De un tiempo para acá, influencers e intelectuales de la derecha política que se autonombran “libertarios” han tomado notoriedad en las redes sociales, Javier Milei, Agustín Laje o Gloria Álvarez, son algunos de los exponentes de una ideología que llega sobre todo a jóvenes de clases medias, algunos de los cuales se vuelven fervientes defensores de los grandes capitalistas, de la desigualdad social y del egoísmo individual.
¿Quiénes son los “libertarios”?
Lo primero que hay que decir es que el término “libertario” con el que se hacen llamar ahora los liberales/conservadores más radicales, pretende apropiarse del campo político de la izquierda, en particular de la corriente anarquista, la cual desde siempre se ha identificado con posiciones “comunistas libertarias” y libertarias en general. Esta acepción hace referencia a la búsqueda de una sociedad libre y sin Estado, sin clases sociales y sin propiedad privada de los medios de producción [1].
No obstante, desde la segunda mitad del siglo XX, en Estados Unidos y en otros países, pensadores del campo de la derecha política han utilizado el término para referirse, por un lado, a la defensa del capitalismo de “libre mercado”; es decir, totalmente controlado por los empresarios, sin ningún tipo de intervención o regulación por parte del Estado y, por otro, a la defensa de posiciones políticas de derecha en el ámbito cultural. A favor del individualismo y la búsqueda del interés personal por sobre el colectivo, pero también a la defensa de las visiones y los valores judeocristianos y occidentales.
En 1971, Murray Rothbard –quien había sido alumno de Ludwig von Mises y había estado en círculos de discusión con Ayn Rand– funda el Partido Libertario en Estados Unidos. Rothbard se reivindicaba como un reaccionario radical y defendía posiciones como que los niños en una sociedad “libertaria” podrían ser comprados y vendidos por sus padres o tutores. Este partido no tuvo mucha relevancia durante décadas, no obstante, tras la crisis del 2008 con una situación económica de crecimiento débil e inestable y un descontento social creciente, han tenido más notoriedad con sus ideas “radicales”. En las elecciones presidenciales del 2016, fueron la tercera fuerza en este país con 3.28 % de los votos, aunque muy lejanos de los candidatos que se disputaron la contienda.
Su alcance, más que electoral, por ahora es ideológico e intentan incidir en lo cultural. En EE. UU. son parte de lo que años previos se conoció como alt right o derecha alternativa, una ofensiva de la derecha –principalmente en redes– que empujó la campaña del racista Donald Trump. También participan en manifestaciones de la ultra derecha junto con supremacistas blancos y neonazis y, recientemente, han sido parte de las protestas contra la cuarentena (no sólo en este país) participando con armas largas y equipamiento militar de las mismas. Además, cuando inició el movimiento contra el racismo y la brutalidad policial por el asesinato de George Floyd, salieron en redes sociales con fotos, armados y preparados para defender la propiedad privada de los grandes empresarios.
Dentro del pensamiento libertario de derecha, podemos encontrar una amplia gama de pensadores, pasando por quienes se adscriben como liberales clásicos, anarcocapitalistas, minarquistas o los paleolibertarios; estos últimos muy cercanos, ideológicamente, a posiciones ultra conservadoras y fascistas.
La mayoría de ellos bien podría ser clasificada como neoliberales o neoliberales radicales (aunque es un término que odian mucho y dicen que no existe), pues reivindican los fundamentos de la teoría neoclásica de la economía, la teoría subjetiva del valor, sólo que la escuela económica austriaca le incorpora más filosofía e ideas, como terminar con el Banco Central o privatizar la policía. Los austriacos hacen énfasis en cómo la acción humana plantea al mercado como “proceso”, haciendo menos apología del equilibrio al que suponen lleva el mercado los neoclásicos tradicionales.
