no realizar aportes de manera regular, pagar parte del sueldo en negro, buscar naturalizar el trabajo temporario y presentar a los trabajadores como descartables. La precarización no puede ser naturalizada.
Al igual que con la precarización, es innegable la complicidad del sindicato de la alimentación STIA en la propagación de la pandemia en las fábricas. En las empresas del rubro día a día se suman más trabajadores contagiados sin cumplir las condiciones de cuidado mínimas.
El crecimiento de casos de coronavirus entre los esenciales de la alimentación se ve agravado por el protocolo firmado entre las empresas del sector y el gobierno para "garantizar la continuidad de la producción". Más de 200 casos en las últimas semanas y un fuerte crecimiento en los últimos días.
En la zona oeste del Gran Buenos Aires, por lo menos nueve empresas que producen productos alimenticios cuentan entre sus trabajadores con contagiados de coronavirus. Entre ellas Saborísimo, Trío, El Orden, Cachafaz, Okebón, Industrias Song, 5 Hispanos. Los protocolos no se cumplen y el sindicato dirigido por Rodolfo Daer continúa cuidando los beneficios de los empresarios.
Recientemente se hizo público el fallecimiento de un trabajador de la empresa Alijor, que era del grupo de riesgo pero igualmente la patronal lo obligaba a trabajar. Los empresarios y los burócratas sindicales muestran su desprecio por las vidas obreras.
Lo único esencial en esta nueva fase de la cuarentena “más restrictiva” son las ganancias empresariales, que exponen a sus trabajadores sin dar los elementos básicos de protección, ni cumplen los protocolos ante casos confirmados de Covid-19.
Las vidas trabajadoras importan y no se puede seguir permitiendo que las patronales oculten los casos en fábricas y que prioricen sus ganancias, incluso incumpliendo los protocolos a costa de la salud de los trabajadores y sus familias.
Es necesario poner en pie comisiones de seguridad e higiene, de y para los trabajadores, donde se decidan las condiciones necesarias para trabajar, votando protocolos democráticamente con ayudas de profesionales de la salud que se ponen a disposición. La exigencia de insumos de protección e higiene es elemental. La Izquierda Diario se encuentra a disposición para difundir y ayudar a organizar estas comisiones, porque no aceptamos que mientras se llevan millones nos condenan a la precariedad de la vida.
|