Hace algunas semanas, que en el congreso de Nuevo León se abrió la discusión en torno al Pin Parental, propuesta que fue rechazada por el congreso local.
En este marco, Olga Sánchez, denunció que de votarse en los estados se podría apelar esta decisión como inconstitucional al atentar contra la educación sexual. Por su parte, integrantes de la organización Familias Fuertes y Unidas de México, mencionan que no se oponen a la educación laica, sino a la “ideología de género”.
Anuncian que impulsan esta medida en cinco estados de la república: Nuevo León, Aguascalientes, Querétaro, Guanajuato y Chihuahua, a través de la cual los padres pueden decidir que contenidos sobre educación sexual pueden, o no, ver sus hijos.
Proponen el Pin Parental con el discurso de "defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes", mientras niegan los derechos sexuales y reproductivos mínimos, mientras miles de mujeres siguen muriendo por abortos clandestinos, millones viven abusos o violencia sexual desde que son menores de edad y mientras la comunidad LGBT+ es asesinada y discriminada.
¿Qué es el Pin Parental y qué consecuencias tiene?
El Pin Parental fue una iniciativa presentada en el congreso de Nuevo León por Juan Carlos Leal, Diputado por el Partido Encuentro Social. Pero esta campaña no solo es propia de México, en el Estado Español, Estados Unidos y otros países de América Latina y Europa, la derecha conservadora ha impulsado esto, junto al discurso contra la “Ideología de género”.
Esta iniciativa es con la finalidad de que los padres de familia o tutores tengan el control total sobre cómo y cuándo sus hijas e hijos pueden recibir contenidos sobre educación sexual.
Esto bajo prejuicios morales, muchas veces moldeados por creencias religiosas, en torno a temas como la orientación sexual, el aborto, el ejercicio libre de la sexualidad, entre otros. Dicen que no se oponen a la educación sexual, solo apelan a que esto sea “desde la ciencia”, pero la realidad es que quieren impedir que se pueda dar estos contenidos desde educación básica, o restringirlos únicamente a la reproducción, como lo “único” relativo a la educación sexual.
El impedir que estos temas se hablen de forma natural y desde una óptica laica e integral, puede resultar un impacto negativo en niñas, niños y adolescentes que han vivido o viven violencia sexual, o la comunidad LGBT+.
En un país como México, que ocupa el primer lugar a nivel mundial de abuso infantil, esta medida resulta en un retroceso desde la educación básica para prevenir o detectar el mismo. Esto dado que al poner tabúes y prejuicios morales a la educación sexual y no hablarlo con niñas y niños impide que estos puedan detectar los limites en las acciones que pueden hacer en torno a su cuerpo.
Por otro lado, podría traer consecuencias en el aumento de embarazos en niñas y adolescentes, debido al desconocimiento total en torno a la sexualidad y los métodos anticonceptivos. Algo que no solo es alarmante por las cifras, sino porque los embarazos a temprana edad y las complicaciones durante el mismo resultan letales, siendo esta la segunda causa de muerte más frecuente en adolescentes de 15 a 19 años.
Por otro lado, el impedir que se hable de orientación sexual o identidad de género de forma natural, profundiza el tabú hacia personas no heterosexuales, las cuales pueden padecer más gravemente el acoso escolar, simplemente por su orientación sexual.
¿Qué se oculta en el rechazo a la “ideología de género”?
La “ideología de género” es un invento del Vaticano, y retomado por diversos grupos conservadores y de derecha reaccionaria, que menciona que dentro de los salones de clase de educación básica, en los medios de comunicación y otros espacios, hay una “guerra cultural”. Bajo ese argumento, sostienen que las escuelas están cooptadas por la ideología LGBT, que pretende sexualizar a los menores. Nada más lejano a la realidad.
Lo cierto es que bajo esta excusa, lo que buscan es atacar con argumentos morales el libre desarrollo de la vida sexual, haciendo pasar a los derechos como obligaciones. Pero lo que realmente les asusta detrás de eso, es que se devele el interés que tienen los grupos de derecha y los sectores empresariales en torno a la familia.