Si bien como vemos no son ideas nuevas, han cobrado cierta notoriedad en los últimos años. Mientras más se agudiza la crisis capitalista, más fuerza toman las posiciones más radicales (en la derecha y en la izquierda). Así, los “libertarios” intentan empujar el eje de la discusión política a la derecha; por ejemplo, acusaron a Obama de ser socialista y al neoliberal Mauricio Macri en Argentina de haber sido un gobierno de centro izquierda (así lo calificó en un debate el neofascista Nicolás Márquez, referente “libertario” en aquél país).
La cruzada contra el progreso y la justicia social
“No hay nada más injusto que la justicia social”, no se cansa de repetir Javier Milei en los múltiples programas donde lo invitan. Para esta concepción, cobrar impuestos a las empresas es un robo y un crimen de lesa humanidad el atentar contra la propiedad de los ricos. Para ellos, no debería existir la salud pública ni la educación gratuita (palabra que le molesta, especialmente, a Gloria Álvarez y siempre que puede la ataca).
No obstante, la derecha libertaria no está, únicamente, por privatizarlo todo y terminar con cualquier tipo de subsidio a las clases populares, buena parte de sus ideólogos también defiende los valores más tradicionalistas, incluso la idea de la monarquía (como Hans-Hermann Hoppe referente “libertario” que defiende el absolutismo monárquico sobre la democracia), los valores conservadores del cristianismo más retrógrado, por ello se opone al aborto y a los derechos de la comunidad LGBT, y se afrontan a la multiculturalidad; por ello, la gran mayoría son antimigrantes y se acercan a posiciones racistas. De hecho, hay algunos abiertamente racistas como Richard Spencer, presidente del Instituto de Política Nacional, un think tank de supremacistas blancos partidarios de Donald Trump. En Europa son todos antimusulmanes y están por mantener, en campos de concentración, a migrantes refugiados de las guerras y el hambre en Medio Oriente o África.
Otra característica asociada a esta posición es el llamado “hispanismo”, ideología que defiende la conquista española y las masacres perpetradas por el imperio español sobre las poblaciones indígenas de América Latina. Esta ideología reivindica la implantación a sangre y fuego de la religión católica sobre los “salvajes”, así como la expoliación y el saqueo del que han sido y son objetos los territorios que integran el subcontinente. No es de extrañarse que los “libertarios”, por tanto, estén en contra de los movimientos por los derechos indígenas y su autodeterminación.
Algunos dirán que dentro de los libertarios no todos son iguales y hay quienes son acusados por los sectores más reaccionarios de “liber progres” por apoyar el derecho al aborto, por ejemplo. Gloria Álvarez llegó a señalar a Agustín Laje y a su amigo Nicolás Márquez como “neo nazis”; sin embargo, ella misma ha dado conferencias con Javier Milei, quien es parte de la Fundación Libre cuyo presidente es, justamente, Laje.
Mises y Hayek, liberalismo, anticomunismo y fascismo
Si se trata de atacar al progresismo y a las posiciones marxistas, los “libertarios” no tienen problema en hacer frente con los fascistas. Esto tampoco es algo nuevo, veamos qué decía Ludwig von Mises sobre el fascismo de Benito Mussolini en 1927:
“Los valores liberales tradicionales, aun inconscientemente, siguen influenciando a los fascistas. […] No se puede negar que el fascismo y movimientos similares destinados al establecimiento de dictaduras están llenos de las mejores intenciones y que su intervención ha, por el momento, salvado la civilización europea. El mérito que el fascismo ha de ese modo ganado por sí mismo vivirá eternamente en la historia” (Mises, 1985, 49-51 pp.).
Al igual que la mayoría de los liberales italianos, Mises veía al fascismo como una ideología y un movimiento político capaz de frenar y aplastar la creciente organización de la clase obrera, integrada por distintas corrientes, comunistas, socialistas o anarquistas, de forma violenta; así como de proteger la propiedad privada de los grandes propietarios y los intereses de la élite italiana. Efectivamente, el fascismo atacó con métodos contrarrevolucionarios al movimiento obrero, lo cual generó un enorme odio que, luego de unos años, daría lugar al poderoso movimiento partisano (de donde se recuerda en todo el mundo la canción Bella Ciao), el cual terminó colgando a Mussolini, quien buscaba regresar a Italia la “gloria” del esclavista imperio romano.
