Como todos los madrileños, tengo un pueblo. Mi pueblo está vacío todo el año menos en verano, cuando se llena de turistas que se alojan en apartamentos construidos de forma ilegal en primera línea de playa.
Dos personas adultas de ese pueblo decidieron inventarse, cuando yo tenía catorce años, que me emborrachaba todos los fines de semana (no había probado el alcohol en mi vida) y engañaba a su nieto para hacer lo mismo. Todo, por supuesto, culpa de mi abuela, que es muy liberal y así he salido.
Ese chico de buena estirpe, al que yo en teoría pervertía cada vez que iba allí, se metió su primera raya siendo todavía adolescente. Su familia se enteró y tampoco fue un gran escándalo. Sin embargo, aún “no saben” que es gay. Eso, por supuesto, sería mucho más grave.
No hay nada en ese pueblo más allá de playa, dinero y bares viejos y, aun así, por quedarse a cuidar a alguien, por miedo al qué dirán o por costumbre, conozco más de una persona que no quiere vivir allí, pero que no se va.
Y en un pueblo así se ambienta Miss Simpatía, una pieza de microteatro en la que hablamos del rechazo a todo aquello que se sale de la imposición social y del miedo a ese rechazo, inculcado desde la infancia.
Ficha artística:
Texto y Dirección: Claudia Domínguez
Reparto: Marta Ribeiro y Carmen Valero
Sonido: Pilar Calvo y Claudia Domínguez
Cartel: Criss Bailón
La podréis ver en Madrid durante este mes de julio.
La Sala Mayko. Días: 4, 11, 12, 18 y 19 de julio.
Soxial Resto Bar. Días: 8, 15, 22 y 29 de julio. | 
