Luego de ser conocida la denuncia de una sala cuna clandestina funcionando en la comuna de Maipú, en base a una autorización irregular extendida por la empresa de alimentos Fruna que “autorizaba” su funcionamiento, diversos fueron los testimonios sobre la situación por la que pasan las y los trabajadores, no solo a raíz del contexto de pandemia, sino que habitualmente en dicha empresa.
Tras las denuncias que se volvieron virales a través de las redes sociales y los medios de comunicación, la empresa de alimentos Fruna ha estado bajo la lupa de la opinión pública y las instituciones del Estado. Eso ha permitido que varias denuncias por irregularidades sean conocidas.
Según consigna en El Desconcierto, varias han sido las denuncias de mujeres trabajadoras sobre irregularidades de la empresa respecto de sus derechos maternales, a la obligación de dejar a sus hijos e hijas en una sala cuna (clandestina) se suman “jornadas laborales sin descanso, sin colación y sin la hora de amamantamiento. Muchas deben extraerse leche escondidas en el baño y varias han sufrido mastitis”.
Las denuncias expuestas por las trabajadoras eran reiteradas, y tras el efecto mediático que ocasionó la denuncia de una sala cuna clandestina, la Dirección Regional del Trabajo Metropolitana Poniente fiscalizó la fábrica y detectó el incumplimiento de varios derechos laborales, por lo que mediante un comunicado, la DT anunció la aplicación de una multa cercana a los ocho millones de pesos (153 Unidades Tributarias Mensuales), por el incumplimiento de normas legales de protección a la maternidad para trabajadoras con hijos e hijas menores de dos años, derecho establecido en el Código del Trabajo en su artículo 203.
Tres fueron las irregularidades detectadas respecto al pago compensatorio de madres que no enviaron sus hijos e hijas a la sala cuna: “Pago a 9 trabajadoras de un bono de sala cuna inferior al arancel de los establecimientos en sus lugares de residencia (las trabajadoras recibían $80 mil mensuales, mientras que el arancel promedia los $342 mil pesos). No pago a 8 trabajadoras de bono compensatorio por su derecho a sala cuna. Descuento a 2 trabajadoras de su bono de sala cuna por el uso de días de licencia médica y permiso sin goce de remuneraciones.”
Esta sanción se suma al cierre temporal de la fábrica ubicada en Camino a Melipilla. Tal acción fue establecida por la Seremi de Salud este pasado jueves 9 de julio, donde la Seremi constató en terreno que la fábrica funciona con turnos de 300 trabajadores, sin protocolos ni elementos de higiene y de protección, es decir, por incumplimiento a las normas sanitarias definidas producto de la pandemia de covid-19.
Por un post natal de emergencia, a levantar organización en nuestros lugares de trabajo
La realidad de la fábrica de Fruna devela la necesidad de un post natal de emergencia, que dure toda la crisis sanitaria, para todas las madres trabajadoras y no solo a aquellas que les corresponde este año sino también para aquellas que finalizaban su post natal el 2020. El Estado debe asumir este cargo y las empresas tienen que garantizar el pago íntegro del postnatal y del derecho a sala cuna o cuidador.
Además, se vuelve primordial levantar autoorganización al interior de los lugares de trabajo. En un contexto en que muchos sindicatos levantan declaraciones y exigencias tibias, se vuelve vital sobrepasar estos espacios y crear comisiones de higiene y seguridad independientes de la empresa y de los sindicatos.
Ya hemos visto cómo, bajo la mirada cómplice de este tipo de sindicatos y de la central de trabajadores CUT, el gobierno no ha dejado de realizar ataques a la clase trabajadora, exponiéndola junto a sus familias y obligándola a vivir de sus ahorros y de la solidaridad que se levanta en distintos barrios y poblaciones del país.
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