Por su parte, otro de los referentes contemporáneos de los “libertarios”, el economista Friedrich Hayek fue, duramente, cuestionado por apoyar abiertamente a las dictaduras genocidas Latinoamericanas; en 1981, durante una entrevista a la revista chilena El Mercurio, se declaró partidario de las dictaduras militares de Rafael Videla y de Augusto Pinochet:
“Mi preferencia personal se inclina a una dictadura liberal y no a un gobierno democrático donde todo liberalismo esté ausente”.
Para Hayek, la “democracia ilimitada” era un problema, por lo que recomendaba que, donde fuera necesario hubiera dictaduras “temporales” para cuidar la propiedad privada de los ricos y el orden capitalista. Lo cual implicaba obviamente hacer uso del terrorismo de Estado, asesinar y torturar a opositores al capitalismo, quemar libros “prohibidos” y meter militares y sacerdotes a las escuelas. Algo parecido plantea el “paleolibertario” Hans-Hermann Hoppe: “La democracia no tiene nada que ver con la libertad, la democracia es solo una forma suave de socialismo”.
Ahora bien, es importante entender qué es el fascismo, para poder analizar por qué algunos de los más importantes referentes de la corriente “libertaria” llegaron a apoyar esta posición. El marxista ruso León Trotsky analizando la situación en Alemania ante el posible triunfo de Hitler y el funcionamiento del Estado fascista italiano, escribía en 1932 en el texto “¿Y ahora? Problemas vitales del proletariado alemán”:
“El fascismo no es solamente un sistema de represión, violencia y terror policiaco. El fascismo es un sistema particular de Estado basado en la extirpación de todos los elementos de la democracia proletaria en sociedad burguesa. La tarea del fascismo no es solamente destruir a la vanguardia comunista, sino también mantener a toda la clase en una situación de atomización forzada. Para esto no basta con exterminar físicamente a la capa más revolucionaria de los obreros. Hay que aplastar todas las organizaciones libres e independientes, destruir todas las bases de apoyo del proletariado y aniquilar los resultados de tres cuartos de siglo de trabajo de la socialdemocracia y los sindicatos.”
Es claro que si de contener el avance de la acción de la clase obrera y el desarrollo de una izquierda revolucionaria, los liberales más radicales ven al fascismo como un aliado natural, al final, aún las diferencias que puedan tener en el terreno ideológico (sobre todo con los “libertarios” liberales, no así con los conservadores), defienden el mismo interés de clase. Continúa Trotsky más adelante en el texto citado anteriormente:
El régimen fascista ve llegar su turno porque los medios "normales", militares y policiales de la dictadura burguesa, con su cobertura parlamentaria, no son suficientes para mantener a la sociedad capitalista en equilibrio. La burguesía exige del fascismo un trabajo completo: puesto que ha aceptado los métodos de la guerra civil, quiere lograr la calma para varios años. La victoria del fascismo conduce a que el capital financiero coja directamente en sus tenazas de acero todos los órganos e instrumentos de dominación, de dirección y de educación [...] La fascistización del Estado implica, antes que nada y sobre cualquier otra cosa, el aplastamiento de las organizaciones obreras: hay que reducir al proletariado a un estado de apatía completa y crear una red de instituciones que penetren profundamente en las masas, para obstaculizar toda cristalización independiente del proletariado.
Como vemos, el fascismo es un régimen que para muchos liberales puede ser un “mal necesario” si de combatir el marxismo se trata, por ello es que muchas veces tienen puntos de contacto la ultra derecha “libertaria”, el nacionalismo y el fascismo (en su versión clásica que tiene raíces históricas en Estados imperialistas o en el caso de las dictaduras militares genocidas en Latinoamerica, auspiciadas por Estados Unidos).