Estos sectores se presentan como “protectores de la familia” pero, ¿por qué? En primer lugar hay que decir que estos sectores se descargan contra todo lo que “atenta contra la familia “natural” o tradicional.
El interés detrás de esto, es que la familia en el capitalismo se ha consolidado como una célula que garantiza la reproducción de la vida. Sustentada bajo el argumento del amor o el aprecio a la familia, desde ahí se garantiza la reproducción de la vida y la renovación de las fuerzas productivas, es decir de las y los trabajadores. Resulta entonces, beneficioso para el capitalismo que en el seno familiar se garantice aquello que aunque no participa de la producción de mercancías ni genera ganancias, si resulta fundamental para el funcionamiento del capitalismo.
Desde ahí, la orientación sexual, identidad de género, o el aborto, son vistos como “atentados” a los designios “naturales” en torno a la sexualidad y la familia. Incluso la propia sexualidad por placer y no en función de la procreación.
En realidad, esta ofensiva contra la “ideología de género” es una reacción ante los pocos avances que se han tenido en el terreno de los derechos sexuales y reproductivos. Porque hay que recalcar que pese a que se ha avanzado en la despatologización de la orientación sexual o las identidades trans, y en algunos países se ha avanzado en conseguir el derecho al aborto legal, miles siguen muriendo por crímenes de odio, transfeminicidios o por abortos clandestinos inseguros.
La realidad de la educación sexual en México
En los últimos años, y a la par del ataque en general a la educación básica con la reforma educativa, hay un avance contra los contenidos en torno a educación sexual. Lejos de lo que argumentan los sectores que sostienen el Pin Parental, la realidad en las escuelas, es que en el último periodo, la educación sexual se restringe a postergar el momento en el que jóvenes y adolescentes inicien su vida sexual.
Esto ha sido denunciado por maestras y maestros, como algo que impide que realmente las y los jóvenes entiendan y asimilen sus derechos sexuales y reproductivos y lo único que intentan es “impedir embarazos a temprana edad”, bajo el argumento de aumentar la edad de inicio de una vida sexual activa.
Los contenidos se restringen al estudio de los órganos sexuales, reduciéndolos a “aparatos reproductivos”, no se habla de orientación sexual, ni identidad de género, abuso sexual o violaciones, derecho al aborto.
En los casos donde se habla de enfermedades o infecciones de transmisión sexual o métodos anticonceptivos, se revisa de forma superficial y una óptica únicamente heterosexual. Y la educación sexual se reduce a la reproducción obviando los planos afectivos, sexuales, placer, o el reconocimiento del propio cuerpo.
¿Por qué una educación integral?
A la derecha antiderechos, no le queda claro que el conocimiento en torno a temas de sexualidad, no obliga no “homosexualiza”, sin embargo el tabú en estos temas si genera la discriminación a la comunidad LGBT+, embarazos a temprana edad no deseados, entre otras cosas.
Cuando las mujeres salimos a las calles a exigir el aborto legal seguro y gratuito, lo hacíamos acompañado de la demanda de una educación sexual, integral, no sexista ni heteronormada, para que precisamente pudieran prevenirse embarazos no deseados y por ende abortos clandestinos o legales. De la mano de la exigencia de métodos anticonceptivos que fueran lo más acertado para cada cuerpo, de forma gratuita.
Pero queda claro que las campañas que ha desatado la derecha, tanto para impedir el aborto legal en estados como Querétaro, San Luis Potosí y Guanajuato, o el Pin Parental, es una ofensiva contra nuestros derechos sexuales y reproductivos.
Ante la organización de la derecha, es vital que resurja el movimiento de mujeres, de forma independiente, para impedir el avance contra nuestros derechos y pelear por la ampliación de los mismos, como una medida mínima para nuestro desarrollo pleno en el terreno de la sexualidad.
Sin embargo, esta lucha no puede restringirse a la conquista de esto, pues se ha demostrado que lo que los gobiernos “dan con la izquierda”, lo quitan con la derecha en momentos de mayor crisis.
La única forma de garantizar el pleno desarrollo de niñas, niños y adolescentes, solo puede venir de la mano de la construcción de un mundo en el que nuestra vida y sexualidad no este atada a los intereses del capitalismo o de la derecha de las iglesias y otros sectores.
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