Además, las posiciones entre “libertarios” y fascistas convergen en otros aspectos ideológicos, veamos dos fundamentales. Por un lado, está la defensa de la desigualdad, Milei por ejemplo (con su estilo payasesco) grita defendiendo la desigualdad en sus conferencias: “los socialistas quieren igualar a los desiguales”, en este aspecto se diferencian radicalmente de los liberales franceses que protagonizaron la Revolución Francesa derrocando a los reyes y a la aristocracia con el lema “libertad, igualdad y fraternidad”, ideas que después retomaría en su expresión más radical el marxismo. Por eso pueden estar de acuerdo en terminar con la democracia “liberal” si es necesario con tal luchar contra la igualdad.
Por otro lado, algo en lo también convergen estas posiciones de derecha, es en la defensa de la élite y de los sectores privilegiados de la población: blancos, hombres, heterosexuales y capitalistas. Los “libertarios” no quieren ser tachados de racistas y disfrazan su machismo, por eso intentan siempre que pueden poner como ejemplos algunos negros “triunfadores en el capitalismo”, además buscan apoyarse en el hecho de que hay mujeres “libertarias” que se posicionan contra los “progres”, sin que esto impida que estás defiendan igual o más fervientemente el patriarcado. Ejemplos de esto son la colombiana “libertaria” conservadora Vanesa Vallejo, una ultra cristiana que no se cansa de atacar a la izquierda y al feminismo, o la brasileña defensora de Jair Bolsonaro, Sara Winter. Así, aunque intentan presentarse como “modernos” y alejados del fascismo más clásico, no dejan de atacar a los pueblos indígenas que se movilizan, las protestas de los afroamericanos que luchan por sus derechos, los movimientos de mujeres que luchan contra el feminicidio o por el derecho al aborto, los movimientos de la comunidad LGBT+ y las luchas obreras y populares en general. Muchas veces llaman abiertamente a que se reprima o se prohíban estas luchas.
Por otro lado, esta ideología “libertaria” no se cansa de promover los comentarios y opiniones “políticamente incorrectas”, señalando que los “progres” mantienen una dictadura moral que no les permite expresar abiertamente sus ideas racistas, machistas o xenófobas. Por ello defienden a Trump y a Bolsonaro como los paladines de la libertad. Jordan Peterson, psicólogo canadiense, es uno de los referentes en cuanto a la lucha por poder hablar “libremente”, que, si bien no se asume libertario, es retomado por esta corriente. Otro referente de estas posiciones es el británico Milo Yiannopoulos, seguidor de Trump y jefe de la redacción del medio ultraderechista Breitbart News, famoso por su frase: “el feminismo es el cáncer”. Un influencer más con esta línea es Ben Shapiro, otro ícono de la derecha estadounidense. Los “libertarios” hacen memes y artículos donde ridiculizan la lucha feminista, saludan la homofobia (lo más radicales como Márquez defienden que este término no existe al tiempo que se posicionan contra el matrimonio homosexual), se ríen de la discriminación racial y son defensores de los métodos de la dictadura de Pinochet o de Francisco Franco, el aliado de Hitler.
Fundación Libre, los thinks thanks de la ultra derecha y la batalla cultural
Si bien hay distintas páginas, canales de youtube e influencers que retoman los videos de los “libertarios”, existen fundaciones o centros de pensamiento ultra derechista de donde surgen. Sus videos (muchos de ellos con cientos de miles de reproducciones) crean comunidades de fanáticos defensores del capitalismo y enemigos de todo lo que sea crítico de la concentración de la riqueza en pocas manos y de las grandes empresas. Son sectores que rechazan todo tipo de solidaridad y la búsqueda del bien común anteponiendo el interés individual.
“Fundación Libre”, con poco más de 100 mil suscriptores en youtube, es quizá el centro de pensamiento que más esparce la ideología “libertaria”, su presidente, como mencionamos es Agustín Laje, en internet se puede encontrar información sobre quién es este personaje, según distintas páginas Laje habría sido formado en la Universidad Nacional del Pentágono en Estados Unidos, en el área de “Estudios para el hemisferio occidental”. Nicolás Márquez, Javier Milei y Daniel Dann (comunicólogo famoso por “burlarse” al aire de la izquierda) son, junto a Laje, sus principales referentes.
Nicolás Márquez, ha señalado que entre sus amigos hay liberales lo acusan de fascista, de él se pueden encontrar videos donde pone como fondo el himno fascista/franquista “de cara al sol”. Este personaje se ha especializado en la defensa de los militares genocidas que hicieron un golpe de Estado en 1976 en Argentina. Siempre que puede reivindica la dictadura cívico militar, la cual por cierto tuvo a un liberal, José Alfredo Martínez de Hoz, en el ministerio de economía su gestión se centró en atacar todo tipo de derechos laborales, estatizó la deuda privada de las empresas para convertirla en deuda pública y desapareció y torturó a más de 30 mil luchadores sociales, activistas estudiantiles, intelectuales, artistas y líderes sindicales.
El más famoso de estos “intelectuales orgánicos de la burguesía” como los llamaría Antonio Gramsci, es Javier Milei, economista famoso por descalificar a todo aquél que osa contradecirlo y por gritar y enojarse haciendo show en programas televisivos. Es un ícono de los “libertarios” latinoamericanos que creen que sus “argumentos” son irrefutables pues en los videos que suben a internet las páginas que lo respaldan los títulos de los videos son “Milei destroza zurdo”, “Milei aplasta feminista”, entre otros. Algunos reaccionarios como Manuel Adorni o la defensora de los militares genocidas Victoria Villarruel han dado conferencias con él.
Hace algunas semanas el hashtag #MileiPresidente alcanzó cierta repercusión siendo que fue retwitteado por la derecha no solo argentina sino en otros países de Latinoamérica. Milei tiene videos donde habla de cómo “los zurdos tienen el pene más pequeño” y, según él por ello son resentidos, es además amigo de políticos ultra conservadores como Alfredo Olmedo, quien en su momento se presentó como el Bolsonaro argentino.
Otros think thanks “libertarios” son el Panama Post donde escribe Vanesa Vallejo, “Fundación para el progreso”, que impulsa Axel Kaiser, el Instituto Cato en Estados Unidos donde imparte clases José Piñera, hermano del presidente derechista Sebastián Piñera (instituto financiado por corporaciones como la tabacalera Philip Morris y la petrolera ExxonMobil), así como otros centros de cristianos capitalistas radicales como el Instituto Acton y el Instituto Juan de Mariana, del que su personaje más famoso es el economista cristiano Jesús Huerta de Soto famoso por hacer afirmaciones como que “Dios es libertario”.
Los videos de los “libertarios” han logrado alcance en youtube y otras redes, a partir de una estrategia de confrontación y troleo, así fue como operó la “alt-right” en la campaña electoral de Trump en su momento. Laje tiene videos donde llama a sus seguidores a “trolear” a la izquierda y dar una batalla cultural permanente en las redes sociales para ganar a más adeptos a su causa.
¿Cuáles son los ejes del discurso “libertario”?
Si el pensamiento “libertario” ha ganado espacio tiene que ver con que se presentan como disruptivos y como una ideología que “resiste” la política del establishment. Hay que recordar que Trump ganó las elecciones en 2016 presentándose como alguien por fuera de la casta política tradicional. De esta forma los “libertarios” se presentan como “opositores al sistema”, pues ellos buscan un “capitalismo puro y duro” en palabras de Gloria Álvarez.
Uno de sus principales ejes de discurso es contra el gasto público, saben utilizar el hecho de que el Estado capitalista está lleno de políticos corruptos para atacar a la casta política tradicional a la que responsabilizan de las desgracias que vive la sociedad. Así, señalan que hay que acabar con el Estado y dejar el libre funcionamiento del mercado, discurso típicamente neoliberal. Quizá la diferencia principal con la derecha tradicional, es que plantean ofensivamente que hay que terminar por ejemplo con la salud o la educación públicas, privatizar el agua y todos los recursos naturales y terminar con todos los derechos sociales. Esto lo plantean jugando con un discurso donde “los políticos” son el enemigo de la sociedad y el que haya, por ejemplo, educación pública es un instrumento de “los políticos” para adoctrinar a la población, por ello habría que privatizar el conjunto de la educación. No está demás decir que esto significaría que solamente quien tenga recursos puedan estudiar o pagarse un tratamiento médico, los pobres se verían en fuertes dificultades y la población sin educación gratuita sería mucho más ignorante y manipulable por la élite gobernante. Si a esto le agregamos el hecho de que son partidarios de medidas represivas para contener el descontento y la protesta social (saben que las medidas que proponen no pueden aplicarse sin represión abierta), podemos encontrar otro empalme entre el pensamiento fascista y el pensamiento “libertario”.
Claramente dejan de lado y no hacen énfasis en la relación entre los políticos tradicionales y la clase empresarial, así como la manera en la que el Estado en el capitalismo defiende el interés de los grandes propietarios.
Otro de los ejes de su discurso se centra en atacar el movimiento feminista y lo que ellos llaman la “ideología de género”. Son una de las expresiones de la reacción al movimiento de mujeres que recorre distintos países a escala internacional, plantean que no existe el patriarcado y que el movimiento feminista sería resultado de una conspiración mundial impulsada por millonarios como George Soros. Por su parte, Laje y Márquez en su libro El libro negro de la nueva izquierda llegan al absurdo de señalar que dado que la clase obrera en el mundo ahora ya vive bien (sic), la izquierda ha buscado otros sujetos en el feminismo radical y la diversidad sexual. Aunque para afirmar esta idea citan a intelectuales importantes como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, la realidad es que por un lado mienten de forma descarada al afirmar que la clase obrera en el mundo ya no tendría reivindicaciones económicas por las cuales luchar y por otro omiten decir que la izquierda siempre ha estado asociada a la lucha por una sociedad sin opresión de ningún tipo, y es la derecha (por ejemplo, el fascismo), quien defiende el patriarcado y sus distintas manifestaciones. Los “libertarios” buscan descalificar los legítimos reclamos de las mujeres y la masividad de las marchas feministas con imágenes y frases aisladas de feministas radicales, buscando dar la impresión por ejemplo de que determinadas pintas o acciones serían suficientes para desacreditar todo el movimiento. Demás está decir que son “pro vida”, amigos de las iglesias (que muchas veces los invitan a dar conferencias en distintos países) y que señalan que el mejor método anticonceptivo sería la abstinencia, posiciones medievales a todas luces.
Los “libertarios” una posición política que hay que combatir
Agustín Laje tiene videos donde habla de Antonio Gramsci, Michael Foucault y de la Escuela de Frankfurt; Axel Kaiser puede citar la Ideología alemana de Marx y contraponerla con la lectura de Mises o de otros filósofos de la derecha. Estamos hablando de cuadros de la burguesía, formados y preparados para atacar a la izquierda en sus distintas manifestaciones. Lo peor que puede hacer la izquierda ante estos personajes es subestimarlos o hacer como que no existen.
En un mundo signado por una profunda crisis económica y social, se generan las condiciones objetivas para que emerjan las posiciones más radicales, en distintos países se viven momentos políticos de fuerte polarización donde millones de jóvenes y trabajadores se abren a escuchar y a apoyar nuevas ideas, esto es parte de un fenómeno que el marxista italiano Antonio Gramsci caracterizó como “crisis orgánica”. En este contexto, es claro que el avance de la ultraderecha tiene una base intelectual que permea a sectores importantes de la sociedad.
En la actualidad no solamente tenemos al racista Trump en Estados Unidos y al defensor de la dictadura militar Bolsonaro en Brasil, en Uruguay gobierna el derechista Lacalle Pou, en Bolivia Jeanine Áñez fue puesta y es sostenida por militares y por la iglesia, el pinochetista José Antonio Kast (hijo de Michael Kast Schindele, general alemán nazi) consolida su partido en Chile “Acción Republicana”, mientras el partido franquista VOX en el Estado español es la tercera fuerza nacional. Podríamos citar otros ejemplos del avance de la reacción, pero lo que es importante entender es que, sin intelectuales, ideólogos, think tanks y referentes defensores de la ultra derecha, esta no podría avanzar.
Si de ultra derecha contemporánea y referentes “libertarios” hablamos, hay que mencionar a Stephen Kevin "Steve" Bannon, quien es un ejecutivo de medios estadounidense, estratega político, ex banquero de inversiones en la compañía Goldman Sachs y ex presidente ejecutivo del portal Breitbart News (que ahora dirige Yiannopoulos). Este estratega de la extrema derecha, fue nada menos que el jefe de campaña de Trump. Bannon ha hecho campaña y ayudado a varios movimientos políticos europeos de extrema derecha como el Frente Nacional de Francia, la Fidesz de Hungría, la Liga del Norte de Italia y VOX del Estado español. Además, en Brasil participó como estratega de la campaña electoral de Bolsonaro. En 2018, fundó en Bruselas la organización The Movement una “internacional” de extrema derecha con Trump, Bolsonaro, Salvini y Orbán de referentes.
Los “libertarios” son una plaga que hay que combatir en todos los terrenos, en América Latina luego de la crisis de los gobiernos “posneoliberales” o “populistas”, se mantienen a la ofensiva buscando radicalizar a la clase media, para que odie a los sectores de la población que tienen que recurrir a un plan o una ayuda social del Estado dado el desempleo y la miseria que se vive, para que odien a las mujeres que alzan la voz por sus derechos y a los trabajadores que se organizan para exigir salario o mejores condiciones de trabajo.
Mientras intentan presentarse como “defensores de la libertad”, apelan a construir una sociedad mucho más desigual, ridiculizan la lucha por el medio ambiente y defienden el poder de la banca y del capital financiero. Estos personajes, son la puerta de entrada al fascismo en el siglo XXI. Intentan descalificar a la izquierda igualando el estalinismo con el comunismo y agitando que las ideas marxistas solo llevan a la pobreza, cuando es el capitalismo el que, en el propio Estados Unidos, el principal país imperialista, lleva actualmente a que existan 40 millones de pobres, muchos de los cuales ni siquiera tienen una casa donde vivir. Ponen como ejemplo de “paraíso de libertad” a lugares como Hong Kong donde hay cientos de miles de personas que viven en jaulas.
Los socialistas buscamos construir -a partir de la acción y la movilización revolucionaria de la clase obrera y el resto de los oprimidos- una sociedad sin explotadores ni explotados, basada en organismos de autodeterminación democrática de las masas, donde se planifiquen todos los órdenes de la economía y la sociedad. Esto, en el camino de alcanzar, a escala internacional, una sociedad comunista, donde cada quien trabaje de acuerdo a sus posibilidades y reciba de acuerdo a sus necesidades. Es una posición que se ubica en las antípodas del pensamiento “libertario” que defiende a los ricos, que busca “limitar la democracia” (algunos quieren volver directamente a la monarquía) y que se asocia con el fascismo para enfrentar la lucha por derechos democráticos elementales como el derecho al aborto. Hay que conocer, leer y estudiar a los ideólogos de la extrema derecha “libertaria”, para denunciar que es lo que en realidad defienden y los intereses que representan, la batalla apenas comienza.
Referencias:
Hayek, Friedrich, “Leader and Master of Liberoalism”. Entrevista realizada por Renée Sallas, Diario El Mercurio (p. D8-D9), Santiago de Chile, 12 de abril de 1981.
Mises, Ludwig. (1985). “Liberalism: In the Classical Tradition”. Irvington-on-Hudson, Nueva York: The Foundation for Economic Education/San Francisco, California: Cobden Press.
Trotsky, León. (1932). ¿Y ahora? Problemas vitales del proletariado alemán, disponible en https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/enero/25.htm |